Los Tres Pilares que sostienen al mundo

11/Ago/2010

La Torá y su estudio; el culto a D´s y las obras de bien.

Los Tres Pilares que sostienen al mundo

Por el rabino Dr. Mordejai Maarabi (*)

“Al sheloshá devarím ha-olam omed: al ha-Torá, ve-al ha-Avodá, ve-al Guemilut Jasadím..”. Afirmaba Shimón el Justo 1 , uno de los últimos sabios de la Gran Asamblea, que ‘El mundo se sostiene sobre tres pilares: La Torá y su estudio; el Culto a D’s y las Obras de Bien’.

El Valor del Estudio, del Servir al Todopoderoso y de Brindarme a mis semejantes, es nuestra segunda estación en nuestro recorrido de Valores. “Ve-Talmud Torá, kenegued col hamitzvot hú”. El estudio de la Torá se equipara con el cumplimiento de los 613 Preceptos activos a ser observados en la vida judaica. El pueblo judío ha sido encomendado a estudiar para alcanzar plenamente la dimensión de la acción. Ya que ‘el estudio es preferible, porque conduce a la acción’.

Cada padre tiene una misión sagrada a lo largo de su vida: enseñar a sus hijos. “Ve-shinantám lebaneja, ve-dibartá bam…”- ‘y le transmitirás a tus hijos, hablando de ellas…’ (las palabras de la Torá). Padre y maestro conjugan la misma raíz en el idioma hebreo. Instalar la conciencia del amor por el estudio e instilar la constancia del aprendizaje en nuestros hijos, es la tarea.

El amor por el estudio ha sido el desafío de cada generación en el seno del pueblo de Israel. Si consideramos por ejemplo, el sentido del nombre de las principales Fuentes del Judaísmo, lo podremos percibir: La ley escrita se denomina ‘Torá’ que deriva de la palabra hebrea ‘Horaá’, enseñanza, educación. Ella abarca el Pentateuco o Los Cinco Libros de Moshé, esencia del judaísmo y guía para su vida en todos los tiempos.

La ley oral o ‘Torá she-be-al Pé’ es denominada ‘Mishná’, expresión que proviene del verbo ‘Shanó’ y también ‘Leshanén’, que descubren el arte de la transmisión, la enseñanza por reiteración hasta que la misma ancle en el corazón del aprendiz.

El ‘Talmud’ – la mayor codificación de la ley oral- en sus dos vertientes, Babilónica y Jerosolimitana- recibe su nombre del verbo ‘Lamod’, la excelencia del estudio elevada a la discusión edificante y a la confrontación de ideas para enriquecer la perspectiva y el resultado del aprendizaje.

Así entonces podemos notar que el valor del estudio se relaciona íntimamente con el texto a estudiar, y por sobre todo, con el contexto donde dicho estudio habrá de ejercer su más notoria influencia: el hogar, los vínculos y la prolongación del amor responsable entre padres e hijos.

La “Avodá” o Culto como traducimos escuetamente, representa el abanico de posibilidades para comunicarnos con el Creador en nuestro diario vivir. ‘Avodá’ proviene de la idea de laborar, servir, trabajar, y parecería significar a  priori un esfuerzo físico nada más.En los tiempos primeros de la humanidad, ese vínculo con el Creador se manifestó como “Korbán” –que traduciremos como sacrificio aunque diste mucho de nuestra intención-, a través del cual, el hombre se permitía comunicarse con su Creador. Asimismo, la plegaria espontánea ante sucesos inesperados, llevó al ser humano a trascender su frontera física para alcanzar los más altos niveles espirituales.

Los patriarcas2 del pueblo judío, fueron los diseñadores de un Culto ético, es decir, una suerte de “Avodá” que, dirigida hacia D’s, pueda retornar hacia el hombre mismo, mejorando su actitud, puliendo sus motivaciones y tornándolo más responsable por su hacer, para consigo, con los suyos y con su prójimo.

Así también, la tradición rabínica atribuye a Abraham, el haber establecido la Plegaria Matutina –“Tefilat Shajarit”- en su búsqueda de D’s y en la espera cierta de respuestas a su vida. Itzjak, su hijo, su continuador, es quien inicia la tradición de la Plegaria Vespertina –antes del ocaso solar, llamada “Tefilat Minjá”-; mientras que Iaacov, el tercero de los patriarcas, será quien establezca la Plegaria Nocturna o “Tefilat Arvit”.

Además de los sacrificios cárneos o vegetales que supieron elevar como medida de agradecimiento hacia D’s, nuestros patriarcas hicieron de la “Avodá” o Culto, el punto de elevación interior del ser humano en su búsqueda de y en la necesidad de sentirse contenidos por D’s, de modo que su accionar silencioso pero seguro y honesto en sus plegarias, se denominó: “Avodá she-ba-Lev…” –o sea, el ‘Culto del Corazón’-.

Así el pueblo de Israel ha asomado a la historia de la civilización conectándose con Su esencia Celestial y haciendo del Culto, una manifestación viva y de intensa búsqueda por establecer una comunicación verdadera y continua con Su Creador.En tiempos del Santuario de Jerusalém, el Culto de los “Korbanot” –sacrificios ígneos, cárneos o vegetales- ocupaba el escenario central de la “Avodá”, mientras que la Plegaria –la “Tefilá”- poseía un espacio menor en la vivencia cotidiana.

