Judíos de Marruecos en la Provincia de Santa Fé

31/May/2016

Milim Cultural Nº 233, Extraído y condensado del trabajo de investigación realizado por la Lic. Diana Epstein ”Aspectos Generales de la inmigración judeo-marroquí a la Argentina, 1875- 1930”

Judíos de Marruecos en la Provincia de Santa Fé

Los marroquíes de origen judío que llegaron a la Argentina.
Procedían del norte de Marruecos, es decir de la región española, básicamente de Tetuán y Tánger y en menor medida de Fez, Larache, Alcazar. En realidad, la inmigración marroquí que llegó al país hablaba históricamente jaquetía, una modalidad particular del judeo español; en África del Norte, se desarrolló una modalidad particular del judeo español llamada Jaquetía. Al llegar a la Argentina los judeo marroquíes seguían utilizando la jaquetía como una forma privada de comunicarse.
En realidad, no obstante que el castellano era le lengua dominante, poseían también nociones del árabe, aunque en general tenían un conocimiento muy superficial de este idioma, porque a pesar de ser el usual en la calles de Marruecos, esta comunidad se exhibía raramente por fuera de la judería (mellah) y vivía dentro de sí misma. Tenían conocimiento del francés, porque muchos de aquellos que llegaron a partir de 1880 se habían formado en las escuelas de la Alliance.
Una vez llegados al país, muchos se asentaron en zona sur de la Ciudad de Buenos Aires, en los barrios de San Telmo, Monserrat, Concepción y Constitución, pero un grupo considerable optó por distribuirse a lo largo del territorio nacional, donde aún residen gran parte de sus descendientes argentinos.
No obstante la dispersión geográfica, hay que destacar la importancia de los vínculos solidarios que mantuvieron los marroquíes instalados en la ciudad de Buenos Aires con aquellos que se asentaron en las provincias del resto del país y también con los lazos que compartieron las organizaciones de las distintas poblaciones del interior entre sí.
En una Encuesta efectuada por M. Halphon y Mr. Sabah recogieron datos de la población judía diseminada por todo el país, en ella, se deduce que hacia fines del Siglo XIX, sólo habían arribado judíos rusos – la mayoría para poblar las colonias del Barón de Hirsh- y judíos marroquíes, quienes ya se habían instalado en el interior en 1890. De hecho, en muchas regiones fueron los primeros judíos que se asentaron. Este estudio, dará prioridad a la información obtenida sobre los integrantes de la comunidad marroquí judía.
A medida que iban llegando al país, los integrantes de este grupo mantuvieron contacto con sus familiares y amigos que habían quedado en Marruecos a través de cartas o viajes para ver a sus familiares. Así crearon con ellos sólidas relaciones sociales primarias. Estas redes de parentesco que sostuvieron con sus familiares y amigos en Marruecos, se prolongaron a través del tiempo. De este modo les informaban sobre la situación socio-económica que vivían en Argentina y los estimulaban a venir. Aquellos que iban llegando atraídos por este llamado, fueron enviados por sus familiares a otras regiones para abrir sucursales de sus prósperos comercios en los centros urbanos más importantes. En este caso se vislumbra nuevamente el vínculo integrador entre la ciudad de Buenos Aires y otras ciudades populosas del interior, con la instalación de los nuevos correligionarios en zonas más deshabitadas.
El grupo se instaló en las provincias más populosas del país, algunos en centros urbanos y otros en zonas agrestes. Así se destacan Santa Fe (Ciudad de Santa Fe, Rosario, Vera, Calchaquí), Entre Ríos (Paraná, Concepción del Uruguay, Concordia), Chaco (La Sabana, Chaco Austral), Córdoba (Villa María, Río Cuarto) San Luis (Villa Mercedes), y Provincia de Buenos Aires (en varias, como en Bahía Blanca y Pergamino), entre otras. La Provincia de Santa Fe congregaba, como indica el censo de 1914, el mayor número de marroquíes judíos, tanto en ciudades como en poblados. Casi todos habían sido alumnos de las escuelas de la Alliance Israelita Universelle, principalmente de Tánger y Tetuan.
