Pilar Rahola advierte que España es “mítica” para el islamismo más radical

27/Abr/2011

La Vanguardia

Pilar Rahola advierte que España es “mítica” para el islamismo más radical

La periodista publica ‘La república islámica de España’, una obra que “no va en contra de ninguna religión”
Sant Jordi | 20/04/2011
Barcelona. (EFE/Irene Dalmases).- La periodista y escritora Pilar Rahola, que acaba de publicar el libro “La república islámica de España”, advierte en una entrevista con Efe de que España es “especialmente mítica” para el islamismo más radical, un fenómeno que compara con el nazismo y el estalinismo.
La autora catalana aclara que no ha escrito una obra para ir en contra de ninguna religión ni ninguna cultura, pero sí reconoce que va en contra de aquellos que utilizan la religión, la cultura y las tradiciones para “violentar, fanatizar, esclavizar y matar”.
Centrándose en el caso español, sostiene que lo que en muchos textos, páginas web o incluso madrazas denominan “Al-Ándalus” es “algo mítico, tanto en el sentido sentimental, como en el colonial, de imperio o dominio. También es la primera gran derrota, y aunque de ello haga siglos, obsesiona a estos personajes”.
A su juicio, además, España es “en este momento un territorio fructífero para que crezca el radicalismo”, con Cataluña como “epicentro del salafismo”, aunque también hay “importantes focos de radicalidad muy extremos y preocupantes en Ceuta y Melilla, una ciudad en la que ahora hay más ciudadanos musulmanes que no musulmanes, lo que no ocurría desde la Reconquista”.
Para Rahola, este hecho también es problemático porque “en Melilla hay diversas organizaciones radicales muy bien asentadas”.
En Murcia, según sus datos, hay asimismo un foco muy importante del grupo “Justicia y Libertad”, integrado por “radicales marroquíes que tienen a Jomeini como modelo y que quieren instaurar una república islámica en Marruecos”.
Otro punto importante es Madrid, donde está la mezquita de la M-30, “financiada por Arabia Saudí, un país cuyo objetivo no es la democracia y que utiliza el dinero del petróleo para conquistarnos política, social y mentalmente”.
Rahola critica con dureza que ante este panorama, las autoridades españolas, “que son fuertes y duras con los extremistas vascos o con otras formas de extremismo”, sean “enormemente pusilánimes, ingenuas y permisivas con los extremistas islamistas, que tienen un nivel de libertad de expresión y de acción que puede llegar a ser muy peligroso para la democracia y que no se produce en otros países”.
Ahondando en ello, remarca que la “buena noticia” es que “la inmensa mayoría de los musulmanes españoles no son radicales. La mala noticia es que la minoría que sí lo es está integrada por miles de personas. Sólo en Catalunya, donde hay unos 400.000 musulmanes, la policía calcula que entre un 20 y un 30 por ciento son radicales”.
Es por este motivo que resalta: “Nunca en España ha habido ni un partido de extrema derecha ni uno de extrema izquierda con tantos militantes como tiene ahora el fanatismo islámico”.
“El islamismo radical es el fenómeno totalitario más importante desde el nazismo y el estalinismo. Igual que no podíamos callar ante los nazis o ante las barbaridades del estalinismo, ahora no podemos callar ante las barbaridades de esta gente. Debemos defendernos de esta ideología fanática que nos quiere destruir”, apostilla.
Preguntada si no tiene miedo al hacer estas consideraciones, la periodista argumenta que “el miedo es la principal arma que tiene el radicalismo para que no pensemos, para que no debatamos y para que no hablemos. Usan el miedo para imponer sus ideas fanáticas y reaccionarias, pero ya hay muchos intelectuales que hablan claro, también hombres y mujeres musulmanas”.
En su libro, carga, asimismo, contra lo que denomina el “buenismo” porque lleva al “malismo”. “La inhibición, el miedo, la autocensura y la ambigüedad de los partidos y las organizaciones democráticas respecto al islamismo radical -precisa- alimenta el discurso de la extrema derecha”.
Por otra parte, cree que para no cometer más errores ante el fenómeno se debe “ser claro en el discurso” y “no puede haber equivocaciones con los interlocutores”.
En su opinión, “los líderes radicales no pueden ser los interlocutores con la administración pública” y pide que no se permita a las “dictaduras islámicas radicales que financien las mezquitas españolas”.