Uruguayo en zona de guerra: Roni Kaplan, la voz de Israel para habla hispana tras ataque terrorista de Hamás

04/Dic/2023

El País- por Gonzalo Terra

El País- por Gonzalo Terra

La misión de Kaplan es tratar de explicarle al mundo entero la magnitud de la masacre que terroristas de Hamas cometieron en diversos kibutz del sur de Israel.

El pasado 7 de octubre el uruguayo Roni Kaplan (41 años) se estaba vistiendo para asistir con sus hijas a la fiesta de la Alegría de la Tora en su comunidad. Lejos habían quedado sus tiempos activos en el Ejército, al que dejó en el año 2015 para dedicarse a su emprendimiento empresarial. El desempeño en el sector privado le permitió a Kaplan administrar mejor sus tiempos para estar más presente en su casa, con su esposa y sus seis hijos.

La fiesta a la que asistirían aquel día es una bisagra en el calendario judío, corolario de las altas fiestas judías que comienzan en el Rosh Hashana. Era un día más de celebración para la familia Kaplan hasta que sonó la sirena en Jerusalén. Kaplan encendió su celular, solía apagarlo cuando estaba en familia. En una red social vio un video en el que varias camionetas con terroristas armados recorrían la ciudad de Sderot.

Horas después, Kaplan aparece en un programa periodístico en horario central de la televisión española. Viste el uniforme militar y es presentado como portavoz del Ejército de Israel para habla hispana. Más tarde, ya de madrugada en su país, su imagen se instala nuevamente en televisores con programación periodística, esta vez en Colombia, y más tarde en Buenos Aires y México.

La misión de Kaplan es tratar de explicarle al mundo entero la magnitud de la masacre que terroristas de Hamas cometieron en diversos kibutz del sur de Israel. Nada estaba claro aún. Semanas después se pudo determinar que hubo 1.400 muertos, centenares de heridos, 241 secuestrados, abusos sexuales, torturas.

Todo es muy reciente pero las preguntas ya especulan sobre la violencia de la respuesta que Israel prepara y lo que le espera a la población civil de la Franja de Gaza. Y Kaplan ya no solo responde, sino que además polemiza sobre la justicia de la reacción, los criterios de proporcionalidad y la legítima defensa frente al mayor ataque sufrido por su pueblo desde el Holocausto.

“Hamas me sorprendió. Sabía de sus intenciones, sabía de sus capacidades, pero así y todo no pensé que fueran capaces de cometer una masacre de esta magnitud y luego ocultarse debajo de la tierra. El cinismo de esta gente no tiene límites”, afirma a El País, ahora con una guerra en curso y un escenario bien delimitado en el que cobra peso la condena hacia la respuesta militar de Israel y las condiciones actuales de vida en la Franja de Gaza.

Un abismo

Kaplan siempre tuvo su uniforme militar pronto en el placard porque pese a no pertenecer al Ejército activo desde hace ocho años, cada tres o cuatro meses es convocado para alistarse como reservista.

Cuando supo que tendría que volver para enfrentar una situación que inevitablemente derivaría en una guerra, muchas cosas pasaron por su cabeza. “Siempre supe que ese momento iba a llegar y sentí mucha adrenalina, tengo que estar a la altura de las circunstancias para servirle a mi pueblo. Todo esto ha abierto un abismo entre lo que era mi vida y lo que es ahora”, explica.

Hace sesenta días que Kaplan está en reserva activa y no duda en precisar que se trata del período más complejo que le ha tocado vivir en 18 años vinculado al Ejército. Duerme cuatro o cinco horas diarias, recibe decenas de pedidos diarios de entrevistas periodísticas de todo el mundo.

“Intento volver a casa todas las noches que puedo. Tuve períodos en el Ejército activo que estuve lejos por tiempos largos. Hay algo que es más importante que defender a tu pueblo y es cuidar a tu familia. Yo no soy un ejemplo, pero me esfuerzo al máximo. Soy papá de cinco mujeres y un varón que es bebé aún. La situación se sobrelleva gracias a mi mejor amiga, Maya, que aceptó casarse conmigo hace unos 17 años y es la mejor jugadora de este equipo, por lejos”.

Propaganda

En años previos a 1898 los diarios New York Journal y New York World publicaron artículos exagerados o inventados sobre lo que ocurría en la isla de Cuba bajo control de la Corona española. Las versiones sobre las atrocidades de los colonizadores llevaron a Estados Unidos a la guerra contra España. Se convirtió en un caso de estudio que permitió dimensionar el poder de la propaganda en un conflicto bélico. La verdad suele quedar sepultada ante el paso de la maquinaria propagandística de los beligerantes. Pero hoy las redes sociales han exacerbado el fenómeno y eliminado el saludable rol del editor periodístico que ofrecía garantías entre el receptor y los hechos. Hoy la mayoría elige la fuente que confirmará sus convicciones y prejuicios, sin importar si se trata de un medio con trayectoria y credibilidad, un anónimo o un troll manejado por uno de los bandos.

Por eso el rol de Kaplan es complejo y delicado, debe ser el portavoz de un Ejército que en tiempo real desarrolla una guerra contra una organización terrorista que ha sido elegida para gobernar al pueblo que se asienta en la Franja de Gaza. Y ambos bandos saben perfectamente que obtener una victoria frente a la opinión pública es tan importante como lograrla en el campo de batalla.

-¿Qué reglas sigue a la hora de informar sobre la guerra?

-Intento ser preciso, contrastar la información que transmito al público por intermedio de la prensa. Recabar del directorio de operaciones la información más exacta. Contextualizar. No apurarme, sopesar mis palabras, pero tener la entereza para decir la verdad sea simple o sea compleja.

