Se conmemora el 83° aniversario de la masacre nazi de Babi Yar

30/Sep/2024

Agencia Judía de Noticias

 

 

El barranco de Babi Yar, situado a las afueras de la ciudad ucraniana de Kiev, fue utilizado durante el Holocausto para asesinar aproximadamente 100.000 personas, en su mayoría judíos, entre el 29 y 30 de setiembre de 1941.

Todo había comenzado el 24 de septiembre de 1941, cinco días después de que los alemanes se hicieran con el control de Kiev. Ese día los aliados atacaron la sede alemana en la ciudad y llevaron a cabo varios saqueos. En represalia, los alemanes respondieron con diferentes bombardeos y emitieron un comunicado oficial en el que convocaban a todos los judíos que vivían en Kiev a que se reúnan en un punto de la ciudad el 29 de septiembre, un día antes de Iom Kipur.

Babi Yar («barranco de la abuela», en ucraniano) fue el lugar elegido por el régimen nazi para perpetrar ejecuciones masivas de judíos y otros grupos étnicos durante la ocupación alemana de la Ucrania soviética.

La mayoría de los que se presentaron en el lugar de la convocatoria lo hicieron porque pensaban que iban a ser deportados y muchos de ellos especularon que esa sería la mejor opción para escapar de la represión nazi. Pero nada más lejos de la realidad, ya que los miles de judíos que llegaron al lugar designado fueron llevados en grupos de 10 hasta el desfiladero de Babi Yar donde fueron fusilados poco a poco durante la jornada del 30 de septiembre.

La primera de las matanzas tuvo lugar entre el 29 y el 30 de septiembre de 1941, cuando casi 34.000 judíos ucranianos fueron fusilados a destajo en el que se considera como uno de los mayores asesinatos del Holocausto en una única operación.

Este fue solo el principio del horror, ya que los nazis también llevaron después hasta allí a miles de gitanos a los que asesinaron ametralladora en mano, a los prisioneros de guerra soviéticos y a muchos otros ciudadanos que rompieron con el orden nazi.

Los Einsatzgruppen -escuadrones de la muerte formados por miembros de las SS- conducían a niños, mujeres y hombres de forma indiscriminada hasta el borde de ese barranco, donde eran ejecutados sistemáticamente para que sus cuerpos desnudos cayeran cuesta abajo en una enorme fosa común y anónima.

Se estima que hasta 1943 más de 100.000 ciudadanos fueron víctimas de la limpieza étnica en Babi Yar, la mayor parte de ellos judíos, además de gitanos, prisioneros de guerra soviéticos, comunistas, nacionalistas ucranianos y otros enemigos de la Alemania de Hitler.

Según el Informe de situación operativa Einsatzgruppe No. 101, un total de 33.771 personas fueron asesinadas a finales de septiembre en Babi Yar, pero la matanza se extendió durante varios meses hasta alcanzar la cifra de 100.000 muertes. El barranco se convirtió en una gigantesca fosa común donde enterraron a los miles de cadáveres, pero en el año 1943, cuando los soviéticos empezaron a recuperar Ucrania, los alemanes decidieron desenterrarlos para borrar la espantosa huella que habían dejado en aquel lugar.

Para cumplir con ese objetivo utilizaron a prisioneros que se encargaron de llevar a cabo las tareas de desentierro y el proceso de cremación de los cuerpos. Pese a ello, los nazis solo pudieron ocultar parcialmente la masacre y después de la guerra, los crímenes pudieron ser probados y documentados gracias en parte al testimonio de los supervivientes y de los 15 de los muchos prisioneros que realizaban los trabajos de desentierro y cremación que pudieron escapar y contar lo que los alemanes intentaban ocultar al mundo a toda costa.

Hoy el lugar es un parque público que cuenta con varios monumentos dedicados a individuos o grupos específicos y, pese a ser un lugar de peregrinaje para judíos de distintas nacionalidades, muchos ucranianos desconocen la trágica historia.

No fue hasta la disolución de la Unión Soviética en 1991 cuando se erigió el primer monumento en recuerdo a los judíos que fueron asesinados en ese lugar, pues hasta aquel entonces sólo se recordaba a «los ciudadanos soviéticos caídos en manos de los fascistas alemanes».

Babi Yar, símbolo de lo que se conoce como «Holocausto por balas» -en referencia a las ejecuciones a plomo-, continúa siendo una herida dolorosa en el debate público en Ucrania, en tanto que la participación de colaboracionistas ucranianos en esa matanza de judíos ha sido probada y documentada por diversos historiadores.