Que haya quienes se atreven sin pudor a negar el irreversible hecho histórico del Holocausto del pueblo judío, es una de las tantas aberraciones de los tiempos que estamos viviendo. Se trata de verdades que el tiempo jamás podrá borrar ni atenuar. Ya esta actitud es condenable por sí misma. Negar la historia equivale a tener una falta de conciencia moral, que ofende la memoria de las víctimas injustamente masacradas y humilladas, premia a los asesinos que perpetraron tanto horror, y es una advertencia ante los peligros que corremos en el presente, judíos y no judíos. Nos quieren cambiar la historia y que la olvidemos. La amnesia histórica no borra el pecado.
Ver nota completa