Hezbollah: la profecía del terror y enemigos de la paz. El terrorismo no descansa…se reconvierte

24/Ene/2023

PorIsrael- por Lic. Luciano Mondino

PorIsrael- por Lic. Luciano Mondino

“Aprovechando que se lanzó la cuarta temporada de Fauda, vamos a presentar a Hezbollah, la organización terrorista chiita del Líbano que actúa desde hace muchos años y que ha sido responsable de distintos ataques alrededor del mundo como el de la AMIA en 1994 en Buenos Aires.”

El invento creado por Irán 

El punto de partida será 1979 en Irán, un país que para ese entonces venía gobernado por la monarquía de Reza Pahlevi y que de a poco se había desmoronado. Ese vacío de poder fue rápidamente aprovechado por los clérigos chiitas liderados por el Ayatollah Jomeini y dio lugar a la revolución islámica que para Irán fue un cambio de página radical en su historia, pero para mal: se radicalizaron todos los elementos sociales del pueblo iraní, se aumentó la represión y se formó una política exterior también muy represiva.

En su nueva constitución, la teocracia iraní se reservaba el derecho de exportar la revolución bajo cualquier forma. Pretendían ya no solo el dominio regional y del mundo islámico, sino también golpear al modelo occidental a través del terrorismo a quien consideran acto legítimo. En este sentido, uno de los órganos más importantes en la revolución fue el Consejo de la Revolución Islámica quien designó a Ali Akhbar Montazeri la tarea de crear en el Líbano las estructuras para trasladar allí la revolución.

El país del cedro, como se lo llama al Líbano por su insignia, tenía una importancia estratégica vital: comparte fronteras con Israel, el declarado enemigo por los Ayatollah y a quien sucesivamente amenazan con destruir. Sobran los ejemplos (recientes y no tantos) de figuras políticas y religiosas iraníes hablando de la eliminación no solo de Israel sino del Pueblo Judío.

Ya entrados los años ochenta, en los territorios influenciados por el fundamentalismo árabe empezaron a surgir las expresiones de Hamas (árabes sunitas) y más tarde la Yihad Islámica Palestina (árabes sunitas). Irán comenzaba a dar forma a los tentáculos a través de los cuales buscaría replicar su modelo. Montazeri comenzó a tender los lazos orquestados en Teherán para canalizar la expansión revolucionaria: planificó el ingreso de estas agrupaciones tituladas como «Hezbollah» para distintos países. Este es Hezbollah Al-Hejaz, pensado para Arabia Saudita.

Ya para esos años la situación entre Irán y Arabia Saudita, los que podríamos considerar los dos grandes del mundo musulmán, empezaba a sacar chispas. Para los saudíes no era para nada amigable tener en su territorio nacional grupos que reivindiquen la rama chiita siendo los primeros mayoritariamente sunitas.

Mismo destino sufrieron tanto Bahréin y Kuwait ya que Irán también buscó implantar estructuras como las que logró consolidar en el Líbano a partir de los primeros años de 1980. Este intento de intrusión en el Golfo por parte de Irán es muy importante, incluso hoy, ya que es la premisa que más apresura la decisión de los países del Golfo para normalizar sus relaciones con Israel.

Un país colapsado, pero que sigue financiando el terrorismo 

La situación del Líbano para comienzos de los 80 era algo incómoda para Irán porque no encontraban en el Movimiento Amal una garantía a expandir la revolución islámica. Entonces fue necesario volver a barajar y la opción más factible estaba desde Siria.

Por medio de la embajada de Irán en Damasco, la capital siria, Irán comenzó a crear un nuevo movimiento que reemplace a Amal quien ya venía funcionando desde 1974. Con ellos, los nuevos clérigos iraníes llegados en 1979 tenían una diferencia esencialmente dogmática: el movimiento Amal fue fundado originariamente también por dos iraníes, pero que los Ayatollah catalogaron con el mote de seculares. Para los clérigos y la nueva teocracia, era necesario un movimiento en el Líbano que garantice el principio teocrático del islam.

Hacia 1983, en Beirut empezaba a estrenarse un rasgo operativo que luego el fundamentalismo islámico comenzaría a utilizar con mayor frecuencia: el vehículo explosivo o lo que se conoce habitualmente como coche bomba. 11 años antes que el ataque a la AMIA en Buenos Aires. El objetivo había sido la embajada de Estados Unidos y el cuerpo de marines franceses en Beirut dejando un saldo considerable de víctimas fatales y la buscada muerte del conductor suicida. Adjudicada primero al fundamentalismo islámico y algún tipo de Yihad, luego se comprobó la autoría de Hezbollah.

Como siempre es importante remarcar, vamos a desmentir un mito bastante esparcido: muchos afirman, muy erróneamente, que fue Israel quien, al atacar el Líbano en 1982, fue responsable de la creación de Hezbollah. Sin embargo, los hechos permiten demostrar tres aspectos:

Primero, ya vimos que la intención de crear estructuras como las de Hezbollah vienen desde antes de 1982.

Segundo, la agrupación libanesa fue creada desde Siria y bajo las intenciones de Irán. Tal como vimos, la embajada en Damasco ya actuaba desde finales de 1980/1981.

