Historia y guía de la Berlín judía

24/Ene/2023

Aurora- por Ricardo Angoso

Aurora- por Ricardo Angoso

La capital alemana tiene una larga y dilatada historia hebrea. A pesar de que en ella germinó el nazismo y comenzó la tristemente conocida como “solución final”, es decir, el exterminio masivo de seis millones de judíos de Europa.

Hay noticias de la presencia de los judíos en tierras alemanas desde la época romana hasta el siglo XI, en que tuvieron una vida relativamente tranquila y con escasos episodios de antisemitismo. Los judíos de Alemania eran artesanos, agricultores, comerciantes y, más avanzada la historia, también se convirtieron en prestamistas, debido a que a los cristianos se les prohibía esta profesión. Este periodo de la historia es considerado la “edad de oro” del judaísmo alemán y a partir del siglo XI se comenzaron a abrir las primeras ieshivas en  Maguncia, Berlín y Worms.

Esta “edad de oro” para los judíos terminó abruptamente  el 26 de noviembre del año 1095, cuando el Papa Urbano IIamó a los cristianos a reconquistar Jerusalén, dando comienzo a la primera Cruzada cristiana pero también poniendo fin a un largo periodo de cooperación entre cristianos y judíos. Se empezó a sospechar de los judíos y fueron acusados de estar aliados con los musulmanes -lo que cual no era cierto obviamente-, comenzando, con ello, las primeras persecuciones y pogromos.

Los cruzados rutinariamente masacrarían a comunidades judías enteras en su camino a Tierra Santa. Las comunidades en Worms, Mainz y Colonia fueron devastadas; en Maguncia, por ejemplo, 1,100 judíos fueron asesinados en un día en 1096, y la sinagoga y otros edificios de las comunidades fueron arrasados. Es importante tener en cuenta que si bien el Papa ocasionalmente condenó estos ataques contra judíos, las condenas no fueron ni orales ni frecuentes. Además, la falta de castigos o represalias contra los violadores de las órdenes del Papa dio a los manifestantes su aprobación implícita, y los ataques continuaron durante las siguientes siete cruzadas en los siglos XII y XIII», explica una de las páginas virtuales de la comunidad judía alemana.

Las grandes ciudades judías en lengua alemana en esa época eran Berlín, Viena y Munich, pero a pesar de que se iba desarrollando notable presencia social, cultural y política en la vida alemana de los judíos, el clima durante el periodo de la reforma luterana era opresivo. Sin andarse por las ramas y ajeno a ninguna contención moral, Lutero transforma el antisemitismo pasional y oral en una suerte de ciencia religiosa que parte desde los púlpitos hacia los creyentes.

En 1543, Lutero publicó Sobre los judíos y sus mentiras, obra en la que llega a afirmaciones como que los judíos son un pueblo “abyecto y despreciable”. Lutero propugna que las sinagogas y escuelas rabínicas sean pasto del fuego, sus libros de oración destruidos, que se prohíba a los rabinos predicar, que sus casas sean arrasadas y sus propiedades y dinero confiscados. No se les debe mostrar ninguna piedad ni misericordia, ni facilitar protección legal alguna y “estos infectos gusanos venenosos” deben prepararse para el trabajo forzado o la expulsión definitiva de la faz de la tierra. En este libro Lutero parece incluso preconizar su asesinato, cuando escribe: “Seremos culpables de no destruirlos”.

Sin embargo, las cosas comienzan a cambiar poco a poco para los judíos. En 1671, se conceden en Berlín los primeros privilegios de residencia para las primeras familias judías y, un año más tarde, en 1672, la comunidad compra los terrenos para el primer cementerio judío -conocido como Grosse Hamburger Strase, por la calle en él que se ubicaba-. En 1714, se consagra la primera sinagoga de Berlín conocida como Heidereutergasse. Entre 1722, en que se efectúa la primera reorganización interna de la comunidad judía, y principios del siglo XX, es el momento de máximo esplendor en la vida hebrea de Berlín. Se abrieron sinagogas, teatros, instituciones culturales y educativas, residencias de ancianos, sinagogas, hospitales y escuelas, creándose una impresionante actividad judía incesantes en todos los órdenes. La vida discurre con una modesta pujanza hasta el siglo XX y son tiempos de crisis, pero también de esporádicos periodos de esplendor económico en que los judíos obtienen algunos éxitos profesionales y empresariales.

