El único fiscal vivo de los Juicios de Nuremberg tiene un último sueño

El único fiscal vivo de los Juicios de Nuremberg tiene un último sueño

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Benjamin Ferencz tiene 96 años. Su memoria asombra, cuando menciona fechas y nombres de la mitad del siglo pasado. Es un hombre pequeño, apenas rozando el metro y medio de altura, pero un gigante de la justicia: es el último fiscal vivo de los juicios de Nuremberg y un defensor de la ley penal internacional que está a punto de donar millones al Museo del Holocausto de Estados Unidos para promover la paz mundial.

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El futbolista que sacó a Hitler del palco

El futbolista que sacó a Hitler del palco

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Entre los 55.000 espectadores que se encontraban en el Poststadion de Berlín estaba Adolf Hitler, en el palco de honor, que asistía a su primer partido de fútbol como Führer, flanqueado por Rudolf Hess, Joseph Goebbels y Hermann Göring, la trinidad sagrada del Tercer Reich. El aparato esperaba que sus chicos repitieran el 9-0 que le habían endosado a Luxemburgo en el partido de apertura de los primeros Juegos Olímpicos celebrados en casa. Eran los cuartos de final del torneo. Los contrincantes, llegados de una Noruega prepetrolera, todavía pobre entre los vecinos nórdicos, no podían pronosticar lo contrario. Pero la ansiada victoria del colosal anfitrión acabó en amarga derrota a manos del humilde visitante. Los dos goles vikingos obligaron a abandonar el estadio a la jerarquía nazi antes del final del partido. Aquel 0-2 ante Noruega resultaba humillante.

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La secretaria de Goebbels: «Creía que la gente iba a los campos de concentración a ser reeducada»

La secretaria de Goebbels: «Creía que la gente iba a los campos de concentración a ser reeducada»

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Joseph Goebbels, el Ministro de Propaganda del Partido Nazi y el artífice de la política de comunicación que llevó a Adolf Hitler al poder, dijo en una ocasión que una «mentira repetida mil veces se convierte en una verdad». Esta era una de las 11 leyes que ideó para manipular a la sociedad y en las que se basó para esconder las barbaridades del nacional socialismo a una buena parte de la sociedad alemana. A día de hoy parece que su forma de tergiversar la realidad fue efectiva ya que, con ella, logró incluso que su propia secretaria creyese que los judíos que acudían a miles a las cámaras de gas no sufrían allí ningún daño.

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