Uruguay y la crisis de Jerusalem

11/Dic/2017

Montevideo Portal, Por Ana Jerozolimski

Uruguay y la crisis de Jerusalem

La posición adoptada por nuestro país en
esta crisis es de los puntos que más nos importan y que por eso, más nos duelen
y sorprenden.
Damos por sentado que cuando el Canciller
Rodolfo Nin Novoa dijo días atrás que la capital es Tel Aviv, tuvo un desliz,
simplemente una equivocación, quizás influenciado por esas prácticas mal
intencionadas de algunos medios de prensa que suelen decir “el gobierno de
Tel Aviv”. El Canciller tiene clarísimo que Tel Aviv no es la capital.
Hace exactamente un año él mismo estuvo de visita en Israel, fue recibido por
el Primer Ministro Benjamin Netanyahu en su oficina en Jerusalem, y tuvo la
enorme mayoría de sus encuentros políticos en Jerusalem, porque así es con
todos los dignatarios del mundo que llegan de visita: son recibidos, como
corresponde, en la capital. En la capital, también, el nuevo Embajador Bernardo
Greiver presentó recientemente sus credenciales al Presidente del Estado, como
hacen absolutamente todos los embajadores del mundo.
El Canciller sin duda sabe, porque ha
estado, que en Jerusalem funciona el Parlamento, funcionan todos los
ministerios del gobierno (salvo el de Defensa que está en Tel Aviv) además de
la Suprema Corte de Justicia y mucho más. También Uruguay tuvo hasta 1980 la
Embajada en Jerusalem. Recordamos perfectamente la embajada, en la calle Rajel
Imeinu 24.
Pero hubo otro pronunciamiento, el
comunicado de prensa Nº 99/17, que nos sorprendió sobremanera. Quisiéramos
pensar que también aquí alguien se confundió y hasta se olvidó de elementos
tradicionales de la diplomacia uruguaya, y no que realmente hay un cambio de
fondo en la política oficial.
Así decía el comunicado en cuestión:
“El Gobierno de Uruguay reafirma su
apoyo a la Resolución 181 (1947) de la Asamblea General de la ONU que establece
la creación de un Estado judío y un Estado árabe en el territorio de Palestina,
con Jersualem como corpus separatum sometido a un régimen internacional
especial; a la vez de expresar su compromiso con la Resolución 478 (1980) del
Consejo de Seguridad de la ONU.
En tal sentido, el Gobierno de Uruguay
expresa su preocupación y discrepancia con la decisión del Gobierno de Estados
Unidos, que no contribuye al imprescindible clima de paz y respeto mutuo
necesario para alcanzar una solución justa, completa y duradera en Medio
Oriente”.
El segundo párrafo lo comentaríamos con el
mismo espíritu del primer tema planteado en esta nota ya que lo que “no
contribuye al imprescindible clima de paz…” es la violencia con la que
se reaccionó, no un pronunciamiento político.
Eso ya lo tratamos arriba.
Respecto a la parte central del
comunicado… ¿reafirmar ahora el apoyo a la resolución 181, agregando la 478
que sólo condenaba a Israel, sin mencionar siquiera la mucho más consensual resolución
242 que habla de fronteras seguras y reconocidas para Israel? La Cancillería
nunca había adoptado esa posición.
¿Sacar a colación ahora el “corpus
separatum”, que Jerusalem sea un ente separado bajo gobierno
internacional? Es imperioso recordar varios puntos al respecto.
1)La 181 fue la resolución de la Asamblea General que recomendó la
creación de un Estado judío y otro árabe. El liderazgo sionista la aceptó y el
mundo árabe la rechazó. Y se lanzó a la guerra contra Israel.
2)El “corpus separatum” estipulado por esa resolución era tanto
para Jerusalem como para Belén. ¿Alguien concibe mandar ahora a Belén,
gobernada por la Autoridad Palestina, a gobierno internacional?
3)Además, el régimen de “corpus separatum” de gobierno internacional
para ambas ciudades, era según la resolución 181, por diez años, tras los
cuales se iba a llevar a cabo un plebiscito en el cual los habitantes votarían
de qué lado querían estar. Todo indicaba que en esa votación, Jerusalem iba a
quedar del lado israelí, ya que había mayoría judía en la ciudad. Sea como sea,
no se llegó a ese punto ya que Jordania atacó al entonces naciente Estado de
Israel y fue eso lo que dividió la ciudad en una parte oriental y otra
occidental, división que no había existido jamás.
Somos conscientes de que no es fácil
adoptar posiciones independientes cuando el mundo todo reacciona casi al
unísono condenando a Trump , sin analizar a fondo cuál es aquí el verdadero
problema. A nuestro criterio, claro está, el problema no es el reconocimiento
de Jerusalem como capital de Israel, lo cual es desde hace casi 70 años la
realidad en el terreno, sino la facilidad con que se acepta automáticamente la
ira y violencia palestinas, como si fueran ineludibles por la supuesta afrenta
diplomática norteamericana.
Uruguay siempre destacó que su singularidad
fueron los principios de su política exterior, y que no será por su tamaño que
se distinga.
Un verdadero aporte a la paz, que estamos
seguros es lo que Uruguay quiere garantizar, no se logrará mostrando
comprensión por una posición palestina, que no reconoce siquiera el vínculo
milenario del pueblo judío con Jerusalem. Cuando el Islam ni siquiera había
nacido, el pueblo judío ya tenía un Templo Sagrado en Jerusalem.
Estamos seguros que en la Cancillería
uruguaya lo saben. Pero no está de más recordarlo.