Medio Oriente en ebullición. El gran dilema de Israel.

23/Feb/2016

Semanario Hebreo, Ana Jerozolimski

Medio Oriente en ebullición. El gran dilema de Israel.

Ya
se ha cumplido un lustro desde que la entonces
llamada “primavera árabe” comenzó en Oriente Medio, pasando rápidamente
a confirmarse como un duro y cruento invierno islamista. La esperanza de mayor
libertad y democracia que había justificado en su momento el primer nombre dado
a las revoluciones y levantamientos, quedo bañada en la sangre derramada por
los extremistas.
En
medio de la locura de muerte que abraza
a Oriente Medio, Israel es una isla de estabilidad. No exenta de problemas,
casi superfluo resulta aclararlo, y por cierto no libre de tensiones. Pero sin
duda un símbolo de estado de Derecho y normalidad, en medio de los diversos
focos de violencia que han cobrado ya
centenares de miles de víctimas.
Y
la situación a su alrededor le coloca ante diversos dilemas nada sencillos.
Lo
que resulta probablemente más evidente, es que la región en la que Israel se
halla, a la que debería poder integrarse plenamente para vivir en ella en paz,
nada tiene hoy de buen vecindario. Jóvenes árabes que quizás no amen a Israel y
hasta puede que le sigan viendo con hostilidad, tienen hoy también motivos para
admirarle. O al menos, para desear poder emularlo en varias cosas. No solo
porque Israel es un país capaz de enviar a un ex Primer Ministro a prisión por
soborno, como ocurrió esta semana cuando Ehud Olmert entró por 19 meses a la
cárcel de Maasyahu, sino porque aún en medio de polémicas y discusiones, dedica
recursos a la educación de sus ciudadanos, al desarrollo de la sociedad…a la
vida ante todo, no a la muerte.
Y
ellos, pueden decir esos jóvenes árabes, también quieren eso para sí mismos.
Con razón.
Pero
el torbellino en el que vive Oriente
Medio desde hace ya media década, coloca ante Israel un serio problema en
términos de cómo lidiar con las diferentes amenazas. Muy poco después de
iniciada la entonces mal llamada primavera árabe, quedó claro, en gran medida a
los propios árabes, que el problema central en la región no es el conflicto
israelo-palestino. Sin embargo, cabe preguntarse si acaso esto significa que se
puede obviar la necesidad de solucionarlo.
Por
un lado, está la amenaza de los grandes
peligros del Islam radical en sus fronteras, tanto el chiita encabezado por la
República Islámica de Irán como el sunita simbolizado por Daesh, o sea ISIS,
aunque no representado solamente en él. Y por otro, la gran problemática del no
resuelto conflicto con los palestinos.
Lo
más lógico sería , a nuestro criterio, poder separarse de los palestinos, lo
cual significa que ellos tengan su estado independiente y soberano, que ambos
estados puedan convivir pacíficamente, y que cada uno viva en sus fronteras con
dignidad. Esto supone una retirada israelí de parte de Cisjordania, o sea Judea
y Samaria en términos bíblicos, para que allí sea construido el Estado
palestino.
Pero
el problema hoy en día va más allá del hecho que los radicales palestinos no se
contentan con dicha fórmula y la ven solamente como una primera etapa hacia un
avance mayor, que suponga la eliminación de Israel. Va más allá del hecho que
inclusive si se llega a ese acuerdo con la Autoridad Palestina, este no estaría
obligando a Hamas que gobierna Gaza.
El
problema central es que en el momento actual, de tal incertidumbre en Oriente
Medio, con la región toda convertida en un caos, con tal inestabilidad en
varios países, y con los dos países árabes que firmaron la paz con Israel, o
sea Jordania y Egipto, como blancos en la mirilla de Daesh, es imperioso preguntarse
si acaso Israel puede permitirse deshacerse de territorios que constituyen
bienes estratégicos.
En
un panel de expertos sobre la situación actual en la zona, que tuvo lugar este
miércoles en el “Jerusalem Center for Public Affairs” en Jerusalem, el General israelí ya retirado Uzi Dayan, que
estuvo al frente del Consejo de Seguridad Nacional y participó en las