-¿Qué límites debe cumplir?

-Debo representar de forma oficial a las Fuerzas de Defensa de Israel y, por ende, al Estado de Israel. Dentro de esos límites, intento hacerlo de una forma auténtica, espontánea e inédita pero siempre representando los intereses tácticos y estratégicos de la institución a la que represento y con la que me siento profundamente identificado.

-¿Cómo elige los medios con los que habla?

-Yo hablo con quien quiere hablar conmigo, o, mejor dicho, con quien quiere comunicarse con la institución que represento. Mientras me den las 24 horas del día, cada uno y cada una son importantes para mí. No es un cliché.

-¿Cómo se maneja frente a la desinformación? Hubo un hito en ese sentido: un ataque a un hospital en Gaza adjudicado a Israel en el que se aseguraban centenares de muertos. Luego se supo que el cohete era de Hamas y que había unos pocos heridos.

-Yo trabajo diciendo la verdad. Comunicando lo más claro y simple que puedo los hechos contrastados. Y si el entrevistador me da tiempo, intento contextualizar. Más que desinformación hay una industria de mentiras contra Israel dando vueltas en el cyberespacio y no solamente allí, sino también en parte de los medios de comunicación y en una parte de la academia. Es un fraude. Lo sé fehacientemente. Toda mi vida he leído sobre Israel, a todos los autores posibles, incluyendo a autores críticos y a los nuevos historiadores. No soy un intelectual, pero creo conocer a este país y creo conocer a nuestro rival. La mentira que a un grupo terrorista le toma un minuto infringir, a una democracia liberal le toma una semana desmentir. Y quizás ni lo logre. Esas son las reglas de este juego asimétrico.

-¿Cuánto juega la desinformación en la guerra de propaganda y en la formación de la opinión pública?

-Para Hamas es gran parte de los “11 jugadores”, lamentablemente. El cobarde que asesina bebés en pijama, asesina padres frente a los ojos de sus hijos e hijos frente a los ojos de sus padres, secuestra bebés de 9 meses y bisabuelas de 84 años, va a preferir luchar contra Israel con propaganda y mentiras, ya que, en el campo de batalla, aún si se ha sofisticado, es claramente inferior. Yo puedo asegurar que nunca tuve la intención, ni conozco una intención de mis colegas que son portavoces en otros idiomas, de desinformar en nada ni hacer ningún tipo de propaganda. Es la realidad.

-¿Se puede informar con neutralidad desde su rol?

-Neutral puede ser un número, un dato, una serie de informaciones. Claro está que somos seres humanos como cualquier otro, tengo mis emociones, intento no darles rienda suelta, pero tampoco me reprimo cuando el periodista me llama a argumentar. Al fin y al cabo, estoy defendiendo a mi pueblo y creo profundamente que es una guerra de autodefensa, que fue impuesta por el Hamas y tenemos el derecho y la obligación de lucharla para eliminar esta amenaza existencial de mi familia y mi ciudadanía. No estoy acá por obligación. No estoy acá meramente cumpliendo órdenes. Estoy acá por un propósito. El propósito de la vida es vivir, justamente, una vida con propósito.

JAIME ROOS, EL FÚTBOL, MACABI Y LOS AMIGOS

Kaplan nació en Pocitos y cursó la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad de la República hasta que en el año 2003 decidió emigrar hacia Israel. No obstante, su vínculo con su país de nacimiento está intacto.

“El uruguayo es más uruguayo que el mate amargo, ¿no? Y yo soy un uruguayo más en ese sentido y sigo muy relacionado con Uruguay. En mi cabeza resuena más de una vez la frase de Jaime Roos, “el que se fue no es tan vivo, el que se fue no es tan gil” de la canción Los Olímpicos, que escribió en 1979 cuando vivía en Holanda. Mi familia, que tanto amo y con la que estoy en diario contacto… mis amigos y mis amigas de la infancia son más amigos aún que los amigos del Ejército, creo, por más que no compartamos casi momentos juntos hoy. Recuerdo los partidos de fútbol en el baldío de la calle Massini al que accedíamos por un agujero en la pared, recuerdo la canchita de fútbol en Atlántida, la escuela Integral Hebreo Uruguaya, el movimiento juvenil Macabi, la liga universitaria, jugando con Hebraica, la cumbia, los boliches, la feria de Tristán Narvaja, el carnaval, el tablado, las Llamadas, las bombitas de agua, la Semana de la cerveza en Paysandú, el campo, el río, el asado, la sinagoga. Son recuerdos que viven en mí. Recuerdo casi todo”.

“Los niños. Eso es siempre lo peor, en cualquier guerra”, afirma el escritor español Arturo Pérez Reverte en uno de sus artículos sobre una temática que no resulta ajena.

Y la sabiduría de Pérez Reverte parece confirmarse en la respuesta de Kaplan cuando se le pregunta por los peores momentos vividos.

“Sueño con muchas escenas duras -confiesa-. Cuando ves un cadáver de un civil israelí con varios balazos en el cráneo, eso claro que te destruye. ¿Por qué no un solo balazo si la intención es asesinar? Y después todavía filmarlo, como lo hizo el Hamás. Me duele profundamente la foto de Kfir Bibas, un bebé secuestrado a los nueve meses. Es más bebé que mi hijo bebé. ¿Cómo no pudimos defenderlo? Me afecta que nos sorprendieron y que no estuvimos a la altura de estas circunstancias. Yo soy nieto de sobrevivientes del Holocausto, somos gente resiliente y sé que vamos a salir adelante. No queda otra. La realidad es que todavía no me di el tiempo para llorar”.