En la ciudad de Rosario, dentro de una población de 173.000 habitantes en 1910, la comunidad judía habría sumado alrededor de 2.500 personas, muchas de origen ruso y también de origen sefaradí-. Desde el año 1905 la comunidad sefaradí adquirió en la ciudad un terreno para establecer un cementerio judío marroquí. El mismo fue administrado por la Congregación marroquí.
En 1907 crearon la Congregación Israelita de Beneficencia, cuyos miembros debían pagar por la administración del cementerio y por un local alquilado que era utilizado como templo. También se originaron otras asociaciones como la Sociedad Unión Hebraica, Sociedad de Damas Israelitas dedicadas a la beneficencia y se instaló también un Talmud-torá, con dos maestros, donde se enseñaba hebreo y educación religiosa. Por su parte, la Ciudad de Santa Fe que contaba en 1910 con 37.000 habitantes, residía una pequeña comunidad compuesta por israelitas rusos y marroquíes (de Tánger y Tetuán). Entre ambos grupos existían muy buenas relaciones. Los judíos marroquíes fueron los primeros judíos establecidos en Santa Fe hacia 1890 e igual que en Rosario estaban distribuidos por toda la ciudad.
Entre las asociaciones que crearon sobresale el cementerio de Santa Fe, adquirido en 1895 también por judíos marroquíes quienes lo administraban. Este cementerio constituía una propiedad exclusiva y a perpetuidad de la Comunidad Israelita de Santa Fe. Para ser enterrados en él se admitían también a los integrantes ubicados en la línea de la Sabana o Chaco Austral, donde había un número importante de judíos marroquíes. Todos los judíos de Santa Fe, de cualquier origen, formaban parte de la Sociedad del Cementerio. En consecuencia vuelve a destacarse la solidaridad étnica. Con referencia al aspecto laboral de estos en su gran mayoría comenzaron a ejercer sus actividades como vendedores ambulantes.
En cuanto a su situación económica la encuesta señala que no se encontraban judíos pobres ni familias indigentes, sobre todo en ciudades como Rosario, Santa Fe, Paraná, entre otras.
En 1892 se originó en el noreste de la provincia de Santa Fe, un ramal ferroviario que tuvo varios nombres: La Curva, Vera, Gobernador Vera, Jobson, hasta que finalmente recibe definitivamente el nombre de Vera.
Marcos Edgardo Azerrad señala que en la década de 1890, comenzaron a instalarse inmigrantes marroquíes en las tierras situadas al noroeste del país, al norte de la Provincia de Santa Fe, denominada capital de la cuña boscosa. Dentro de ella, se fueron instalando en los departamentos de Vera y General Obligado.
A la región llegaron 200 familias originarias de Marruecos. La localidad de Vera recibió un número considerable de estos inmigrantes provenientes del Magreb, otros se ubicaron en los pueblos de Villa Ocampo, Villa Ana, Reconquista, Margarita, San Javier, Tartagal, y en el plano económico, este colectivo se dedicó principalmente al comercio vinculado con el rubro textil. En un primer momento, como sucedió en el resto del país, se dedicaron a la venta ambulante. Posteriormente pudieron asentarse y abrir tiendas, donde se vendían artículos de mercería, zapatos, telas.
En Vera crearon, en poco tiempo, sus asociaciones comunitarias, entre las que se encuentran el Cementerio, el templo y el club social.
En el aspecto religioso, el grupo vivía mezclado con el campesinado argentino -que ignoraba, en muchos casos – su religión y los marroquíes hablaban tan bien el español, que muchos de ellos se hacían pasar por andaluces. Dadas estas circunstancias, terminaron por abandonar algunas prácticas religiosas, con excepción no obstante de la circuncisión y la observancia de las Pascuas. Desde la ciudad de Santa Fe llegaba para los judíos del norte más practicantes, carne y vino “Kasher. ;”Algunos habían ido abandonado la práctica religiosa; trabajan los sábados y descansan el domingo, como el resto de la población de manera tal que su judaísmo pasaba inadvertido.
