Una Navidad casi sin cristianos y la profanación de la historia

27/Dic/2022

PorIsrael- por Luciano Mondino (El Pucará)

PorIsrael- por Luciano Mondino (El Pucará)

La silenciada persecución que sufren los cristianos en los territorios bajo control palestino y la que puede ser la última Nochebuena para muchos de los 1000 cristianos que viven todavía bajo la persecución, el hostigamiento y la profanación de su historia. En la foto: la Iglesia de la Natividad de Belén.

Se calcula que en el mundo hay alrededor de 2.400 millones de fieles cristianos, unos 1.500 millones de musulmanes y unos 15 millones de judíos. El contraste entre cómo se lleva la libertad de cultos en los territorios bajo control palestino y en Israel es apabullante: mientras que en el primero la cantidad de fieles católicos se redujo considerablemente, en Israel las comunidades árabes van en aumento llegando a alcanzar un 23% del estado que acoge a más de 9 millones de personas.

La Franja de Gaza es el experimento por excelencia de la administración palestina. Desde la retirada de Israel en 2005 y la victoria de Hamas en las elecciones en 2006, junto a la toma del poder entre disparos y ejecuciones a opositores, Gaza se convirtió en la base de misiles desde donde se continúa poniendo en jaque la vida de miles de civiles israelíes. En este territorio se estima que viven aún hoy solo unos 1000 cristianos de los 3.5000 que quedaban solo poco más de 20 años atrás. Es decir, bajo la administración palestina hay un importante éxodo de cristianos que tuvieron que dejar sus hogares para terminar con la persecución a la que eran objeto.

En esos territorios bajo administración palestina no existe ningún tipo de libertad y la de culto no es la excepción. La sensación de indefensión absoluta que tienen también los cristianos contra Hamas se explica por algo muy simple: el terrorismo árabe palestino utiliza a los civiles como escudos humanos y emplea sitios civiles, como también sagrados, para almacenar armas o esconder terroristas buscados por las fuerzas de seguridad israelíes.

Este 24 de diciembre, en la Nochebuena, la fe cristiana se profesa a puertas cerradas para no ser detectados por las patrullas de Hamas que custodian día y noche para aplastar la diversidad. La intolerancia y la violencia es un carácter distintivo en las autoridades palestinas que emanan la violencia que se contagia, muy velozmente, en las bases sociales cada vez más atravesadas por las consecuencias nocivas de la cleptocracia que los gobierna.

En los territorios bajo control palestino, la corrupción y el robo, como también la injerencia extranjera para sostener al terrorismo, son los únicos responsables de ese contraste que muchos señalan al comparar a Israel con Palestina. En esos territorios administrados por los palestinos, el costo de la guerra y la intención de aniquilar a Israel ocupa más interés que el desarrollo y la producción propia para alcanzar la paz como ha hecho Egipto, Jordania o los países del Golfo.

En el 2019 un grupo de asaltantes árabes ingresaron a la Iglesia de Dios de Aboud, al oeste de Ramala, robando y generando destrozos. Esto es un rasgo muy compartido entre ambos territorios: ya desde el 2006, Hamas inauguró su mandato en Gaza con el asalto y la quema de iglesias con el fin de enterrar la libertad de culto y doblegar a las personas hacia el islam. Sin éxito, en los días previos a la Navidad, las autoridades cristianas de todo el mundo solicitan a la Autoridad Nacional Palestina que intervenga para la protección de las minorías dentro de los países musulmanes.

Muy pocos días antes del asalto a la Iglesia de Aboud, el Monasterio de Saint Charbel fue atacado por sexta vez en Belén. La profanación de lugares sagrados eran también el escenario de la conversión forzosa, lo que implicaba que ese 0,05% de la población total era obligada a abandonar el cristianismo para convertirse al islam y abrazar el Corán. Anteriores Obispos de la Franja de Gaza denunciaron esto desde el 2007 con el conocido caso de Ramez Al-Amash quien fuera secuestrado el 14 de julio de ese año y traslado a un campo de reeducación en las localidades de Almaghazi.

La intolerancia palestina contra los cristianos, que no es lo suficientemente visibilizada, echa por tierra una falsa premisa que dice que Medio Oriente sería pacífico si no existiera el estado de Israel. No son pocos las palabras incendiarias de autoridades religiosas islámicas palestinas como las de Hamas cuando, a través de su canal informativo oficial, llamó a aniquilar a los judíos y a los cristianos. Dijeron: “que Alá los cuente y que no quede ni uno solo”.

Belén, una ciudad muy importante para los cristianos, está hoy casi en su totalidad bajo dominio árabe-palestino exceptuando la Tumba de Rajel. Allí existe también un importante éxodo cristiano por la persecución y el hostigamiento. Los cristianos que quedan en Belén son catalogados como dhimmitud que es la segunda clase con la que los islámicos denominan a quienes no profesan el texto sagrado del Corán y profundizando así muchas de las amenazas que fueron impuestas en los tiempos de Arafat posterior a la firma de los Acuerdos de Oslo.

A pocas horas de una nueva Navidad, la desolada noche de los cristianos en Palestina se debate entre el exilio, la persecución y los misiles de Hamas que están siempre listos para apuntar contra la vida de los civiles de Israel.