Paños calientes con la tiranía siria

04/Ago/2011

ABC España, Luis Ayllón

Paños calientes con la tiranía siria

De Luis Ayllón (02/08/2011)
El embajador sirio en Madrid, Hussam E. A’Ala, trataba de convencerme el pasado sábado mientras conversábamos en la recepción de la Embajada de Marruecos, de que las informaciones que se difunden sobre lo que pasa en su país no se corresponden con la realidad. Todo es una conspiración, al parecer y no se tienen en cuenta las reformas emprendidas. Sólo unas horas después, los tanques de Bashar el Assad, aplastaban a los manifestantes en la ciudad siria de Hama, la más combativa de las que se enfrentan al régimen, que sigue impidiendo la entrada de medios de comunicación extranjeros al país.
La comunidad internacional se muestra incapaz de reaccionar con firmeza ante las violaciones continuas de los derechos humanos por parte del dictador sirio. EL Consejo de Seguridad de la ONU, vacila ante el posible veto de Rusia y China. La Unión Europea aprueba sanciones, pero no termina de adoptar una decisión resolutiva. Italia ha decidido actuar por su cuenta y ha llamado a consultas a su embajador en Damasco, invitando a sus socios europeos a que hagan lo mismo. Puede que alguno se sume a la medida. No así España, que condena la actuación de Bashar el Assad, y, por boca de su secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, afirma que las reformas del régimen sirio han perdido credibilidad.
El Gobierno no tiene intención de llamar a consultas a su embajador, Julio Albi, quien, en principio, va a seguir en Damasco. Se piensa que resulta más útil contar con las informaciones que pueda suministrar y también que se puede ejercer mejor la protección a los españoles que viven en Siria.
Lo cierto es que, al margen de algún comunicado algo más firme hecho en los últimos días, España está manteniendo una posición demasiado complaciente con al tiranía siria. Ha convocado en un par de ocasiones al Ministerio al embajador sirio para protestar, pero no hay planes de ponerse al frente de la comunidad internacional a la hora de reclamar el fin de la represión. Quizás sea que Trinidad Jiménez, aún guarda algo de la confianza que depositó en Bashar el Assad cuando se entrevistó con él en Damasco el 15 de marzo y salió afirmando que cada país árabe debe llevar un ritmo distinto en sus reformas. Ese mismo día se producían las primeras agresiones a manifestantes en la capital siria, mientras la ministra de Exteriores visitaba la espléndida mezquita de los Omeya.
No resulta fácil olvidarse en ests momentos de la rapidez con que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se apresuró a retirar a nuestro embajador en Honduras, tras el golpe de Michelletti contra Zelaya.