Operación Barbarossa: 70 años de la invasión nazi a la URSS

24/Jun/2011

UyPress

Operación Barbarossa: 70 años de la invasión nazi a la URSS

HISTORIA 22.06.2011
MOSCU, 22 Jun (UYPRESS) – Hoy se cumplen 70 años del inicio de la Operación Barbarossa, la invasión a la URSS por parte de las tropas de la Alemania Nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
La operación (en alemán: Unternehmen Barbarossa) fue el nombre en clave que le dió Adolf Hitler al plan de invasión de la Unión Soviética por parte de las Fuerzas de alemanas y del Eje. (Alemania, Italia, Japón y aliados menores: Austria, Hungría, Rumania, Bulgaria). La Segunda Guerra Mundial había comenzado el 1 de setiembre de 1939 con la invasión a Polonia.
La Operación Barbarroja que al inicio de sus operaciones tuvo un avance arrollador de las tropas nazis no cumplió su objetivo de completar la invasión a todo el territorio europeo de la URSS y derrotar a sus fuerzas armadas dentro del año 1941. La invasión comenzó con el inicio del verano en Europa.
Como se puede leer en el libro de Hitler Mein Kampf (Mi Lucha), la guerra contra los soviéticos es una cruzada de Europa contra Asia: se trata de enviar al fondo del continente asiático a quienes hacen correr al “Nuevo Orden” europeo y nacionalsocialista los mismos riesgos que hacían correr los hunos de Atila a la Europa romana. El territorio conquistado se convertiría en el espacio vital que satisfaría las necesidades de tierra y materias primas para la población alemana durante siglos.
En diciembre de 1940, el Führer firma la Directiva nº 21, denominada Operación Barbarroja, que contempla la invasión relámpago de la Unión Soviética, que debía ser aniquilada, teóricamente, en una sola campaña de apenas un par de meses. El plan definitivo de Hitler era avanzar simultáneamente con tres Grupos de Ejércitos, que debían revolverse continuadamente, para cercar a los ejércitos soviéticos en enormes maniobras de tenaza y embolsamientos, para aniquilarlos posteriormente.
Hitler la nombró así en honor de Federico I, Friedrich I, en alemán, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico durante el siglo XII, llamado Barbarroja por el color de su barba. Su reinado representó el apogeo del Sacro Imperio Romano Germánico, considerado el Primer Reich por los nacionalistas alemanes. La fama y el significado moderno de Federico I Barbarroja está unido al pan-germanismo alemán del siglo XX. Barbarroja fue un referente para los nacionalistas alemanes que pretendían reunificar el país bajo un poder fuerte, como el del emperador.
Como se ha mencionado, Adolf Hitler ha decidido tomarse la guerra en el frente del Este como una Cruzada y así se lo advierte a sus generales, recordandoles que la Unión Soviética no ha firmado las convenciones de Ginebra y que no se trata de hacer alarde de espíritu caballeresco. El Führer piensa poner los territorios conquistados bajo una severa administración alemana, “desbolchevizar” el país y ver hundirse el régimen soviético cuando él esté en posesión de lo que él llama las “ciudadelas del bolchevismo”: Leningrado y Stalingrado.
En el momento del ataque estaba en vigor el pacto de no agresión germano-soviético de agosto de 1939, por el que ambas potencias definían sus esferas de influencia en Europa oriental. El pacto sorprendió al mundo debido a la hostilidad mutua y a las ideologías diametralmente opuestas de los firmantes.
La situación en junio de 1941
El Tercer Reich controla militarmente Bélgica, Bohemia y Morvia, Dinamarca, Francia (salvo la parte gobernada por Vichy y permitida por los nazis), Grecia, Países Bajos, Luxemburgo, Noruega, Polonia (salvo la parte invadida por los soviéticos) y Yugoslavia (salvo Bosnia, Croacia y Eslovenia que se le escinden), mientras que Bulgaria, Finlandia, Hungría, Italia y Rumanía son aliados de Alemania. Además se espera contar con el apoyo logístico decidido de las poblaciones “a liberar” de Bielorrusia, Estonia, Letonia, Lituania y Ucrania, como también de los cosacos del Don y de los colonos alemanes residentes en la URSS. Así, la Wehrmacht presume de rápidas victorias en todo el extenso frente; sin embargo, ya se le plantean al vencedor provisional graves problemas:
El Imperio Británico a pesar de las duras derrotas en Francia y la retirada de Dunkerke y y la difícil situación en el norte de Africa se mantiene en guerra contra Alemania y enfrenta el poderío aéreo alemán en la llamada Batalla de Inglaterra.