No obstante, solían reunirse en casas de familia para celebrar las fiestas religiosas tradicionales. Uno de los más ilustres judíos de la zona fue Don Simón Bergel quien se ocupó del culto durante muchos años. En estas pequeñas comunidades no había, actividad laboral durante las fiestas; en su gran mayoría cerraban sus tiendas y sus prácticas religiosas se acentuaban. Según Azerrad, también se festejaba la “Timimona”, comúnmente denominada Mimona, celebración exclusivamente marroquí en la noche de la salida de Pascuas. En esas circunstancias se prepara una abundante mesa, con espigas de trigo, harina, leche, donde la comunidad se visitaba mutuamente.
El Cementerio Israelita de Vera (foto), fue fundado en el año 1900, precisamente por la Comunidad Sefardí proveniente en su gran mayoría de Marruecos y preferentemente de Tetuán, Alkazarquivir, Tánger, etc.
Don Salomón Azerrad junto a otros miembros judíos de la comunidad se encargó durante 40 años del mantenimiento y conservación del Cementerio Israelita de Vera.
El “Cementerio Israelita de Vera”, fue inaugurado muy tempranamente, en los primeros años del siglo XX. Este hecho pondría de manifiesto que las primeras oleadas inmigratorias sefaradíes que se instalaron en esas tierras llegaron casi con la fundación del pueblo en 1892. El cementerio fue administrado por integrantes de la elite comunitaria. Desde la ciudad de Santa Fe hasta Resistencia, no existía otro cementerio judío, dato que nos informa sobre la importancia de la población judía marroquí en Vera.
En este marco, la contribución de los marroquíes en Vera fue significativa. Entre otros integrantes de la comunidad, la Profesora Luna Laredo llegó a ser vice- directora del Colegio Nacional Mixto, también la Procuradora María Ester Bergel desempeñó su cargo de juez en el Juzgado de Paz Departamental y como jefa del Registro Civil del Distrito de Vera. Así, numerosos sefaradíes colaboraron y acompañaron el afianzamiento del pueblo.
Hasta mediados de 1950, la casi totalidad de los negocios textiles de la localidad de Vera, todavía estaban dirigidas por miembros de la comunidad marroquí.
Producto de esta actividad en Vera, Marcos E. Azerrad destaca su importancia como centro comercial, ya que se encontraba cerca de “La Gallareta”, es decir una de las fábricas de tanino de la Forestal, que llegó a contar 3.500 personas. En efecto, La Forestal se extendió por todo el norte santafesino y provocó el tendido de sus numerosos ramales ferroviarios, sobre cuyas estaciones fueron montadas fábricas de tanino, obrajes, aserraderos, talleres, almacenes y viviendas.
En Villa Ocampo, también en el norte santafesino, existió una importante comunidad marroquí, asimismo existieron miembros de la comunidad azkenazíes de primera generación provenientes de Rusia y Polonia.
A partir de la década de 1960, las familias de estos inmigrantes de primera generación, se trasladaron a los grandes centros urbanos, para que sus hijos pudieran continuar sus estudios universitarios, en Buenos Aires, Córdoba y Rosario.
No obstante, la actividad y colaboración de la comunidad marroquí judía en el desarrollo y prosperidad de la ciudad de Vera junto a la ausencia de discriminación por parte del resto de la población, causaron una profunda integración y asimilación de este grupo, y un sentimiento de pertenencia al país entre sus descendientes.
Diana Epstein
Lic. en Sociología, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. CONICET: Profesional Principal, Carrera de Personal de Apoyo. Sede: Sección de Estudios de Asia y África, Museo Etnográfico, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Docente en la Cátedra de Historia Social Gral., Facultad de Filosofía y Letras, UBA (1984-2007).
Algunas publicaciones nacionales e internacionales: ”Aspectos Generales de la inmigración judeo-marroquí a la Argentina, 1875- 1930”, en Temas de África y Asia – Sección de Asia y África, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. “Los judíos marroquíes en Buenos Aires: pautas matrimoniales, 1875-1910” en Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe (E.I.A.L.), Universidad de Tel Aviv, vol. 6 – Nº1, 1995. “Judíos de Marruecos en Argentina. La inmigración política (1955-1970)”, en revista Estudios Migratorios Latinoamericanos, Nº 59, año 20, Buenos Aires, 2006.