Una noche de diálogo, intercambio y aprendizaje.

27/Abr/2022

Por Nicolás Abraham- Nuevas Generaciones (CJL) y Copredi, para CCIU

Por Nicolás Abraham- Nuevas Generaciones (CJL) para CCIU

El domingo 24 de abril a la noche se produjo un hecho que tiene trascendencia histórica. Integrantes de las colectividades judía e islámica del Uruguay se encontraron para celebrar el final de Pesaj y el Ramadan. Nicolás Abraham, integrante de Nuevas Generaciones de CJL y Copredi del Comité Central Israelita del Uruguay, fue uno de los participantes en dicha reunión y nos trae su vivencia del encuentro. Agradecemos el importante aporte. La foto fue publicada en Semanario Hebreo Jai.

Abril es un mes especial para las tres religiones monoteístas, ya que coinciden 3 conmemoraciones de mucho significado espiritual en el calendario. El domingo 24 de abril marcaba que el Jag de Pesaj ya había finalizado la noche anterior, mientras que aún continuaba transcurriendo el mes del Ramadán para el Islam, característico por los ayunos durante el día.

Lejos de ser “un domingo más”, la caída de la noche fue testigo de un encuentro muy especial organizado por iniciativa de la Comunidad Israelita del Uruguay y del Congreso Judío Latinoamericano, llevado a cabo en la casa del Rab Max Godet y su familia: una cena interreligiosa que encontró en la misma mesa a integrantes de las colectividades judía e islámica-ahmadia.

Uno podría encontrarle una gran cantidad de simbolismos a una mesa y créanme son perfectamente aplicables a la maravillosa velada compartida.

La mesa como símbolo de reunión familiar

El concepto de familia se hizo presente en la cena, no solamente utilizando la referencia del vínculo entre el Judaísmo e Islam, sino que también literalmente hablando. Junto al Rab Max, Efrat y sus hijos se encontraban el Iman Yousaf Khan junto a su esposa Sadaf, sus hijos y hermano. Asimismo, también participaron invitados de la Comunidad Judía-uruguaya y Congreso Judío Latinoamericano. Presente y futuro.

La mesa como símbolo de la hora de la comida

Los comensales pudimos disfrutar de las exquisiteces preparadas por Efrat, en donde abundó un estilo gastronómico común a ambas culturas, asociado a la Cocina Sefaradí y de los países árabes. El comentario generalizado era la similitud en las comidas tradicionales. Desde ensaladas típicas marroquíes e israelíes, pasando por falafel, kippes, pollo y cuscus y finalizando con unos deliciosos mostachudos con el tradicional baklava.

La mesa como símbolo de compartir

La conversación versaba entre historias de los orígenes de cada uno, los caminos recorridos, situaciones y anécdotas que se iban generando. Los idiomas y la búsqueda de palabras similares fue otro gran momento en la noche, con la sorpresa -o quizá no tanto- de la existencia de un montón de frases que, debido a la raíz, son prácticamente idénticas. Un ejemplo es el ayuno (sawn en árabe – tsom en hebreo).

En la sobremesa, el Rab Godet nos invitó a participar de una actividad en donde cada uno de nosotros leyó una pregunta profunda que nos llamaba a reflexionar y poder compartir nuestras ideas, sentimientos y deseos con el resto de las personas.

La mesa como símbolo de diálogo e intercambio

Quizá el que, a título personal, más satisfecho me deja. En la mesa encontramos diálogos sinceros, fructíferos, de aprendizaje mucho y con la voluntad y compromiso de continuar estrechando vínculos.

En estos casi dos años que integro el grupo Nuevas Generaciones junto al Congreso Judío Latinoamericano siempre recalcamos la importancia de estrechar vínculos. Como organización que reúne y representa a las Comunidades Judías de la region, consideramos como uno de los pilares fundamentales el diálogo y fortalecimiento de los vínculos con otros credos. Me resulta muy importante enmarcar esta actividad como una de las tantas que nos encontramos planificando con temas variados como la defensa de los Derechos Humanos y la lucha contra el antisemitismo y todo tipo de discriminación.

Tanto Pesaj como el Ramadán son festividades de mucha espiritualidad en donde encontramos la reflexión. Este encuentro nos invita a continuar pensando, pero como principales conclusiones es fundamental destacar que este es el modelo de paz y diálogo que tenemos que exportar, en lugar de importar un modelo de conflicto. También debemos comenzar a tomar este tipo de intercambios y actividades como norma y no como excepción.

La paz no es solamente posible, sino que es real.

Un gran agradecimiento a Rab Max Godet, Efrat y flia. por recibirnos y por su hospitalidad.

Muchas gracias Iman Yousaf Khan y familia por enseñarnos de vuestra comunidad y costumbres.

Mi deseo es que la mesa sea cada vez más grande y que podamos encontrarle cada vez más significados.

Nicolás Abraham

Nuevas Generaciones – CJL