EL ASCENSO DEL NAZISMO AL PODER

En 1933, año en que Hitler llega al poder en Alemania, la comunidad judía alcanza los 160.000 miembros y es el momento de su máximo esplendor pero también el comienzo de su declive. Unos años más tarde, en 1939, casi la mitad de la población judía ha salido de Alemania, de ellos 80.000, casi el 50% del censo hebreo, procedían de la capital alemana, Berlín.

Pero conviene que antes de adentrarnos en el Holocausto repasemos la historia del periodo nazi anterior a la guerra, prólogo de la gran catástrofe que se precipitaba y que nadie quería ver porque nadie podía imaginar en aquellos años lo que estaba por venir. El 1 de abril de 1933, como aperitivo de la gran tragedia que se abatía, se llevó a cabo un boicot antijudío en toda Alemania que consistía en apelar a los alemanes para no comprar en tiendas y negocios judíos, de tal forma que miles de militantes y simpatizantes de los nazis se pusieron delante de los mismos con carteles insultantes a los judíos e impedían el paso a esas tiendas, bancos o lo que fuera. Luego vinieron, en septiembre de 1935, las Leyes de Nuremberg, que definieron a los judíos como una raza  y fueron degradados a ciudadanos de segunda.

El punto de inflexión a la persecución llegaría tres años más tarde, en 1938. En la noche del 9 de noviembre de 1938 hubo un estallido de violencia contra los judíos en todo el Reich. Parecía imprevisto, provocado por la furia de los alemanes por el asesinato de un funcionario alemán en París en manos de un adolescente judío, pero, en realidad, el ministro de propaganda alemán Joseph Goebbels y otros nazis habían organizado cuidadosamente todos los pogromos. En dos días, más de 250 sinagogas fueron quemadas y más de 7.000 comercios de judíos fueron destrozados y saqueados. Hubo 90 muertos en esa jornada. Al día siguiente de esos hechos, 30.000 judíos alemanes fueron detenidos y enviados a los campos de la muerte. Comenzaba el Holocausto.

Desde octubre de 1941 hasta el final de la guerra, en 1945, alrededor de 55.000 judíos de Berlín fueron deportados, la mayor parte serían asesinados. No hay cifras ciertas pero se calcula que algunos centenares se suicidaron durante la larga guerra. Según hemos podido leer en las páginas de la comunidad judía de Berlín, después de la liberación en mayo de 1945, había alrededor de 8,000 judíos viviendo en Berlín, la mayoría de ellos escaparon a la deportación porque estaban casados con no judíos. Alrededor de 1.900 judíos sobrevivieron a los campos. Hasta 7.000 judíos se habían escondido, pero solo 1.700 de ellos pudieron sobrevivir; los otros fueron traicionados o arrestados, se entregaron a la policía, murieron de enfermedad o murieron en ataques aéreos.

Entre 1950 y 1990, la población hebrea en Alemania osciló entre los 30.0000 y 35.000 judíos, empezándose un crecimiento en el censo a partir de la caída del Muro de Berlín y el colapso del sistema comunista (1989), en que la población se duplica en 1995 y triplica en el año 2002, en que alcanza los 100.000 miembros. En la actualidad, según datos oficiales, viven unos 120.000 judíos, muchos de ellos procedentes del extinto bloque socialista o de la difunta Unión Soviética. Oficialmente, se habla de que los judíos censados en Berlín sobrepasan los 12.000, aunque extraoficialmente se considera que entre los censados y no censados la cifra podría llegar hasta los 50.000, una cifra que, personalmente, considero algo irreal. Estos son los lugares que todavía nos señalan la rica presencia hebrea de lo que fue Berlín y de lo que intenta ser ahora tras esta súbita “resurrección”.

