18.05.2012
El grupo de discapacitados viajó a Israel
El grupo “Or” de la Comunidad Israelita del Uruguay, lo ha demostrado en el viaje que acaba de realizar a Israel
“Esto superó todas mis expectativas. Todo salió perfecto. Estamos felices . Y sabemos que esto será el comienzo de una nueva marcha”. La sicóloga Becky Sabah, Directora del Grupo de Discapacidad de la Kehilá (Comunidad Israelita del Uruguay), alterna lágrimas y sonrisas al hacer su resumen del viaje a Israel que este singular marco acaba de realizar, retornando este viernes 18 de mayo al país.
Todo comenzó hace algo más de un año, cuando visitó al grupo Avital Sharansky, esposa del Presidente de la Agencia judía Natan Sharansky, que había llegado a Uruguay en el marco de su cargo, visitando comunidades judías fuera de Israel. Avital, una mujer modesta, sencilla y luchadora-que fue el pilar de la batalla por liberar a su esposo de la cárcel soviética cuando fue llevado a prisión por haber expresado su deseo de dejar la URSS y radicarse en Israel- se emocionó hasta las lágrimas al ver el trabajo del grupo. Cuando les preguntó qué sueño tienen, contestaron: “Conocer Jerusalem”.
Avital tenía claro de antemano que no sería fácil, no sólo por el desafío de conseguir el presupuesto. “No digo que sí, ni tampoco que no”, respondió.Y apenas volvió a Israel, se puso a trabajar.Al llegar el grupo de Becky Sabah a Israel, Avital Sharansky y su esposo eran acompañantes de honor, emocionados, satisfechos. “Esto no es un paseo”, les dijo en la ceremonia de lanzamiento del programa, en Jerusalem. “Es un diálogo entre corazones”. Y parafraseando la plegaria judía “el año próximo en Jerusalem”-como símbolo nacional y religioso del pueblo- dijo: “Este año, en Jerusalem”.
De los 34 miembros del grupo, 27 pudieron participar en este impresionante aventura, acompañados por cierto del personal técnico y profesional, de varios voluntarios …y de sueños.
Pero también de temores y dudas. ¿Podremos hacerlo? ¿Se podrá lidiar con un grupo con tantos problemas y con desafíos tan diversos? ¿Cómo se conjugará la situación de Mike, en silla de ruedas y sin capacidad de hablar sino sólo de comunicarse a través de un teclado especial, con la ceguera y otras limitaciones de Lili? ¿Cómo podrá funcionar un grupo en una dinámica de viaje , combinando las discapacidades físicas, intelectuales, emocionales, síquicas de sus miembros, la joven edad de algunos y los 71 años del mayor del grupo?
Pero Becky no es la persona con la que se debe hablar de temores y dudas.¡Si sabrá ella que el cielo es el límite cuando uno tiene voluntad! De niña sufrió poliomelitis y a raíz de ello quedó cuadripléjica, en silla de ruedas. Aunque cabe suponer que su vida habría sido muy diferente de no ser por esta limitación física, su voluntad de hierro, su temple singular, su don de gente y unos magníficos padres, hicieron que la silla se convierta en un detalle más en su vida, no en un impedimento para empujar hacia adelante y cosechar éxitos.
Becky es el nervio motor de este grupo y cuenta con el apoyo y la convicción de todos aquellos que hacen posible que lo que hace 13 años parecía impensable-la creación del grupo “Or”(luz, en hebreo) de discapacitados – sea hoy una realidad tangible y llena de vida. Ante todo, de la propia Comunidad Israelita del Uruguay, hoy bajo la Presidencia de Gerardo Szwedzki y de todos aquellos que le antecedieron en los últimos 13 años. Del equipo profesional, de los voluntarios, de todos aquellos seguros de que al ayudar a quienes fueron menos agraciados por la fortuna, se están enriqueciendo a si mismos.
“Al principio, cuando comenzamos a armar el grupo y llamábamos a una casa donde sabíamos que había alguien con discapacidad, nos topábamos con respuestas propias de gente que no estaba acostumbrada a que sus hijos sean aceptados a pesar de sus problemas”, cuenta hoy Becky recordando el pasado no tan lejano. “Hubo inclusive casos en los que reaccionaban preguntando quién había revelado que había allí alguien con discapacidad, como si fuera un secreto a esconder”, agrega, revelando que el tono a menudo cambiaba cuando contaba que ella misma estaba en silla de ruedas, son seria discapacidad física.
Eso parece hoy un pasado lejano.
“Los padres de hijos con discapacidad, estamos acostumbrados a puertas que se cierran”, dice Rebeca Glick. “Cuando me dijeron que mi hija podría ingresar al grupo, sentí que tocaba el cielo con las manos. Y eso no hace más que confirmarse cada día”.
En el Grupo “OR”- junto al que funciona también el Taller “Avodatí” ( donde hacen hermosas artesanías-una de las cuales adorna desde hace días mi escritorio) y “Taím” (en el que preparan comida)- son conscientes de que el camino hacia la plena inclusión todavía exigirá no pocos esfuerzos, pero aquí, ya están en una etapa que en otros marcos, es totalmente desconocida. “De esto puede aprender toda la sociedad”, afirma Becky Stolovich, Directora del Departamento de Trabajo Social. “Quiere decir que se puede y que hay que apoyar a quien lo necesita”.
El trabajo que se hace con el Grupo de Discapacitados es un orgullo para la colectividad judía uruguaya y de su empeño gozan también miembros no judíos , integrados a dicho marco.
