El día 28 de enero de este año el Comité Central Israelita publicó en su portal una noticia tomada del diario El País titulada Senadores piden no olvidar el Holocausto.En respuesta a esta publicación recibimos un comentario que detallamos más abajo:”Esta información es imcompleta. ¿Por qué no se publica lo que dijo un tercer orador del F.Amplio? ¿Sólo existen el P.Nacional y el P.Colorado?”Queremos destacar que este artículo no es de la autoría del Comité Central Israelita, sino que, como el artículo lo especifica, es del diario El País. Este es parte de la selección de noticias que se realiza a diario y que publicamos en nuestro portal.Detallamos más abajo el discurso dado por la diputada frenteamplista Bertha Sanseverino, en el Parlamento el día de la recordación del Holocausto, tomado der su pagina web sanseverino.org.uy.El 1º de noviembre de 2005, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución en la que designó la fecha del 27 de enero Día Internacional de Conmemoración en memoria de las víctimas del Holocausto. Fue precisamente el 27 de enero de 1945, que el ejército soviético liberó el mayor campo de exterminio nazi, en Auschwitz – Birkenau (Polonia).Tras la aprobación de la resolución, el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, describió este día especial como ‘un importante recordatorio de las enseñanzas universales del Holocausto, atrocidad sin igual que no podemos simplemente relegar al pasado y olvidar’.Al inaugurar el Museo de la Historia del Holocausto en Israel, en marzo de 2005, recordó que ‘la repulsa al genocidio, al asesinato sistemático de seis millones de judíos y millones de otras personas fue también uno de los factores que promovieron la Declaración Universal de Derechos Humanos’.En el texto adoptado se insta a los Estados miembros a llevar a cabo programas educativos para que las futuras generaciones conozcan lo que fue el holocausto de los judíos y sus consecuencias.En este sentido, deseo compartir fragmentos de una conferencia realizada en Madrid por Joan Carles Melich ‘El fin de lo humano ¿Cómo educar después del holocausto?’. Melich es un autor que descubrí en conversaciones con amigos y familiares que viven en Tel Aviv, donde la discusión y el análisis sobre este tema permanece, obviamente, muy vigente.Para Melich la Shoá es un acontecimiento que abre una brecha en el tiempo. Después de esto nada puede volver a ser como antes. Pero, sobre todo, el holocausto significa que lo que parecía imposible es real. Nos hallamos ante el fin de lo humano.Pero centrándonos en el imprescindible vínculo entre educación y memoria, que tan vigente continúa a nivel global y particularmente en Uruguay referido a nuestra historia reciente, Melich nos plantea que ‘la educación después del holocausto no puede renunciar al pasado, al recuerdo, a la memoria. Si así lo hiciera sería una educación inhumana. Una educación sin memoria se niega a sí misma, porque perdería uno de los elementos que la constituyen éticamente’.Más adelante continúa profundizando su análisis sobre el holocausto y plantea sin ambigüedades el ineludible vínculo entre memoria y justicia:‘Una educación sin memoria no puede tampoco construir el futuro porque no hay anticipación sin rememoración. El rostro del otro no es solamente la voz de aquél que tengo delante, que está físicamente presente, que me interpela cara a cara. El rostro es también la voz de los que no están, de las víctimas del genocidio’.No estamos hablando de no olvidar para podernos vengar. No. No es de venganza de lo que se trata, sino de justicia. Se hace justicia desde la memoria y desde la memoria se puede evitar que no se repita el holocausto: «Sólo la voluntad de no olvidar – ha escrito Paul Ricoeur – puede hacer que estos crímenes no vuelvan nunca más».Quiero detenerme un instante aquí en una historia ejemplificadora y profundamente removedora. Pertenece al libro La Tregua de Primo Levi y narra la historia de Hurbinek. En este Día Internacional de Conmemoración de las víctimas del holocausto me parece adecuado volver a recordar lo que Primo Levi logró rescatar del horror, la memoria de su existencia:‘Hurbinek no era nadie, un hijo de la muerte, un hijo de Auschwitz. Parecía tener unos tres años, nadie sabía nada de él, no sabía hablar y no tenía nombre: aquel curioso nombre de Hurbinek se lo habíamos dado nosotros, puede que hubiera sido una de las mujeres que había interpretado con aquellas sílabas, alguno de los sonidos inarticulados que el pequeño emitía de vez en cuando. Estaba paralítico de medio cuerpo y tenía las piernas atrofiadas, delgadas como hilos; pero los ojos, perdidos en la cara triangular y hundida, asaeteaban atrozmente a los vivos, llenos de preguntas, de afirmaciones, del deseo de desencadenarse, de romper la tumba de su mutismo. La palabra que le faltaba y que nadie se había preocupado de enseñarle, la necesidad de la palabra, apremiaba desde su mirada con una urgencia explosiva: era una mirada salvaje y humana a la vez, una mirada madura que nos juzgaba y que ninguno de nosotros se atrevía a afrontar, de tan cargada como estaba de fuerza y de dolor.Hurbinek, que tenía tres años y probablemente había nacido en Auschwitz, y nunca había visto un árbol; Hurbinek, que había luchado como un hombre, hasta el último suspiro, por conquistar su entrada en el mundo de los hombres, del cual un poder bestial lo había exiliado; Hurbinek, el sin nombre, cuyo minúsculo antebrazo había sido firmado con el tatuaje de Auschwitz; Hurbinek murió en los primeros días de marzo de 1945, libre pero no redimido. Nada queda de él: el testimonio de su existencia son estas palabras mías.’Aquí acaba el relato de Primo Levi. Estas pocas palabras son absolutamente todo lo que nos queda de Hurbinek. No hay nada más. Pero Levi logra conservarlo en el recuerdo de todos los que leemos su relato y lo preserva del destino último que los nazis planificaron detalladamente para todas las víctimas del holocausto, las chimeneas de los hornos pero también el olvido y la no-existencia.Es así como la Memoria que se puede convertir también en acción. Como lo dice Levinas, con el Holocausto entendimos que no alcanza una moral de actuar correctamente, de ser justo, de acatar los principios morales, de ‘no hacer a los demás lo que no querés que te hagan a vos’, todo eso es importante pero ya no alcanza. Hace falta algo fundamental: tomar responsabilidad por el otro, el desvalido, el pobre, el indio de nuestras sociedades o, como lo dice la Biblia, ‘el huerfano, la viuda y el extranjero’ Ser moral es que te importan los otros y que eso se traduce en hacer algo por ellos. Diputada Bertha SanseverinoFrente Amplio
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02/Feb/2011
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