La inmediata condena de los países latinoamericanos al reciente ataque israelí contra una flotilla
pro-palestina es comprensible, pero el voto de la región a favor de que el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas realice una investigación de los hechos es vergonzoso: el Consejo está controlado por las dictaduras más sanguinarias y los regímenes más visceralmente anti-israelíes del mundo.
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El devenir mesiánico en el judaísmo
A propósito de Hermann Cohen y Jacob Taubes.
I. La idea mesiánica en el judaísmo es tan presente como la tradición misma: porque hace del pueblo una posibilidad de futuro y de la historia el lugar de la esperanza. La idea mesiánica se ha ido transformando, aunque sin destruir los atributos políticos y nacionales, y se ha convertido poco a poco en una idea más espiritual y universal. La esperanza redentora del pueblo judío como nación consagrada a la ley divina desde los textos bíblicos ha sido universalizada en la palabra de los profetas así como en las mentes más brillantes de la historia judía. Es así como los sueños del pueblo se transformaron con los profetas en los sueños de la humanidad y la redención ya no sólo fue parte del pueblo de Israel y de su tierra, sino de todos los pueblos.
Matrimonio Igualitario
En el debate que se produjo en Argentina sobre la ley de matrimonio igualitario que finalmente se promulgó, los medios de comunicación así como la institucionalidad política, le dieron un lugar preponderante a los credos como voces autorizadas y representativas de la sociedad civil. Creo que nunca se terminó de dejar en claro que no se estaba debatiendo la intromisión del Estado en las prácticas religiosas particulares. Nunca terminó de quedar claro porque no se quería dejar en claro que de lo que se trataba era justamente de lo contrario: la intromisión de las prácticas religiosas en la esfera pública.
Los Tres Pilares que sostienen al mundo
“Al sheloshá devarím ha-olam omed: al ha-Torá, ve-al ha-Avodá, ve-al Guemilut Jasadím..”. Afirmaba Shimón el Justo, uno de los últimos sabios de la Gran Asamblea, que ‘El mundo se sostiene sobre tres pilares: La Torá y su estudio; el Culto a D’s y las Obras de Bien’.