Estados Unidos luego de un periodo de neutralidad y de no-beligerancia, entró en guerra con las potencias del Eje.
El espionaje soviético, su principal agente Richard Sorge había informado al alto mando soviético y a Stalin que era inminente un ataque a la URSS, la concentración de tropas en la frontera oeste por parte de los alemanes y sus aliados era enorme y el espionaje británico había confirmado esa posibilidad. Sorge informó desde Tokio la fecha exacta del ataque. Sin embargo la invasión tomó por sorpresa al Ejército soviético, puesto que la STAVKA (el Alto Mando del Ejército Rojo), bajo las órdenes de Stalin, no dictó ningún tipo de medida preventiva de guerra que pudiese ser interpretada como belicosa por su homólogo alemán.
Stalin, a pesar de que no albergaba dudas sobre que el conflicto germano-soviético sería inevitable, creía que Hitler no abriría un segundo frente antes de acabar la guerra con Gran Bretaña y en todo caso los planes de defensa soviéticos estaban previstos para un enfrentamiento con Alemania como muy pronto en la primavera de 1942.
La Operación barabarossa fue diseñada en un principio para diciembre de 1940, tras el fracaso de la batalla de Inglaterra. Hitler deseaba dividir sus fuerzas y no repetir el error de Napoleón Bonaparte de invadir un país tan extenso mediante un solo bloque de tropas; asimismo se ejecutaron diversas misiones de reconocimiento aéreo a lo largo de la frontera germano-soviética. Se estructuraron tres grupos de ejército asignados para conquistar regiones y ciudades grandes de la Unión Soviética una vez que la invasión comenzara.
El Grupo de Ejércitos Norte fue asignado a la conquista de los países bálticos y de Leningrado.
El Grupo de Ejércitos Centro, el más poderoso en hombres y material, conquistaría Bielorrusia, participaría en la toma de Smolensk antes de dirigirse hacia la conquista de Moscú y la ocupación de las regiones centrales de Rusia.
El Grupo de Ejércitos Sur debía tomar la totalidad de Ucrania, sin dejar de lado la conquista de Kiev y continuar hacia el río Volga, teniendo como objetivo conquistar finalmente la región montañosa del Cáucaso, muy rica en petróleo.
Al final de los preparativos, la Wehrmacht (las fuerzas armadas alemanas) había movilizado cerca de 3,2 millones de soldados hacia la frontera soviética, junto con un millón de soldados de países aliados y satélites, preparados todos para iniciar una ofensiva general desde el Mar Báltico hasta los Cárpatos, contando para ello con la entrada de Rumania y Eslovaquia en la guerra.
Existía, sin embargo, una discrepancia en los objetivos: mientras Hitler daba prioridad a la política y a la economía, deseando unirse cuanto antes a las tropas finlandesas en el norte y ocupar la riqueza agrícola de Ucrania en el sur; el Alto Mando deseaba destruir el centro de poderío militar soviético en Moscú, principal centro de comunicaciones del país.
Hitler no contaba, además, con el apoyo japonés para la campaña, ya que no había realizado consultas sobre la misma con el gobierno nipón que, tras el ataque, no hizo intervenir sus tropas desplegadas en la frontera entre la URSS y Manchuria.
A pesar de las grandes represiones stalinistas, la industrialización sobre todo del sector pesado había progresado hasta convertir al país en la segunda potencia industrial del mundo. La producción de armamento fue aumentada en los años previos dentro del clima general europeo de rearme. En 1941 el ejército soviético sobrepasaba al alemán por un gran margen en cantidades de hombres y material, siendo los modelos de tanques T-34 y aviones Sturmovik en muchas ocasiones mejores que sus pares alemanes.
Asimismo la cantidad de tanques (siete veces más numerosos que sus oponentes alemanes), cañones de largo alcance y aviones de combate disponibles en la Unión Soviética resultaba ser mayor a la que Alemania y todos sus aliados pudiesen movilizar respecto de esas mismas armas, sólo faltaba modernizarse en táctica militar.
El número real de tanques, aviones de guerra y divisiones del Ejército Rojo era desconocido por el OKW (Alto Mando de la Wehrmacht) alemán y de este modo por Hitler, quien consideraba inferior y desmoralizado al Ejército Rojo. Por otra parte los análisis de los generales germanos y del propio Hitler se sustentaban en el pésimo desempeño de las tropas soviéticas durante la Guerra de Invierno de 1939 contra Finlandia, en la que el Ejército Rojo sufrió cuantiosas pérdidas en hombres y material frente al ejército finlandés, mucho más pequeño y peor equipado, al cual combatían.
