El Estado de Israel es un milagro. Ningún otro pueblo ha logrado la reconstrucción de un hogar nacional después de 2.000 años. Ninguna otra democracia ha tenido éxito en florecer debajo de un volcán. A pesar de innumerables obstáculos y dificultades, vulnerabilidades y deficiencias, el sueño sionista ha sido alcanzado. El pueblo de Israel vive, y el Estado de Israel prospera. El Estado de Israel es un milagro. Ningún otro pueblo ha logrado lo que nosotros: la reconstrucción de un hogar nacional después de 2.000 años. Ninguna otra democracia ha tenido éxito en florecer como lo hemos hecho nosotros: debajo de un volcán. A pesar de innumerables obstáculos y dificultades, vulnerabilidades y deficiencias, el sueño sionista ha sido alcanzado. El pueblo de Israel vive, y el Estado de Israel prospera. Nuestros hijos e hijas tienen lo que nuestros bisabuelos solamente podían anhelar: soberanía, libertad y progreso. Como potencia económica, tecnológica y militar, el Israel del siglo XXI es una nación con resiliencia y energía que puede elegir su propio camino y seguirlo, hacia adelante.
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