La inmediata condena de los países latinoamericanos al reciente ataque israelí contra una flotilla
pro-palestina es comprensible, pero el voto de la región a favor de que el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas realice una investigación de los hechos es vergonzoso: el Consejo está controlado por las dictaduras más sanguinarias y los regímenes más visceralmente anti-israelíes del mundo.
