Objetivos en la nebulosa

22/Mar/2011

El Observador, Pedro Dutour

Objetivos en la nebulosa

LOS REBELDES NO QUIEREN AL LÍDER LIBIO MUERTO; LO DESEAN VIVO PARA ENJUICIARLO Discrepancias sobre qué hacer con Gadafi y sobre quién comanda la operación en Libia
22-3-2011
POR PEDRO DUTOUR DE LA REDACCIÓN DE EL OBSERVADOR
Qué hacemos con Muammar Gadafi?, se preguntan y repreguntan a sí mismos los aliados que comandan la ofensiva Odisea del amanecer. ¿Hay que atacar hasta derrocarlo o dejarlo volver a su carpa de beduino? Estados Unidos dijo que el líder libio no es un objetivo y reconoció que la operación podría finalizar con él aún en el poder. El Reino Unido, en cambio, dejó entrever que el mundo sería mejor sin Gadafi en el trono de la nación norteafricana. La situación ya ha abierto diferencias entre los aliados con respecto al manejo de la operación.
La resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU aprobada el jueves en Nueva York autoriza “todas las medidas necesarias” para proteger a la población civil de los ataques de las fuerzas leales a Gadafi. En ningún punto se especifica acabar con la vida de Gadafi, que desde el inicio de las revueltas en Libia -que nacieron en consonancia con las de Túnez y Egipto-, a mediados de febrero, reprimió sangrientamente a los opositores. La sentencia no deja claro que si llegara a ser “necesario” se terminará con los días del líder de la revolución de 1969 como medida extrema, en términos de proteger a la población de las hostilidades.
El Pentágono y el Estado Mayor Conjunto estadounidense señalaron el domingo que el objetivo no es Gadafi, que la operación discurre por otros carriles y que, simplemente, pretenden que la ciudadanía esté a buen resguardo. Esperan que el dictador se sienta aislado y dé él mismo un paso al costado. Francia, muy activa en la ofensiva en Libia, dijo por boca del portavoz del gobierno, François Baroin, que la coalición internacional solo quiere impedir que Gadafi “masacre a su pueblo”. Otra cosa es derrocarlo, y no está en los planes franceses.
España, que se unió ayer a los bombardeos junto a Noruega, rumbeó para el mismo lado al aseverar, en palabras de la canciller Trinidad Jiménez, que Gadafi “no es un objetivo” y que así lo dejó establecido el Consejo de Seguridad la semana pasada. El primer ministro y hombre fuerte de Rusia, Vladimir Putin, fue más lejos y tildó de “cruzada” la operación Odisea del amanecer. Lo más extraño es que su delfín, el presidente Dimitri Medvedev, lo contradijo. “Es inadmisible” utilizar ese término, dijo el mandatario ruso. Moscú se abstuvo en la votación de la resolución bélica de la ONU.
La mayor contradicción se dio dentro de la coalición occidental -que cuenta con el apoyo de la Liga Árabe, cabe consignar-. El ministro de Defensa británico, Liam Fox insinuó que Gadafi podría encontrarse en la mira de la ofensiva. “Hay una diferencia entre el hecho de que alguien sea un blanco legítimo y la decisión de pasar al ataque porque para esto último habría que tener en cuenta qué puede ocurrirles a los civiles que haya en la zona”, aseguró Fox.
Los asesores del ministro, en vista de la sensibilidad del momento, indicaron que su jefe solo quería decir que el dictador podía morir por equivocación si se hallara cerca de un objetivo militar. El domingo mismo una bomba destruyó una residencia del líder en Trípoli. Para tener más clara la postura británica, hay que considerar que el primer ministro, David Cameron, siempre dijo que Gadafi “debe marcharse”.
El terreno complicado en que se ha convertido Libia, por su extensión, por la falta de información, por las complicaciones que tienen los periodistas para trabajar, por el humor de los políticos para este tipo de aventuras a esta altura del partido, parecen haber complicado la coordinación aliada, que discrepan sobre quién debe tomar la batuta del asunto. La falta de dirección en este sentido forma parte del cada vez más nebuloso futuro del país árabe.
Estados Unidos no quiere nada con comandar la misión, ya tiene bastante con Irak y Afganistán. Muchos menos hablar de enviar tropas -la infantería está ocupada en aquellas guerras-, algo que, además, no está contemplado por la sentencia del Consejo de Seguridad. Washington quiere al frente a la OTAN, que todavía no entró en el juego, pero Francia no. París cree que es una misión de la ONU y que la alianza atlántica debe integrarse solo para brindar apoyo. Sin embargo, Italia amenazó con impedir el uso de sus bases, bien cercanas a Libia por cierto, si la OTAN no coordina la operación. Y lamentó la falta de integración.
Los rebeldes, mientras tanto, tampoco quieren a Gadafi en un ataúd. Lo prefieren vivo, para enjuiciarlo como dijeron ayer. La oposición cree que lograrán la victoria a corto o largo plazo. Los aliados piensan igual, pese a que no dejan en claro qué hacer con Gadafi. Corren el riesgo -Estados Unidos, sobre todo- de que Libia se convierta en una segunda guerra de Irak, pero la de 1991. Allí ganaron los “buenos”, pero el “malo”, Saddam Hussein, siguió en el poder.