Un conflicto local, en una escuela primaria de niñas de un asentamiento no muy grande, lleva al país a uno de sus conflictos internos más graves y pone sobre el tapete una cuestión existencial que la prudencia política había sabido eludir hasta hoy
El centenar de miles de ortodoxos que salieron a manifestar en Jerusalén acompañando a los padres de las alumnas enviados a prisión por la Corte Suprema de Justicia no se pronunció a favor o en contra de la discriminación étnica en dicha escuela, ni si la solución deben ser la integración o la existencia de colegios separados según extracción comunitaria, sino que ascendió un peldaño más en el debate acerca de la primacía de la legislación: “Cuando hay conflicto entre la ley del país y la “halajá” (la jurisprudencia religiosa), ¿cuál debe primar?”