Rabin: 15 años después ¿su legado aún perdura?

03/Nov/2010

Por Lic. Rafael Winter (Rufo)

Rabin: 15 años después ¿su legado aún perdura?

Rabin: 15 años después ¿su legado aún perdura?
Por Lic. Rafael Winter (Rufo)
Se cumple por estos días, 4 de noviembre, un nuevo aniversario del asesinato de Itzjak Rabin: Han transcurrido exactamente 15 años. 15 años de una tragedia que en su momento enlutó a todo un país, a todo un pueblo: pero también a la región y, porque no decirlo, al mundo. Ya que la figura y personalidad de Rabin eran, en buena medida, la garantía para un proceso de paz tan frágil como endeble.
Mucho se ha dicho y escrito sobre la personalidad de Rabin: combatiente del Palmaj; Jefe de Estado Mayor durante la Guerra de los Seis Días; embajador durante varios años en Washington. Rabin como el primer Primer Ministro “sabra” (nacido en Israel), cargo que ocupó entre los años 1974 a 1977. En la década siguiente también ocupó el cargo de Ministro de Defensa.
Pero el Rabin que verdaderamente pasó de la historia de Israel a la historia universal, es el de su segundo mandato como Primer Ministro (1992-1995), en el cual, aprovechando además el contexto internacional favorable de ese momento, llega a la conclusión de que “la paz se hace con el enemigo”. Y que por lo tanto, había que negociar con la OLP, representante de los palestinos en aquel momento, para llegar a un acuerdo de paz con ellos y así solucionar el principal problema de la región. Más allá de que Israel no era quien había creado dicho problema.
El contexto internacional de aquel momento, primeros años de la década del 90 del siglo pasado, era uno en el cual, la Guerra Fría, estaba en su finalización. Era también un contexto en el que, una desmembrada ex Unión Soviética, ya no apoyaba como antes a los árabes en general, y a los palestinos en particular. Por otra parte la Guerra del Golfo de 1991- en la cual Arafat cometió el error estratégico de apoyar a Sadam Hussein- dejó mal parada a la OLP en el plano internacional y la debilitó. La situación regional, pues, ameritaba la convocatoria de una Conferencia Internacional, la cual dio comienzo en Madrid el 30 de octubre de 1991. El objetivo era alcanzar un acuerdo de paz en el Medio Oriente, justo, duradero y global. En dicha Conferencia participaron delegaciones de Israel, Siria, Egipto, Jordania con los palestinos y otros países árabes. Momento histórico: primera vez en 8 décadas en que todas las partes involucradas y los palestinos como una de las mismas, se sientan alrededor de la misma mesa. A pesar de todo, los resultados de la Conferencia no son muy tangibles y no habrá en lo inmediato resultados concretos. Pero no obstante, comienza a regir lo que se conoce como “la dinámica de Madrid”. La cual comenzará a funcionar especialmente a partir del segundo mandato de Rabin. Rabin es electo nuevamente Primer Ministro en junio de 1992. Durante el mismo, su preocupación principal será la búsqueda y la obtención de la paz.
No era un novato en cuanto a buscar compromisos y acuerdos. Ya en su mandato anterior como Primer Ministro, había tomado parte activa- con la intermediación norteamericana – en los acuerdos de separación de fuerzas con Egipto y con Siria, luego de la Guerra de Iom Kipur.
Rabin, en su nuevo mandato, tendría en claro que, el epicentro del conflicto era el problema palestino. Favorecido por el contexto anteriormente mencionado, y además con la muy importante mediación de Noruega, el apoyo fundamental de Shimon Peres y de parte mayoritaria de la sociedad Israelí, se lanza Rabin en búsqueda del objetivo. Lo que se obtuvo luego de un dificultoso proceso, fue una Declaración de Principios: primer compromiso político formal entre Israel y la OLP. Demás está decir que los Estados Unidos, sin tener como en otras ocasiones intervención decisiva, apoyaron el entendimiento.
El 13 de setiembre de 1993 la Declaración de Principios (conocida como los Acuerdos de Oslo) es firmada en la Casa Blanca, Washington, por israelíes y palestinos: encabezados por Rabin y Arafat. El así llamado “Proceso de Paz” queda formalmente inaugurado. Luego de transitar por un camino muy arduo. Y el que vendría sería más difícil aún.
Es bueno recordar las palabras de Rabin en aquellos históricos momentos: “Estamos destinados a vivir juntos en la misma tierra…nosotros, que hemos luchado contra vosotros, los palestinos, os decimos hoy con voz clara y fuerte: ¡basta de sangre y de lágrimas! ¡Basta!. No tenemos deseos de venganza, no albergamos ningún odio hacia vosotros…somos un pueblo que quiere construir un hogar, plantar un árbol, amar, vivir junto a vosotros como vecinos, con dignidad, como seres humanos, como hombres libres”.
Como consecuencia de sus esfuerzos en favor de la paz, Rabin recibe, junto a Arafat y a Shimon Peres, el Premio Nobel de la Paz, a fines de 1994. Al recibirlo, afirma entre otros conceptos que “Seguiremos en el camino de la paz con determinación y fortaleza. No nos detendremos. No nos daremos por vencidos. La paz triunfará sobre todos sus enemigos, porque la alternativa es peor para todos nosotros. Y hemos de prevalecer”.
Previamente, el 26 de octubre de 1994, Rabin había firmado un Acuerdo de Paz con Jordania. Como consecuencia de todo esto – los visibles esfuerzos de Israel por llegar a una paz global – mejora ostensiblemente la situación de Israel en el plano internacional. Es durante esos años que se establecen o re establecen relaciones diplomáticas entre varios países e Israel.
Pero estaba visto que el camino hacia la paz no estaba “pavimentado” por rosas sino por espinas. Extremistas de uno y otro lado harían todo lo posible por torpedearlo. A pesar de que el Proceso de Paz, con muchas dificultades seguía adelante y más allá de que, incluso, se logra el acuerdo conocido como Oslo II (octubre de 1995), los extremistas consiguen su objetivo. El día 4 de noviembre de 1995, a la finalización de un multitudinario acto en Tel Aviv, cuyo lema era “Por la paz, contra la violencia”, Rabin fue asesinado por un fanático religioso, Igal Amir, quien aseguró haber actuado por “mandato divino”. Al asesinar a Rabin, Amir consiguió lo que se propuso: asesinar también y por sobre todo el proceso de paz. En el acto por la paz al cual hacíamos mención, instantes previos a su muerte Rabin había manifestado que “he sido un soldado durante 27 años. He hecho la guerra mientras no había una oportunidad para la paz. Ahora creo que existe una oportunidad para la paz, una gran oportunidad y debemos aprovecharla”.
A partir de la muerte de Rabin, el frágil proceso de paz, se va descarrilando paulatinamente. Para ello se combinan el fanatismo, los obstáculos innecesarios que frenan dicho proceso y la falta de realismo político. Situación que perdura hasta hoy.
En cuanto a la figura de Rabin, se agiganta aún más después de su muerte. Pasó definitivamente a la historia como un estadista de excepción.
Mientras tanto, seguimos buscando la paz. Si apareciera nuevamente en la región una personalidad de las características de Rabin, la solución al conflicto estaría probablemente, mucho más cercana.
Por Lic. Rafael Winter (Rufo)