Tercero, el ataque israelí sobre el Líbano tuvo otro objetivo: el 14 de marzo de 1978, las DFI  iniciaron una operación militar para detener a células terroristas de la OLP que funcionaban dentro de las fronteras libanesas y que se sumaban a las guerrillas de Amal y otros. Fue a partir de 1981 cuando se crearon los principales órganos de la organización libanesa. Tras la muerte del Ayatollah Jomeini, en 1989 el liderazgo de Hezbollah quedó en manos de Subhi al-Tufayli y se conformó una suerte de Consejo conjunto con Siria.

La suerte del Líbano empezaba a quedar definida desde entonces con sus intereses y agenda nacional fraccionada en miles de pedazos. Primero, no hay que olvidar que el Líbano es un mosaico de confesiones y que eso marca el ritmo de distribución política.

Todavía hoy, el reparto del poder libanés debe dejar lo más contento posible a todos. El presidente debe ser un cristiano maronita; el primer ministro debe ser un musulmán sunita y el presidente de la cámara un musulmán chiita. Es un consenso constitucional que no se puede romper. Pero también, el Líbano queda fraccionado y dependiente en su política exterior y la intrusión de Irán. Desde entonces, los destinos libaneses se definen también en Teherán y Damasco bajo la atenta mirada de Israel por una necesidad de seguridad.

Quien organizó y estructuró la cara operativa de Hezbollah fue la Guardia Revolucionaria, una estructura fundamental en el poder iraní y que se guarda muchas funciones más allá de las militares. El hilo conector entre Irán y el Líbano está en Hezbollah y el chiismo. Bajo la marcha de la Guardia Revolucionaria, Hezbollah se estructuró como un verdadero actor polifacético para la política y seguridad de la región. Durante la década de los noventa se convirtió en el brazo armado de Irán y su exportación por medio de las Brigadas Quds.

El atentado a la AMIA en Buenos Aires tan solo dos años después del atentado a la embajada de Israel y solo 7 años antes de que Al Qaeda golpeara en Estados Unidos, fue uno de los primeros pasos más fuertes y resonantes de la agrupación libanesa fuera de la región. El ataque terrorista más mortífero para los argentinos es uno de los capítulos más trágicos de una historia que cuenta con más de 100 víctimas fatales, más de 500 víctimas sobrevivientes, el asesinato del fiscal Nisman en 2015 y los vuelos de personajes ligados a las Brigadas Quds de Irán, permiten inferir que la trama entre Irán, Hezbollah y América Latina es complejísima.

La cuna de Hezbollah en el Líbano es el Valle de la Becá, luego de que la Guardia Revolucionaria iraní terminara con el campamento Sheikh Abdallah y desde allí se incentivara el entrenamiento militar y el tráfico de armas. En esto último Siria continúa siendo clave. Traducido como el Partido de Dios, Hezbollah comete ese rol multifacético porque ha podido ser muchas cosas a la vez. Todavía hoy, cumplen una función típica del clientelismo político al que promueven desde sus bancas en el Parlamento. Sí, también son un partido político.

Hezbollah es entonces la multiplicadora del chiismo en el Líbano y que los puede trasladar a distintos puntos de la región. Cualquier mando, incluso los menores, deben reconocer el liderazgo del Ayatollah Khamenei de Irán. El verticalismo es absoluto. Este verticalismo es uno de los elementos más cuestionados y que más resuenan en las protestas que actualmente llegan hasta Teherán: hasta en los peores momentos de Irán y el Líbano, los iraníes siguen enviando dinero y financiando a Irán.

Del lado libanés el reclamo es el mismo: el país sufre una crisis cada vez más profunda y donde millones de libaneses, mucho más los jóvenes, están muy molestos con seguir siendo un juguete de Irán a costa de su futuro. Pero no es tan fácil de cortar.

Irán sabe que en Hezbollah siempre encuentra un brazo armado disponible a actuar donde sea y como sea. Las Brigadas Quds (inteligencia especialmente) y la Guardia Revolucionaria siempre serán ese sostén que Nasrallah busca para garantizar su poderío propio. Hoy Irán está también, a través de Hezbollah, influyendo muy fuertemente en los Hutíes de Yemen que también responden al chiismo. Cuando se les pidió, también asistieron rápidamente a Siria para sostener a Bashar Al Assad, aliado de Teherán, o en Irak.

Para ir cerrando, vamos entendiendo que lo que une a Irán y Hezbollah es un lazo tan largo como frágil. En 2016, Mustafa Bader al-Din murió por órdenes de Soleimani y algunos apuntan a Nasrallah como parte necesaria. El motivo: alejarse de Irán. Todos saben que para el terrorismo transnacional las piezas se vuelven descartables y que los intereses de la jerarquía siempre primarán.

El mismo Hezbollah que actúa hoy en la Triple Frontera y que debe rendir cuentas judiciales por la muerte de 85 personas en el ataque a la AMIA de 1994, aunque debilitado, sigue hoy en pie. El terrorismo no descansa …se reconvierte