Se había pensado que el Ejército Rojo estaba en desventaja numérica respecto a la Wehrmacht precisamente en las guarniciones de regiones occidentales de la Unión Soviética, aunque sumando la totalidad de soldados soviéticos disponibles resultaba una cifra superior a la movilizada por Alemania y sus aliados. El Ejército Rojo podría movilizar casi cinco millones de soldados preparados ya en junio de 1941, pero para que tal diferencia fuese visible en combate era necesario primero movilizar grandes cantidades de tropas soviéticas desde Siberia, Asia Central y de la región del Extremo Oriente ruso, principalmente a las tropas que resguardaban los avances japoneses en Vladivostok y las fronteras con Manchuri,a Corea y China.
Tras la Gran Purga de 1936 Stalin hizo encarcelar y fusilar a varios miles de oficiales del Ejercito Rojo entre ellos al general Mijaíl Tujachevsky, (uno de los creadores de la estrategia en el uso de las unidades blindadas independientes, que fue utilizada por el mariscal alemán Heinz Guderian en su guerra relámpago contra Polonia y sobre todo Francia). De los 90 generales de Ejército Rojo en 1936 solo 6 sobrevivieron y de 180 jefes de distrito militar solamente 57 vivían tras la purga, casi dos tercios de los comandantes de divisiones y de cuerpos de ejército habían sido arrestados o ejecutados.
La invasión estaba inicialmente prevista para el 15 de mayo, pero la intervención de Mussolini en África Oriental contra la Somalia Británica y, sobre todo, su frustrada invasión de Grecia durante el invierno de 1940 hizo aplazar la operación, al verse Hitler obligado a socorrer a su aliado decretando la invasión de Grecia (Operación Marita).
Por otra parte, como respuesta al golpe de estado en Yugoslavia que sustituyó al gobierno pro-alemán que había firmado el Pacto Tripartito, Hitler ordenó la invasión de Yugoslavia (Operación 25). En conjunto, la intervención del Tercer Reich en Grecia y los Balcanes retrasó la Operación Barbarroja cuatro semanas.
El domingo 22 de junio de 1941, a las 3:15 de la madrugada en un gigantesco frente de 1.600 km entre el mar Báltico y el mar Negro, los alemanes pusieron en marcha a más de 4 millones de hombres: 3,5 millones de alemanes y 1 millón de aliados aglutinados en 225 divisiones, junto a 4.400 tanques y 4.000 aviones, convirtiéndola en la operación terrestre más grande de la historia. En un principio el ejército soviético se derrumbó. Las fuerzas acorazadas alemanas se movieron rápido y lejos, aislando y capturando grandes cantidades de soldados enemigos y de su equipo. La fuerza área nazi la Lufftwaffe se ocupó de destruir la mayoría de los aviones de las fuerzas aéreas soviéticas antes de que pudieran despegar.
En un mes Bielorrusia y el Báltico estaban en manos alemanas aunque en el sur hubo que esperar a agosto para alcanzar el río Dniéper. Hitler ordenó que parte del grupo centro se dirigiera al sur para cerrar una tenaza en torno a Kiev, lo que provocó la mayor captura de soldados enemigos de la historia (más de 800.000), pero hizo retrasar el asalto a la capital soviética, aunque también ayudó a asegurar el flanco meridional del grupo de ejército centro.
En Octubre, los alemanes se dirigieron a Moscú, el invierno estaba en curso, lograron una última victoria en Viazma, comparable a la de Kiev. Con los soldados alemanes logrando victoria tras victoria, los periódicos alemanes aseguraban que era una guerra prácticamente ganada. Las pérdidas rusas habían sido inmensas pero Stalin apeló al patriotismo mediante el recuerdo de la invasión napoleónica de 1812, trazando un paralelo entre ambos episodios y llamó a su pueblo a la defensa de la patria denominando el conflicto como la Gran Guerra Patria.
El derroche de vidas que hacían los rusos causaba asombro a los alemanes. La resistencia soviética sorprendió al mando alemán, que durante el verano había dado por aniquilado a dos tercios del ejército soviético tras cada batalla importante, pero que era capaz de reconstituirse gracias a una gigantesca reserva humana (la URSS era el país más poblado de Europa) y una industria bélica rápidamente reforzada. Un ejemplo es la fortaleza de Brest-Litovsk en la frontera polaca: atacada el primer día de la invasión alemana, se planeó que su captura se realizaría en horas, sin embargo los soviéticos resistieron un mes entero. Lanzaron a grupos de soldados en asaltos suicidas contra posiciones alemanas. De igual forma, Smolensk, en el camino de Moscú, retrasó la ofensiva alemana durante varias semanas.
