Un premio es un honor que generalmente recibimos con sorpresa los que estamos más dados a defender ideas que a recibir elogios. Personalmente me siento más segura en la confrontación dialéctica, donde defiendo mis ideas con fuerza, que en los momentos de cariño público, cuando no sé muy bien qué decir. ¡Qué animales extraños somos los seres humanos, más preparados para el dolor que para la felicidad! Sin embargo, es evidente que el premio que me ha otorgado UN Watch en Ginebra por mi combate a favor de los derechos humanos, y especialmente los derechos de las mujeres en el islam, me responsabiliza tanto como me enorgullece, no en vano da fuerza a las ideas en las que creo.
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