A 40 años del atentado en las olimpiadas de Munich

12/Sep/2012

Ana Jerozolimski, Semanario Hebreo

A 40 años del atentado en las olimpiadas de Munich

“Queríamos que nuestra bandera esté en las olimpíadas..queríamos ser como todos los pueblos..poder participar..lo principal no era traer medallas…pero nos arruinaron el sueño olímpico con el atentado terrorista”. La atleta israelí Esther Roth Shajmurov (60), habla con firmeza y seguridad, pero sin levantar mucho la voz. Todavía tiene los recuerdos bien claros…de su propia sorprendente clasificación para la final en corrida de 100 metros-que enloqueció de alegría a Israel-, de esa final no corrida  y de la razón del cambio: el atentado terrorista que terminó con la vida de 11 de los 15 miembros de la delegación olímpica de Israel a Munich, en 1972.Esther Roth Shajmurov , hoy, en su casa.Se salvó de la matanza porque estaba en el pabellón de las mujeres.Hace pocos días se cumplieron exactamente 40 años de aquella nefasta jornada, en la que ocho terroristas palestinos de la organización “Setiembre Negro” irrumpieron en la madrugada del 5 de setiembre del 72  a la Villa Olímpica  en Munich,llevando armas automáticas,dos cargadores cada uno y diez granadas , decididos a “concientizar al mundo sobre la causa palestina”.Dos de los deportistas fueron asesinados muy poco después de comenzado el drama y al parecer hubo claro ensañamiento  en el cuerpo de uno de ellos, el levantador de pesas Yosef Romano. Otros nueve israelíes fueron tomados rehenes y atados de pies y manos. Dos habían logrado huir saltando por una ventana y las dos mujeres-la ya mencionada Esther y la nadadora Shlomit Nir-, que se hallaban en el pabellón femenino ubicado a unos 200 metros de donde se hallaban los terroristas, salvaron por ello sus vidas.Los terroristas exigieron la liberación de más de 230 presos en cárceles israelíes, a lo cual el gobierno de la Primer Ministro Golda Meir se opuso terminantemente, recalcando que “no se negocia con el terrorismo”. Las autoridades locales de Bavaria negociaron con los palestinos , pactaron finalmente que los rehenes se irían con sus captores a Egipto y organizaron dos helicópteros en los que serían trasladados. De fondo, estaban preparando un intento de rescate, que según lo revelado ya años atrás más lo dado a conocer en documentos desclasificados hace pocos días por los Archivos del Estado en Israel, fue una serie de errores operativos, organizativos y de concreción de los planes, que no pudo menos que garantizar la catástrofe en la que todo terminó: una granada detonada por uno de los terroristas dentro del helicóptero en el que se hallaban los rehenes, mató a la mayoría de ellos, muriendo quien quizás aún respiraba, al estallar el helicóptero que estaba totalmente cargado de combustible.Cinco de los terroristas murieron durante el operativo ,tres fueron capturados por la policía bávara, llevados a prisión y puestos en libertad dos meses y medio más tarde.Esther Shajmurov, que perdió a su entrenador Amitzur Shapira en el atentado  y que sostiene perdió además “mi ingenuidad, mi visión ingenua del mundo”, además de su oportunidad de volver a su país como campeona olímpica, sigue sin entenderlo. “En  las Olimpiadas de Munich se cometió un crimen terrible.Asesinaron la idea olímpica en un momento en el que se intenta transmitir un mensaje de unidad mundial ..y he aquí que un grupo, que en este caso era palestino, y hacen añicos ese sueño irrumpiendo con asesinatos a la villa olímpica..¿Cómo se podía concebir algo así?”, nos dice . “Y lo que uno espera después de algo tan terrible, es que no haya sólo condenas verbales sino que se actúe para arrancar de raíz el problema. Ahora, de adulta, comprendo que hay de por medio muchos intereses..”