Se organizó la lucha guerrillera con partisanos que hostigaban constantemente las líneas de suministros alemanas, alargadas cada vez más a medida que avanzaban. Los soviéticos realizaron la política de tierra quemada al igual que en 1812.
Los rusos contaban además con un informante clave en el contraespionaje, el comunista alemán Richard Sorge, quien trabajaba bajo la identidad de un periodista alemán pro-nazi en Japón, lo que le permitió hacer llegar a Stalin información relevante para el traslado de unidades desde el frente asiático hacia el frente alemán.
El grupo de ejércitos del norte llegó a las cercanías de Leningrado antes de agosto de 1941. Allí la resistencia soviética lo detuvo. Leningrado fue cercado y resistió durante 900 días. En opinión de Hitler, conquistar Leningrado sería una operación demasiado costosa, por lo que decidió asediarla y rendirla por hambre estableciendo el Sitio de Leningrado, en el que más de dos millones de personas murieron por el hambre, el frío, el estado de ley marcial y los bombardeos. La ciudad resistió hasta que en enero de 1944 los alemanes fueron rechazados.
El momento crucial de la operación Barbarroja, sin embargo, fue cuando las tropas alemanas del grupo de ejércitos centro (Mariscal Heinz Guderian) avanzó hasta 25 kilómetros de Moscú en diciembre de 1941. Sin la batalla de Moscú con la directa intervención de divisiones llegadas desde Siberia que desfilaban por la capital camino al frente hizo retroceder a los alemanes 200 kilómetros hacia el oeste en la llamada batalla de Moscú. Fue la primera derrota importante de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial.
Las causas de la derrota inicial soviética están circunscritas a la guerra relámpago o Blitzkrieg basada en la guerra de movimientos y el uso de la táctica de tenazas acorazadas, algo nuevo tanto para los rusos como para el resto del mundo, aunque su ideólogo había sido un general soviético asesinado por Stalin, Tujachevsky.
La guerra en el frente oriental alemán duró cuatro años, dando por resultado 4 millones de muertes alemanas y 11 millones de bajas soviéticas en combate, más otros 15-18 millones de civiles soviéticos muertos por masacres, enfermedades y hambre.
El traslado de miles de fábricas desde los territorios amenazados y ocupados por el avance nazi detrás de los montes Urales, permitió que la industria soviética proporcionará un torrente enorme de equipos y armas a sus tropas, inclusive de mayor calidad que las alemanas.
La tecnología alemana no era la mejor del momento en cuanto a carros de combate. Los carros T-34 y KV-1 eran muy superiores a lo mejor que tenían los alemanes, que eran sus preciados Panzer III, Panzer IV y los Stug III. Sin embargo, de los 19.500 carros soviéticos, sólo el 5% eran T-34s de primera generación y propensos a fallos por su corta vida y un 2% eran KV-1, con los mismos problemas.[9] [10] A todo esto, hay que añadir que los viejos T-26 y los carros rápidos de la serie BT tenían una vida útil (antes de necesitar un cambio de motor o grandes reparaciones en él) de unas 100 horas de uso,[9] tras las cuales se requería una gran labor de mantenimiento. Esto hizo que en la primera semana, el 50% de los tanques soviéticos quedasen fuera de combate sin siquiera luchar.
En el primer día se destruyeron más de 1.800 aviones soviéticos, muchos de ellos sin tan siquiera despegar y en el segundo día ya había unos 2.700 destruidos en total. Además, los aviones alemanes eran más veloces que los soviéticos y tuvieron el cielo bajo su dominio, lo cual propiciaba que las labores de localización de enemigos y exploración fueran un punto a favor de los alemanes, privando a los soviéticos de esta necesaria tarea.
Muertos y heridos en el primer mes de la Operación Barbarossa
ALEMANIA: 97.353 muertos – 5.335 prisioneros y desaparecidos
URSS: 350.000 muertos – 5:.335 819.000 prisioneros y desaparecidos
La situación militar se revirtió radicalmente y cuatro años después el 2 de mayo de 1945 las tropas soviéticas completaron la conquista de Berlín y el 8 de mayo se firmó la capitulación incondicional de Alemania ante las potencias aliadas.