Yehuda Ribco, del Rabinato de la Comunidad Israelita Sefaradí del Uruguay (CISU), nos deja se mensaje en este Rosh Hashaná 5785. “A nivel personal y como pueblo, debemos enfrentarnos no solo a nuestras propias debilidades, sino también a las sombras que cubren el mundo.”
Queridos hermanos y hermanas:
Rosh Hashaná, el año 5785, llama a la puerta. Se nos ha enseñado que es un tiempo para la introspección, al balance y la renovación. Pues, es el Día del Juicio, cuando cada espíritu humano sopesa su pasar por este mundo Por ello, es una notable oportunidad para reflexionar sobre el año que se va, y para decidir cómo queremos avanzar a lo largo del año que comienza.
A nivel personal y como pueblo, debemos enfrentarnos no solo a nuestras propias debilidades, sino también a las sombras que cubren el mundo.
Como en tantas ocasiones previas, esta vez, el shofar clama en un mundo convulso, que nos ha invitado con tragos amargos y propuestas desafiantes. Israel, que tanto amamos, hace equilibrios titánicos en búsqueda de paz y seguridad. Pero, las divisiones internas agrietan nuestra firmeza, y nos recuerdan la fragilidad de nuestro poder, en tanto, nos ponen a merced de aquellos que buscan lo peor. Por ello, sea un recordatorio de la importancia del diálogo y el respeto mutuo.
Mientras tanto, aquí como allá, dentro y fuera de nuestras fronteras, la guerra, la injusticia y el sufrimiento continúan azotando a la humanidad. Vemos con dolor cómo la intolerancia y el odio siguen vigentes, amenazando la convivencia pacífica entre los pueblos.
Por ello, retomemos uno de los sentidos originales del toque del shofar, el que nos recuerda que somos un pueblo con una misión eterna: ser luz para las naciones, ser ejemplo de justicia, de compasión y de amor al prójimo. No importa cuán oscuras parezcan las circunstancias, nuestra alma nacional nos impulsa a mantener viva la llama de la esperanza, a construir puentes de entendimiento y a trabajar incansablemente por un mundo mejor. Busquemos en nuestras fuentes tradicionales, hagamos que cobren vida nuestras prácticas milenarias, descubramos la esencia Divina en cada ser, no permitamos que el caos y la sombras devoren nuestra vida y extingan nuestro sagrado canto.
¿Cómo responderemos ante estos desafíos? El sonido del shofar nos llama no solo a reflexionar, sino a actuar, y a hacerlo construyendo SHALOM.
Comienza en ti mismo, con quienes están a tu lado, compartiendo tus vivencias en tu comunidad, actuando para que la energía positiva se expanda y fortalezca.
Nosotros, en la Comunidad Sefaradí, estamos encarando nuestro mañana haciendo un mejor presente, tomando las enseñanzas y aportes de nuestros antecesores, y vitalizando aquello que da un más vibrante presente. Buscamos y fomentamos la unidad y armonía interna, y con los demás, y anhelamos que podamos encontrar ocasiones para que ambos factores sean relevantes y presentes intercomunitariamente. Que nos una el amor, y que las diferencias sean solamente un motivo más para encontrarnos.
Que cada uno de nosotros, en este Rosh Hashaná, se comprometa a fortalecer nuestra comunidad, a tender una mano a quien lo necesite, y a ser un ejemplo de justicia y compasión en nuestro entorno.
Deseemos, recemos y hagamos nuestra parte para que este nuevo año sea un tiempo de paz, de unidad y de reconciliación, tanto en Israel como en el resto del mundo.
Que sea un año de salud, de prosperidad y de crecimiento espiritual para todos.
Que este sea un año donde cada uno de nosotros encuentre su papel en la construcción de un futuro más brillante.
Les deseo un Shaná Tová Umetuká, un año bueno y dulce, colmado de las bendiciones del Eterno.