Primer centenario del pogrom de la “Semana Trágica” de Buenos Aires y su ramificación en Uruguay

14/Ene/2019

Por Prof. Gabriel Hojman, para CCIU

Primer centenario del pogrom de la “Semana Trágica” de Buenos Aires y su ramificación en Uruguay

El 14 de enero se cumplen cien años de la finalización de la “Semana Trágica” de Buenos Aires.
El hecho sintetiza dos caras de un mismo odio por parte de ciertos sectores conservadores: el antisemitismo y el odio al trabajador organizado. En el contexto de 1919, esto ocurría a nivel mundial, el fenómeno es conocido como el “First Red Scare” (“Primer susto rojo”; el “Segundo susto rojo” fue el Macarthismo, en los años ‘50).
El “susto rojo” consistió en creer que el ejemplo de la Revolución Rusa (1917) se expandiría al resto del mundo. Ese “temor” determinó que hubiese ataques violentos contra el movimiento sindical y contra las comunidades judías, que eran consideradas como las organizadoras de los movimientos obreros.
En Estados Unidos, el empresario automotriz Henry Ford escribió en 1920 sobre los judíos: “En Rusia se les hace responsable del bolchevismo, cuya inculpación, según de donde nazca, se podrá tomar por fundada o infundada. Los americanos, testigos que hemos sido de la fanática verbosidad de los jóvenes judíos, apóstoles de una revolución social y económica tenemos la ventaja de poder formar un juicio claro de lo que hay de real y verdadero en tales inculpaciones.” (1).
En Alemania, los Freikorps culparon a judíos e izquierdistas de la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial. Este grupo violento asesinó a los líderes del movimiento marxista “Liga Espartaquista”, Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, ambos de origen judío. El asesinato de los líderes espartaquistas ocurrió el 15 de enero de 1919.
Un día antes culminaba la Semana Trágica en Buenos Aires. En Argentina habían tenido lugar en 1916 las primeras elecciones con sufragio secreto y universal (masculino). Fruto de esas elecciones fue elegido presidente un líder popular entre las masas: Hipólito Yrigoyen, de la Unión Cívica Radical.
El gobierno de Yrigoyen marcó una política laboral distinta a los gobiernos conservadores anteriores que eran muy represivos con los trabajadores. Con Yrigoyen se generalizó la negociación colectiva, lo que determinó un gran crecimiento del movimiento sindical.
En diciembre de 1918 se inició una huelga en una fábrica metalúrgica, que fue reprimida por policías ayudados por rompehuelgas.
Esta situación determinó una huelga general iniciada el 7 de enero, que fue sangrientamente reprimida por policías y por grupos de civiles aristocráticos que disparaban contra los huelguistas asesinando a un alto número de éstos. Los más conocido de estos grupos fueron la “Liga Patriótica Argentina” y la “Sociedad Sportiva Argentina”, esta última agrupación fue la que, paralelamente a los ataques contra los huelguistas, atacó a la colectividad judía en general.
Se dirigieron a los barrios Once y Villa Crespo donde incendiaron sinagogas, las bibliotecas del Poalei Sión (agrupación de obreros sionistas) y del Club Avangard, institución judía ligada al Partido Socialista Argentino. La peor parte del ataque, fue la agresión física a las personas que lucían como judíos. Un testimonio expresa:
“Pamplinas son todos los pogroms europeos al lado de lo que hicieron con ancianos judíos las bandas civiles en la calle, en las comisarías 7ª y 9ª, y en el Departamento de Policía. Jinetes arrastraban a viejos judíos desnudos por las calles de Buenos Aires, les tiraban de las barbas, de sus grises y encanecidas barbas, y cuando ya no podían correr al ritmo de los caballos, su piel se desgarraba raspando contra los adoquines, mientras los sables y los látigos de los hombres de a caballo caían y golpeaban intermitentemente sobre sus cuerpos (…) Pegaban y pegaban espaciosamente, torturaban metódicamente para que no desfallecieran las últimas fuerzas, para que no se prolongaran sin fin los sufrimientos. Cincuenta hombres, ante el cansancio de azotar, se alternaban para cada prisionero, en tanto que la ejecución proseguía de la mañana hasta pasado el mediodía, desde el atardecer hasta la noche y desde la noche hasta que despuntaba el día. Con fósforos quemaban las rodillas de los arrestados, mientras atravesaban con alfileres sus heridas abiertas y sus carnes emblandecidas (…). En la comisaría 7ª, los soldados, vigilantes y jueces encerraban en los baños a los presos (en su mayoría judíos) para orinarles en la boca. Los torturadores gritaban: viva la patria, mueran los maximalistas y todos los extranjeros” (2).
El pretexto para los ataques antisemitas era que las acciones sindicales eran parte de una conspiración internacional ruso-judía para instalar un régimen soviético en Argentina, incluso identificaron a una persona como la destinada a presidir el futuro soviet argentino; era el carpintero y periodista Pinie Wald, quien relató lo acontecido en el libro Koschmar (Pesadilla) escrito en idish en 1929 y traducido al español en 1987.