Justamente entre los viajeros a Israel, había varios chicos que no son de la colectividad. En el marco del grupo “Or” de la Kehila-que por cierto enseña contenidos judaicos con un declarado deseo de preservar la conciencia sobre las raíces del pueblo, también entre la gente discapacitada- también los miembros no judíos sabían, por ejemplo, que al visitar el Muro de los Lamentos en Jerusalem, estarían ante el santuario más sagrado del pueblo judío.
El lugar emocionó a todos..Su simbolismo, casi de más está decir, puede llegar a tocar fibras muy íntimas del ser humano. Una jovencita miembro del grupo, de un hogar judío, comentó con la mano llevada al pecho sobre la emoción que le había provocado tocar las piedras del muro sagrado..en términos cercanos a su propia problemática: “Me dio una paz interior que ningún remedio me ha dado jamás”, le comentó a una de las coordinadoras del grupo.
“Esta gente no sólo siente sino que entiende mucho más de lo que otros piensan, y a su forma, logran expresarlo”, nos cuenta Evelyn, que trabaja con el grupo de apoyo a los padres. “Es que la base es creer en ellos, visualizarlos y escucharlos”, agrega Geraldine Muñoz, sub directora del Grupo.
Y Guillermo Testorelli, aporta su visión: “Son mucho más capaces de lo que ellos mismos creen”, sostiene quien llegó al grupo casi por casualidad hace cuatro años, para prepararlos para un concurso de murgas para discapacitados, viendo cómo el primer premio que recibieron los llenó de alegría y cómo lo esperan a él cada semana desde entonces, para cantar juntos. “Si uno está de mal ánimo, que venga a trabajar con discapacitados y se sentirá un rey, porque esta gente sólo te da amor, te agradece, no se queja de nada, no te reprocha nada..y está feliz con lo que les das”. En tono un tanto en serio y un tanto en broma, Guillermo suele decir: “Al trabajar con ellos, me ahorro en sicólogo”.
Y parecería que el viaje a Israel fue un ahorro de terapia para muchos.
“Era hermoso ver a chicos que tienen a veces serios problemas de depresión, muchas dificultades con las que lidiar, cantando a capella en el ómnibus”, nos contaba el personal técnico, disfrutando por un lado y al mismo tiempo siendo conscientes de que la dinámica que se dio durante la estadía en Israel, no sería la misma al volver a Montevideo. “Aquí desayunamos juntos, almorzamos juntos, dormíamos todos en el mismo hotel, paseábamos juntos a todos lados…eso será diferente al volver y hay que prepararlos también para eso”, nos comentó Mónica de Armas, una de las coordinadoras, que también trabaja en el INAU y asegura que no existe al menos en el sector público en Uruguay un marco como el Grupo de Discapacitados de la Kehila.
El viaje, como toda gran aventura, fue un cúmulo de momentos inolvidables. Quedarán los recuerdos jocosos y divertidos…como los vividos sin duda en un Parque especial para Discapacitados donde treparon y se pudieron sentir hasta héroes por un rato. Los fuertes, como la visita al Museo Recordatorio del Holocausto en Jerusalem. “Es muy triste, pero esa fue la realidad”, comentó una chica miembro del grupo elaborando a su forma lo que entendió de lo que ese lugar simboliza. “Era increíble ver cómo hasta gente que tiene serios problemas para mantenerse quieta o en silencio, mantuvo calma absoluta cuando entramos al museo de los niños”, cuenta la Directora, Becky Sabah, en relación a la parte del Museo del Holocausto que con especial solemnidad recuerda el asesinato de un millón y medio de niños judíos a manos de los nazis.
Todo..con muchos sentimientos de por medio. Como lo expresado por uno de los muchachos del grupo, que uniendo sus dos amores, Uruguay e Israel, comentó a una de las coordinadoras: “Estoy feliz de haber venido a conocer la tierra de mis antepasados, y estoy orgulloso de que mi país haya votado para que esta nación pueda existir”..Una clase de historia, en pocas palabras.
Y de fondo, cada uno, consciente seguramente de que sus desafíos seguirán vigentes..como uno de los miembros del grupo, que se acercó al Rabino Mordejai Maarabi,(ex Gran Rabino de la Kehila, hoy residente en Israel, admirado por Becky, por los chicos y mayores de “OR”, como apoyo de gran valor) , y le pidió: “Moti, dame por favor una bendición, para poder seguir luchando”.
Finalizaron los diez días del soñado viaje y el Grupo de Discapacitados retornó a Uruguay. Seguirán apostando a ellos en el marco común de su trabajo. La Kehila seguirá siendo para muchos de ellos, gran parte de su vida. La discapacidad, a diferencia de una enfermedad, no se cura..pero se puede, a pesar de ella, seguir adelante.
El trabajo de esta gente, es un mensaje a la gente sana, para que aprecie cada momento de su vida..como hace Bettina Mandel, una de las voluntarias, que sostiene que su vida cambió desde el momento que fue a su primera entrevista con Becky..y que cuando vuelve a su casa y mira a sus hijos, se siente “millonaria con lo que tengo” y pide también explicarles a ellos, que sean conscientes de que hay otras realidades y otra gente, que necesita ayuda.
Y es un mensaje a la propia gente discapacitada…de que no se rinda, de que crea en lo que puede hacer y de que sepa que es capaz de mucho, a pesar de las limitaciones. No olvido el orgullo con el que Alan y Dani me contaron cómo es el proceso para hacer la hermosísima cajita que me regalaron y que ya está llena de tarjetas ahora al fin bien ubicadas.
Y es un mensaje para la sociedad toda…indicando que también los menos afortunados son parte de su vida.Falta acercarlos, hacerlos sentir parte—ellos ya sabrán agradecerlo.
También los discapacitados pueden concretar sueños
21/May/2012
Montevideo.com. Ana Jerozolimski