.Esther nos recibe en su casa en la ciudad de Ramat Hasharon. Es evidente apenas entramos a su prolijo salón , el rincón lleno de trofeos. La mejor atleta israelí de todos los tiempos, la única de los sobrevivientes que continuó con el deporte profesionalmente,  que hasta hoy sigue enseñando educación física y por supuesto corriendo, aclara con una sonrisa que “estos no son trofeos de competencias ganadas sino sólo reconocimientos de diferentes instituciones”. Escuelas, el Comité Olímpico israelí, la policía, todo tipo de organizaciones israelíes que supieron expresarle en diferentes momentos, su aprecio por su aporte al deporte en Israel. Un recuadro destaca el mayor galardón que un ciudadano israelí puede recibir : el “Premio Israel”, recibido por su vida dedicada al deporte y por su aporte a la sociedad a través de ello, sin bajar nunca los brazos. Hasta recibió años atrás una distinción especial de parte del Comité Olímpico Internacional, de manos del propio J.Antonio Samaranch.Siente que el mundo supo reconocer sus logros, pero tiene sus quejas a ese mundo cuando recuerda lo sucedido en Munich, aunque sin mencionar prácticamente el hecho que ella misma podría haber muerto.“Yo habría esperado que el mundo todo participe en la lucha anti-terrorista, que Israel no esté solo…pero pensaron que era solamente un problema de Israel. Alemania, recordemos, liberó a los tres terroristas que no murieron durante el atentado mismo , después de tenerlos presos solamente unos pocos “- recuerda molesta.Los tres terroristas que sobrevivieron y fueron liberados, nunca más fueron capturados . Cuando llegaron a Libia tras su excarcelación se presentaron con los que eran, al parecer, sus nombres auténticos, luego de haber rehusado revelar su real identidad ante los investigadores alemanes. Se trataba de Muhamad al-Safadi, Jamal al-Jeish y Adnan al-Jeish. Luego de una incómoda rueda de prensa en Trípoli, en la que se mostraron nerviosos e incómodos, volvieron a desaparecer.Esther Roth reflexiona: “  El problema no era sólo nuestro..y no todos lo entendían. Decían que iba a pasar, que el conflicto era sólo entre Israel y los árabes…Muchos años después, un 11 de setiembre, en el 2001, fue el ataque contra  las torres gemelas en Nueva York.  Y ahí se dieron cuenta de que hay algo mundial…que el tema no es sólo acá…El mundo recibió  varias bofetadas antes de comenzar a entender”.En la localidad de Omer, en el sur de Israel, el Profesor Shaul Ladany, catedrático de Ingeniería, hoy de 76 años, recordaba recientemente, al comenzar las olimpíadas de Londres en agosto, aquella matanza de la que se salvó cuando también él era miembro de la delegación israelí, como corredor de marcha de 50 kms. “Lamento que las autoridades hayan tomado decisiones amateurs. El lugar ideal para liberar a los rehenes era en la Villa Olímpica. O, en el peor de los casos, cuando estaban por subir al helicóptero para ir al aeropuerto. Ellos [los alemanes] quisieron mostrar al mundo que en la nueva Alemania todo era hermoso, con flores y colorido. No querían acción militar ante los ojos de los periodistas que estaban en la Villa. La forma en que planearon y ejecutaron todo fue muy decepcionante”, se lamentó pensando que quizás el desenlace podría haber sido otro.“Después de 35 años descubrí algo que los alemanes no quisieron hacer público. En el plan en el aeropuerto, en el avión, adentro, había un comando de cinco personas para actuar. Cuando se dieron cuenta del peligro, este comando abandonó el avión. Fue todo muy improvisado”, acusó Ladany, quien probablemente tenga una visión singular de la actitud alemana, ya que décadas atrás, sobrevivió al Holocausto perpetrado por los nazis.Ladany continúa con sus largas caminatas, convencido de lo clave que son para su salud física y mental. Esther Roth recuerda lo “destrozada” que estaba y el hecho que “no quería ni ver las pistas” y cómo casi deja el atletismo, pero también destaca lo feliz que le hace el no haberlo hecho, el haber seguido adelante.Además, lo hace extensivo al nivel nacional, no sólo a su vida particular: “No podemos bajar los brazos ni mostrar debilidad…sería nuestro fin”, resume hoy, 40 años después del atentado de Munich.