Memoria, silencio y los vacíos que dejan los otros

08/Oct/2018

El País Cultural- por Virginia Martínez

Memoria, silencio y los vacíos que dejan los otros

Calle Este-Oeste es un libro
extraordinario, por la historia que narra, por la colosal investigación que la
sostiene y por la maestría con la que Philippe Sands teje los hilos de la
compleja trama del relato. Sands ignoraba todo sobre el pasado de los suyos. En
la casa de los abuelos maternos León y Rita no había fotografías y cada vez que
de niño él preguntaba, el abuelo clausuraba la conversación con una sentencia:
“Es el pasado. No importa”. Aunque los nazis asesinaron a más de
setenta miembros de su familia, León nunca habló de ello.
A los 50 años Sands se propuso llenar el
hueco de silencio de su historia para saber quién era y de dónde venía. A
partir de testimonios, fotografías, cartas, diarios personales, documentos jurídicos
y artículos de prensa que rescata con la tenacidad de un arqueólogo e
interpreta con el rigor del historiador, construye un relato que enlaza la
historia singular de su familia con el horror del exterminio nazi. Uno a uno va
trazando la cartografía familiar, siguiendo el periplo de los que van a morir.
TRABAJOS DE MEMORIA.
La historia comienza en Lviv, la ciudad de
su abuelo y centro geográfico del libro pues casi todos sus personajes nacieron
o pasaron por allí. Testigo de las catástrofes del siglo XX, Lviv, hoy ciudad
de Ucrania también conocida como Leópolis, cambió ocho veces de manos en los
treinta años que van del inicio de la Primera Guerra Mundial al fin de la
Segunda.
En el camino de indagación el autor se
cruzó con la historia de dos abogados clave en la doctrina internacional de los
derechos humanos: Hersch Lauterpacht, creador del concepto y la expresión
crímenes contra la humanidad, y Rafael Lemkin, padre de la conceptualización
del delito de genocidio. Frente a ellos se ubica Hans Frank, el antagonista.
Gobernador de Polonia, principal jurista del Partido Nazi y responsable del
exterminio de miles de polacos, entre ellos de casi toda la familia
Lauterpacht, Lemkin y la del autor.
En más de una entrevista Sands ha sostenido
que su libro no trata sobre el Holocausto sino sobre la memoria. Y puede
agregarse también que refiere al trabajo y las resistencias que hay que vencer
para construirla. (“Lo que atormenta no son los muertos sino los vacíos
que dejan en nuestro interior los secretos de otros”, dice el epígrafe del
psicoanalista Nicolas Abraham que abre la obra). A veces el vacío es la muerte
que no dejó rastro y otras el silencio de los sobrevivientes. Tras una
peripecia de ficción el autor logra ubicar en Tel Aviv a una de sus parientes.
Le relata en detalle los accidentes del camino que está recorriendo para
restablecer la historia familiar y, lo más importante, le pregunta si quiere
saber cómo murieron sus padres. Herta Gruber escucha en silencio el minucioso
relato. Mira a Sands a los ojos y se explica: “Quiero que sepa que no es
cierto que lo haya olvidado todo. Es solo que hace muchísimo tiempo decidí que
esa era una época que no deseaba recordar. No he olvidado. He decidido no
recordar”.
NÚREMBERG.
El otro gran capítulo de Calle Este-Oeste
que Sands aborda de manera tan documentada como intensa es el juicio de
Núremberg, la trastienda del proceso, cómo se organizaron las acusaciones y las
tensiones internas en el equipo de juristas. Allí están Lauterpacht y Lemkin.
Discípulo de Martin Buber y de Hans Kelsen, políglota, y apasionado de la
justicia, Lauterpacht nació en una familia judía ortodoxa acomodada. Cuando
Alemania invadió Polonia emigró a Inglaterra. Con el apoyo del politólogo y
dirigente del Partido Laborista inglés Harold Laski se vinculó a la comunidad
jurídica estadounidense y se unió al grupo de juristas comandados por el fiscal
Robert Jackson que trabajó en los crímenes de guerra.
Lemkin también venía de una familia judía
polaca y desde joven se interesó en la masacre de los armenios. En ella
encontró la base para proponer normas internacionales que protegieran a los
grupos. Luego estudió cómo los nazis ejecutaban la destrucción gradual y
planificada de las naciones sometidas con el fin de “germanizar” los
territorios conquistados. En Estados Unidos escribió El dominio del Eje en la
Europa ocupada, en el que creó el término genocidio definido como los actos
“dirigidos no contra individuos en su calidad de tales, sino como miembros
de grupos nacionales”. Lemkin también integró el equipo de Jackson.
El autor sigue la trayectoria de Frank,
conocido como el carnicero de Varsovia, y uno de los más singulares criminales
nazis. Convencido de que el Tercer Reich era eterno, redactor de las leyes
racistas de Núremberg y defensor público de que los judíos eran una raza a
eliminar, Frank se convirtió al catolicismo durante el juicio pero eso no lo
salvó de que lo condenaran a la horca por genocidio. Durante la investigación
Sands hizo amistad con Nikklas, el hijo de Frank, un hombre que odia al padre,
le repugna su memoria y siempre lleva la foto del cadáver en la billetera
-dice- “para asegurarme que está muerto”. En el documental de David
Evans What Our Fathers Did: A Nazi Legacy puede verse la relación de Sands con Nikklas
y con el hijo de otro criminal nazi, Horst von Wäcther, gobernador de Cracovia,
así como las diferencias entre ambos hombres por la forma como se vinculan con
la historia de sus progenitores.
VUELTA A LOS ORÍGENES.
Sands es abogado y profesor del University
College de Londres. Especialista en derecho internacional, intervino en juicios
celebrados en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea y en la Corte Penal
Internacional de La Haya, entre los que se cuentan el caso Pinochet, los
crímenes cometidos en la guerra de Yugoslavia y el genocidio de Ruanda. Estudió
con Eli Lauterpacht, hijo de Hersch, y con él descubrió que sus familias habían
vivido en la misma ciudad, en la calle Este-Oeste.
Desde que en 2010 visitó Lviv por primera
vez vuelve allí todos los años: “En la Lviv de hoy que ha olvidado a
Lemkin y a Lauterpacht, las cuestiones de identidad son complejas y peligrosas.
La ciudad sigue siendo una copa de hiel como lo fue en otro tiempo para tantas
personas”, afirma, sombrío, al final del libro. Preocupado por los
nacionalismos, los autoritarismos, las persecuciones religiosas y las políticas
migratorias, Sands sostiene que en materia de derechos humanos aún estamos en
la Edad Media.
CALLE ESTE-OESTE de
Philippe Sands. Barcelona, 2017. Anagrama, 601 págs. Distribuye Gussi.