Un tal Julio

18/Ago/2011

La Nación, Susana Freire

Un tal Julio

17-8-2011
Café concert Por Susana Freire | LA NACION
Un tal Julio: espectáculo de Cesar Lerner, Marcelo Moguilevsky y Santiago Kovadloff, basado en los textos de Julio Cortázar / Sala: Clásica y Moderna, Callao 892 / Funciones: viernes, a las 21.30.
Nuestra opinión: buena
Así como la voz poética de Borges y Pessoa encontraron un claro exponente en Santiago Kovadloff, lo mismo sucede con Julio Cortázar, en el espectáculo Un tal Julio . En una estructura en la que se combina la palabra del escritor, seleccionada por Kovadloff, y la música creada por Marcelo Moguilevsky y César Lerner, se recrean las imágenes literarias de Historias de cronopios y de famas , Rayuela , El perseguidor , Final de juego , Bestiario , La vuelta al día en 80 mundos.
En la voz de Kovadloff resurge la imagen de una gota de lluvia que se resiste a caer, descripta con sencillez poética en el “Aplastamiento de las gotas”, de la misma manera que, también bajo la lluvia, decide el protagonista que “Un paraguas” debe morir dignamente en un parque y “no en el ciclo innoble del tacho de basura o del cordón de la vereda”.
No falta en esta instancia una de las cartas que Cortázar envió a su amigo, el poeta y pintor Eduardo Jonquières, para continuar con “Hablan Johnny y Bruno”, un cuento cuyo tema principal es el jazz, la marihuana y la amistad de dos hombres. Conmovedoras resultan las palabras de la protagonista de “Bebé Rocamadour”, desolada por los problemas domésticos mientras piensa en la imposibilidad de una convivencia, mientras que el lector de “Continuidad de los parques”, describe minuciosamente cada una de las líneas de la novela que está leyendo, desarrollando una ficción dentro de la ficción. Revive las peripecias que padecen dos hermanos, que habitan una vivienda espaciosa y antigua que guarda los recuerdos de los bisabuelos, el abuelo paterno, los padres y toda la infancia, cuando descubre en “Casa tomada” que algunas personas tomaron una parte del fondo.
El pensamiento creativo se ve iluminado en el cuento, breve pero profundo, “El río”, que permite varias interpretaciones de una trama que gira entre la realidad y la fantasía, el sueño y la vigilia para hablar del amor y de las incongruencias. El humor no falta al presentar a un relator inseguro que adolece de ansiedad cuando piensa que “Hay que ser realmente idiota” para concluir que “Ahora me gusta, me gusta tanto, ahora soy yo, reincidentemente yo, el idiota perfecto en su idiotez que no sabe que es idiota y goza perdido en su goce, hasta que la primera frase inteligente lo devuelva a la conciencia de su idiotez y lo haga buscar presuroso un cigarrillo con manos torpes, mirando al suelo, comprendiendo y a veces aceptando porque también un idiota tiene que vivir, claro que hasta otro pato u otro cartel, y así siempre”. Para finalizar, Kovadloff eligió “Toco tu boca”, el dibujo de una boca amada que termina por ser una sonrisa que aparece “por debajo de lo que mi mano te dibuja”.
Estas narraciones se encuentran hilvanadas por la música original de Lerner y Moguilevsky, hilvanes que se destacan por la variedad instrumental que incluye un tema para piano y silbido. La mayoría de las composiciones exponen el marco propicio para la imagen poética de Cortázar y si alguna composición suena disonante con el contenido de la narración, en el desarrollo la música se va amoldando a la palabra para transformarse en el soporte melódico apropiado.