A partir de la destrucción del Templo de Jerusalém3, la Plegaria ha ocupado la centralidad del Culto a D’s, siendo rezada en tres ocasiones diarias, al amanecer, al atardecer y al anochecer.

“Olám Jesed ibané” afirma el rey David. El mundo debe reconstruirse a partir de la Bondad irrestricta. El concepto de “Guemilut Jasadím” tan caro para el pueblo judío, ha sido el calificativo de su vivir y su sobrevivir a lo largo de todas las épocas. Vestir al desnudo, dar de comer al hambiento, asistir a la viuda y sostener al huérfano, son los pasos iniciales que demarcan el camino de la vida individual y comunitaria.

El profeta Isaías 4 lo expone de forma maravillosa y contundente entre sus reclamos y su llanto entre sus oyentes de Jerusalém. De allí en más, el obrar con ‘Jesed’, se torna sabiduría. Saber dar es un verdadero arte según lo entienden nuestros maestros. Así entonces “guemilut jasadím” desplegará sus alas para abrazar a tanto y cuanto necesitado se presente ante mí.El aliento con la palabra más que la ayuda material a veces, resuelve un intrincado sentimiento de minusvalía entre quienes necesitan del otro, de los otros 5.El vestir a la novia se torna bondad. El proveer el ajuar para la joven pareja, una mitzvá. Visitar a los enfermos, es poder “quitarles una sesenta ava parte de su enfermedad” y transmitirles esperanzas. Consolar a los dolientes, un corazón que se quiebra con el dolor ajeno. Acompañar al difunto hasta su entierro, es cerrar y volver a abrir los círculos vitales de cada existencia y existencia.¿Qué es entonces ‘Guemilut Jasadím’? Es, ante todo, hacer bueno a nuestro corazón. Es dejar a nuestros ojos ver el bien y sólo lo bueno. Es mejorar la condición del hombre, tornar noble sus impulsos, educar su voluntad en el camino de la elevación hacia los propósitos de la Creación misma.

Nuestra Torá nos alienta a mejorar siempre. Intentar doblegar lo negativo y potenciar lo positivo. El hombre –cada uno de nosotros-, “debe verse a sí mismo una mitad culpable y otra mitad inocente”…Tan sólo una acción en cualquier dirección nos hará totalmente culpables o totalmente inocentes…¡Una sola acción sentida y con sentido puede transformar todo nuestro mundo!“Ve-ahavtá le-reajá camoja” nos pide nuestra Torá. ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’…El amor al otro, a mi próximo decía Rabí Akiva, ‘es la regla más importante de toda nuestra Torá’.

A través de “Guemilut Jasadím” conocemos el camino del amor. Tal vez por ello, la expresión de la Bondad se pronuncia sólo en plural…Porque para que ello sea posible, necesito indefectiblemente del otro. Y porque multiplica. Porque la condición de la bondad no sólo me hace bueno a mí. Nos torna mejores a todos. Todos los que creados a “Imagen y Semejanza de D’s” fuimos llamados a ser hombres…

1 Masejet Avot, Cap.I, Mishná 2. Shimón, Sumo Sacerdote del pueblo judío, vive los tiempos del arribo de Alejandro Magno a Judea, en el año 333 a.e.c., recibiéndolo en las puertas de Jerusalém, con Pan y Vino.

2 Ellos son los protagonistas primeros de la gestación del Pueblo Judío: Abraham y su esposa Sará; Itzjak –su hijo- y su esposa Rivká, quienes dieron a luz a mellizos: Esav e Iaacov; Iaacov quien es el formador de las Doce Tribus, a partir de su casamiento con Leah y Rajel, y también la dar a luz a cuatros hijos de sus dos concubinas: Bilhá y Zilpá.

3 Hecho ocurrido desgraciadamente dos veces en la historia del Pueblo de Israel. El Primer Santuario –‘Bait Rishón’- construido por el rey Salomón, fue destruido a manos del Imperio Babilónico en el año 586 a.e.c. El Segundo Templo –‘Bait Shení’-, reconstruido por Ezrá y Nejemiá y vuelto a embellecer en tiempos del rey Herodes, fue destruido por el Imperio Romano –Tito- en el año 68 de nuestra era. En ambas ocasiones, el día de la destrucción fue el nefasto 9 de Av, ‘Tishá beAv’ como se lo conoce en el calendario anual, tiempo de ayuno y dolor.

4 Profeta de Israel, que vivió el prólogo de la destrucción de Jerusalém y el Primer Templo, hacia el siglo VI a.e.c. En su Capítulo 58 hace una viva defensa acerca del ‘Ayuno elegido por D’s’ –lectura para la mañana del Día del Perdón en las Sinagogas-, y menciona estas cuatro categorías de sensibilización humanas a fin de acudir a D’s en busca del Perdón deseado.

5 “El que da una moneda a un pobre, recibe a cambio seis bendiciones; el que le brinda una palabra de aliento, recibe a cambio, once bendiciones”. (Talmud Bablí, Tratado de Baba Batrá 9 B)

(*) Mordejai Maarabi es médico y docente. Fue gran rabino de la Comunidad Israelita del Uruguay. Publicó tres libros, artículos y escritos. En 1994 fundó Maor, Retorno a la Vida, primer programa comunitario de asistencia y prevención de las adicciones.