Entre los espías estadounidenses hay algo más de nostalgia por los tiempos anteriores a que los dictadores comenzaran a ser derrocados en Medio Oriente, cuando a los sospechosos de ser malos tipos se les agarraba en las calles y entregaba para que quedaran a la merced, por cierto poco suave, de los interrogadores en sus países de origen y cuando los rufianescos tiranos, por terribles que fueran, al menos resultaban predecibles.
Hoy en Ginebra, Uruguay asume la presidencia del Consejo de Derechos Humanos, organismo de la ONU que trata las principales denuncias de esa materia en todo el mundo. El cargo dará al país “una extraordinaria visibilidad internacional”. Buena parte de los conflictos que se han venido generando en los países del Medio Oriente y el norte de África, como Libia, Siria y Yemen -y en los que se denunciaron graves violaciones a los derechos humanos- son examinados por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Pero además de los casos puntuales que surgen, este organismo somete a cada país a una “revisión periódica universal”, en la que deben dar cuenta del grado de cumplimiento de sus compromisos con los tratados internacionales sobre derechos humanos.
El presidente sirio, Bachar al Asad, dirigirá hoy un discurso a la nación sobre la situación actual del país, mientras varios grupos opositores denunciaban ayer la continuación de las campañas de detenciones de decenas de ciudadanos en distintos puntos del país y en los campamentos de refugiados en Turquía superaban los 10 mil sirios que huyeron de su país por la represión del régimen de Al Asad.
Los soldados sirios reforzaron su cerco sobre un área conflictiva cerca de la frontera con Turquía, prendiendo fuego a casas y una panadería que abastecía de alimento a los desplazados, dijeron activistas el domingo. El gobierno turco, por su parte, comenzó a proveer por primera vez alimentos a desplazados atascados en el lado sirio de la frontera tras huir de la ofensiva militar.
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