LUGARES QUE VISITAR EN BERLIN

  1. Nueva Sinagoga de Berlín. El edificio tiene trazos de estilo neomorisco y fue levantado por el arquitecto Eduard Knoblauch, siendo en su momento, a mediados del siglo XIX, la principal sinagoga de Berlín y más grande, pudiendo albergar hasta 3.000 personas. Era el epicentro de la vida judía de la capital alemana hasta 1938, en que durante la Noche de los Cristales Rotos fue atacada por las hordas nazis y sufrió serios desperfectos. Luego sería bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial y resultó seriamente dañada, casi al borde de la destrucción total, siendo reconstruida exhaustivamente en 1995 y abriendo sus puertas como el Centrum Judaicum en ese año, contando en su interior con una exposición permanente sobre la historia del edificio y de los judíos berlineses.
  1. Monumento a las víctimas del Holocausto. Fue inaugurado en 2005 por las autoridades alemanas en honor a los judíos y está situado muy cerca de la Puerta de Bradenburgo, para que sea visible y no un lugar donde esconder las miserias. Se extiende a lo largo de 19.000 metros cuadrados cubierto por una rejilla cuadriculada en la que están situadas 2711 estelas o losas.
  1. Plaza Rosentrasse. Es una plaza con un grupo escultórico muy bello en honor a un grupo de mujeres que protestaron valientemente contra los nazis para evitar la deportación de sus maridos judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Tras una semana de protestas, las mujeres consiguieron la liberación de todos los presos.
  1. Los cementerios judíos de Berlín. Los principales cementerios judíos de la ciudad son: el de Mitte, en la calle Hamburger Strasse; el de Prenzlauer, en la calle Schönhauser Allee; el de Weissensee, en la calle Herbert-Baum-Strasse; el Adass Yisroel, en la calle Wittlicher Strasse; y, finalmente, el Heerstrasse/Scholzplatz, en la calle Heerstrasse. Todos ellos -los cinco- pueden ser visitados (consultar horarios y días de cierre) y conviene ser recorridos con una buena guía o mapa del mismo.
  1. Stolpersteines. Se encuentran en todos los lugares de Berlín y son pequeños bloques de cemento revestidos en su parte superior con una placa en bronce, siendo colocados en las puertas de muchas casas de Berlín de donde partieron los judíos hacia los campos de la muerte. Contienen nombre y apellidos, lugar y fecha de nacimiento y probable lugar de asesinato o defunción durante el Holocausto.
  1. Museo Otto Weidt. Es uno de los museos más curiosos y, quizá, más desconocidos de Berlín. En el mismo, se nos habla de la vida, obra y desempeño de un gran empresario alemán, Otto Weidt, que salvó la vida a muchos judíos en la capital alemana. El Museum Blindenwerkstatt Otto Weidt nos relata la historia del taller de cepillos y escobas de Otto Weidt y nos cuenta lo que sucedió en el lugar, cuando el buen Otto empleó y escondió a decenas de judíos ciegos y sordos durante la II Guerra Mundial, para evitar su extradición a los campos de concentración y una segura muerte.
  1. Museo Wannsee. Este lugar es, realmente, el vientre donde se incubó el Holocausto y se encuentra en las afueras de Berlín. Aquí, en esta casa señorial y palaciega, los jerarcas nazis planificaron y “diseñaron” la llamada “solución final”. Durante la famosa reunión, conocida como la “Conferencia de Wannsee”, 15 altos cargos de las SS, del NSDAP (Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores) y varios ministerios tomaron las decisiones pertinentes sobre los planes definitivos que posibilitaron el Holocausto.
  1. Centro Ana Frank. Es una suerte de pequeño museo que nos cuenta la historia de la niña Ana Frank, famosa por el diario que escribió durante su cautiverio en Amsterdam y que es un libro fundamental en la historia universal. La familia Frank procedía de Alemania y el padre de Ana, Otto, fue el único que sobrevivió de toda la familia durante el Holocausto, quizá porque en algún momento fue reconocido por sus verdugos que había servido como soldado durante la Primera Guerra Mundial en las filas del ejército alemán y ello le salvó de una segura muerte.