Me dirijo a usted con relación a la nota que me remitió el pasado 23 de enero referida a la caricatura publicada en el diario “Página 12”, Suplemento NO, por el Sr. Gustavo Sala.

Me dirijo a usted con relación a la nota que me remitió el pasado 23 de enero referida a la caricatura publicada en el diario “Página 12”, Suplemento NO, por el Sr. Gustavo Sala.
No hay lugar para los intolerantes, fue el claro mensaje del sindicato de los estudiantes de London School of Economics (LSE) hacia el experto en ley islámica Haitham Al Haddad, quien pretendía dar su mensaje de odio en la casa de estudios. La actividad había sido organizada por la LSe Islamic Society que agrupa a los estudiantes musulmanes de esta universidad inglesa.
A mediados de 2010, el presidente de la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela (CAIV), Salomón Cohen Botbol, sorprendió a gran parte de la dirigencia judía del mundo y hasta las mismas autoridades del gobierno de Israel cuando puso al descubierto la difícil situación que afectaba a los judíos venezolanos. Fue en la cumbre del Congreso Judío Mundial (WJC, por sus siglas en inglés), donde Cohen Botbol alertó a los líderes judíos del mundo que la comunidad judía había pasado de 18.000 miembros en el año 2000 a unos 9.500, en 2010.
El 20 de enero de 1942 en una mansión del barrio de Wannsee, en las afueras de Berlín, una docena de burócratas nazis tomaron una decisión que implicó un corte en la historia de la humanidad. Los allí reunidos en esa fecha, tomaron la decisión de montar el primer (y por ahora único) sistema fabril de exterminio humano, un matadero de personas, para solucionar lo que ellos llamaron la “cuestión judía”, dando comienzo a lo que denominaron “Solución Final para la Cuestión Judía”. En ese sistema de campos de exterminio fueron muertas, por lo menos, la mitad de las víctimas judías de la Shoá.