Un fragmento del libro expresa: “Salvajes eran las manifestaciones de los ‘niños bien’ de la Liga Patriótica, que marchaban pidiendo la muerte de los maximalistas, los judíos y demás extranjeros. Refinados, sádicos, torturaban y programaban orgías. Un judío fue detenido y luego de los primeros golpes comenzó a brotar un chorro de sangre de su boca. Acto seguido le ordenaron cantar el Himno Nacional y, como no lo sabía porque recién había llegado al país, lo liquidaron en el acto. No seleccionaban: pegaban y mataban a todos los barbudos que parecían judíos y encontraban a mano…” (3).
Los hechos de Buenos Aires tuvieron sus repercusiones en Uruguay, la antropóloga Teresa Porzacanski recogió algunos testimonios de arrestos a miembros de la colectividad judía en Montevideo: “…allá por el año 20, se buscaba a los comunistas, y como nosotros éramos rusos, pensaban que éramos comunistas. Y una vez, vinieron a buscar a mi hermano (…) Había ido nada más a una conferencia (…) Y por eso (…) lo llevaron preso hasta que Frugoni (…) lo sacó en libertad.” (4).
La historiadora uruguaya-israelí Rosa Perla Raicher (1928-2001) contextualizó estos hechos en el ambiente conservador luego del “alto de Viera” (en 1916 el presidente Feliciano Viera realizó un “alto” a las reformas batllistas) y basándose en prensa de la época y en testimonios personales expresa “contemporáneamente a lo que sucedió en Buenos Aires durante la “Semana Trágica” en que fueron atacados obreros, perseguidos sobre todo los anarquistas y judíos del barrio judío porteño bajo alegada acusación de conspiración ‘rusa’; también en Montevideo fueron disueltos centros de actividad obrera, hubo arrestos y deportaciones. Por sospechas de presunta colaboración en planes subversivos fueron arrestados obreros judíos y allanado su centro cultural ‘La Aurora'” (5).
Los historiadores Germán D’Elía y Armando Miraldi expresan: “Paralelamente a una represión contra el movimiento obrero argentino que dejó como saldo trágico muertos y heridos, en nuestro país el Jefe de Policía Virgilio Sampognaro denunció un ‘plan revolucionario’ y adoptó medidas en consecuencia: ‘El 11 de enero de 1919, se dio la noticia de la existencia de varios ‘agentes secretos rusos’ procediendo la policía a allanar el Centro Cultural Israelita ‘Aurora’ y a deportar a sus integrantes …”(6).
Fernando López D’Alesandro expresa sobre los hechos de Montevideo:
“La ola represiva fue sazonada por un espectacular hallazgo del jefe de policía; una confabulación ‘maximalista’ llevada adelante por trabajadores rusos afincados en el país. Fueron hechos prisioneros Gregorio Guimberg, Pedro Pangerier, Francisco Provich, Jacobo Fleisman y J. Brener. Según la versión socialista, se acusaba a estos obreros rusos -también miembros del Comité Israelita- ‘de ser agentes de Lenine’ (sic) [enviados] para implantar el maximalismo en la república’. Más adelante los socialistas descalificarán las versiones dadas a conocer por Sampognaro ‘¿Dónde están las famosas cartas de Lenine que se decían fueron halladas en los bolsillos de algunos componentes del centro israelita? (…)’. Los anarquistas también condenaron esta trama (…) A la represión de este complot ‘soviético’, digitado por el propio ‘Lenine’ sucedió la deportación de varios militantes, entre ellos los rusos sospechosos (…)” (7).
Al cumplirse un siglo de estos acontecimientos, debemos estar alertas, el odio a los inmigrantes sigue presente a nivel mundial repitiendo los mismos pretextos: “gente peligrosa, costumbres diferentes, nos quitan nuestras fuentes de trabajo”.
Hace dos meses el asesino de las 11 personas de la sinagoga de Pittsburgh declaró que los asesinó porque a los judíos “les gusta atraer invasores para que maten a nuestra gente”. El presidente de HIAS (institución a la que hacía referencia el asesino) expresó: “Fuimos el blanco perfecto para este asesino, porque somos judíos y ayudamos a los refugiados. Entonces él marca las dos cajas de odio” (8).
Es así que 100 años después, en una coyuntura mundial en que la necesidad de refugio sigue siendo imprescindible, los judíos seguimos bregando por las “puertas abiertas”.
(1)Ford, Henry, El Judío Internacional. Editorial Prometeo, Santiago de Chile, Falta año. Pág. 14.
(2)Testimonio de José Mendelsohn, luego director del Seminario para Maestros Hebreos que funcionaba en la AMIA, citado por: Schiller, Herman: El primer “pogrom”. Diario Página/12, Buenos Aires, 3 de enero de 1999.
(3)Citado por Schiller, op.cit.
(4)Porzecanski, Teresa: Historias de Vida de inmigrantes judíos al Uruguay. Comunidad Israelita del Uruguay, Montevideo, 1986. Pág. 65.
(5)Raicher, Rosa Perla: “Obreros judíos en el Uruguay”. Entre los años diez y la época de la Segunda Guerra Mundial”. En Revista “Hoy es Historia” N°26 (marzo-abril 1988), Montevideo. Pág. 42.
(6)D’Elía, Germán – Miraldi, Armando: Historia del Movimiento Obrero en el Uruguay. Desde sus orígenes hasta 1930. Editorial Banda Oriental, Colección Temas del Siglo XX, Montevideo, 1985. Pág. 146.
(7)López D’Alesandro, Fernando: Historia de la izquierda uruguaya. La fundación del Partido Comunista y la división del anarquismo (1919-1923). Vintén Editor, Montevideo, 1992. Ps. 32-33. La lista de nombres fueron extraídas de prensa obrera de la época.
(8)https://www.debate.com.mx/mundo/sinagoga-pittsburgh-tiroteo-judios-washington-20181030-0076.html