negociaciones de paz con Siria junto al otrora Premier Itzjak Rabin, fue
tajante. “Hoy debemos decir varias veces la oración ´Hagomel´( que da las
gracias cuando a pesar de un gran peligro, ganó la vida y no la muerte) por el hecho que no firmamos años atrás con
Siria un acuerdo en el que se renunciaba a los Altos del Golan”, dijo. Con el
caos reinante en Siria, DAESH habiendo
avanzado tan seriamente y controlando gran parte del país, no hace falta entrar
mucho en detalles acerca de lo que significaría hoy tener a esos elementos a la
puerta de la Galilea.
Para
Uzi Dayan, es imperioso tener presente ese punto también al analizar cómo actuar
en el tema palestino, asegurando que bajo ningún concepto Israel puede
permitirse renunciar al Valle del Jordan-recalcó- ya que este  que da una mínima profundidad estratégica a
Israel y protege centros de población claves.
“Con
una amarga sonrisa dijo que las buenas noticias son que Israel es
suficientemente fuerte como para pasar el invierno islamista que envuelve a
Oriente Medio”. Pero lo doloroso, alegó, es que Israel “no puede seguir
prometiendo la rama de olivo”. Ojalá se pudiera, agregó. “Pero en lo que
debemos concentrarnos es en seguir construyendo el estado judío y democrático,
preparándonos para enfrentar las capacidades militares de nuestros enemigos, ya que no es posible asegurar que
lograremos adivinar con exactitud sus intenciones”.
En
el mismo panel habló el Brigadier General ya retirado Yossi Kuperwasser, que
fue además un gran analista encargado de la investigación en el Servicio de
Inteligencia, cuando aún estaba en las filas de las Fuerzas de Defensa de
Israel, y ocupó más tarde, ya como civil, el cargo de Director General del
Ministerio de Asuntos Estratégicos de Israel.
En
su opinión, el denominador común a todos los problemas con los que lidia hoy
Oriente Medio, es la batalla entre dos escuelas de pensamiento. Una reconoce que
los países árabes quedaron atrasados y considera que eso se debe a que no
siguió el ejemplo de desarrollo de Occidente. Estos son los pragmáticos, aunque
no significa que sean todos liberales y
grandes demócratas. La otra también ve el atraso, dice Kuperwasser, pero
considera que este se debe precisamente a lo opuesto, a que el mundo árabe
permitió la entrada de Occidente de Oriente Medio. Ahora, sostienen estos
extremistas, hay que erradicar esa presencia y los valores que representa.
Y
en el medio, está Israel, que tiene hoy intereses comunes con algunos de los
moderados, que lo son tales al menos en comparación con los extremistas, países
como Egipto y Jordania, como Arabia Saudita, que están aterrorizados ante el
avance de Irán. No es especialmente alentador que regímenes de ese tipo deban
ser visto como aliados o amigos, pero los intereses, asegura Kuperwasser, deben
determinar un camino común .Y la integración de Israel a la región deberá
pagarse, estima, con un precio claro, que Israel aporte a la seguridad de esos
países, que perciben igual que Israel cuál es hoy la amenaza central.
Otro
de los participantes en el panel, el Coronel también retirado Richard Kemp,
británico y no judío, gran defensor de Israel, recalcó que uno de los serios
problemas que permiten el avance de los extremistas, es la inacción de parte de
Occidente. Así como los extremistas están decididos a avanzar, Occidente envía
el mensaje que está dispuesto a transar, opinó, asegurando que las acciones
aéreas contra Daesh no son suficientes en absoluto.
El
gran problema para Israel, recalcó, es la gran presión internacional de la que
es objeto por parte de países, alega, que no resistirían tanto como resiste
Israel antes de reaccionar cuando se le ataca, y por otro, el hecho que hoy la
amenaza no viene de células aisladas de terroristas sino de verdaderos
ejércitos terroristas que le acechan, con mucho más poderío militar que en el
pasado.
En
medio de este complejo mosaico, en el que van ganando radicales como el Irán
chiita por un lado y el Daesh sunita por otro, la democracia israelí tiene el
serio desafío de tener que maniobrar. Debe hacerlo garantizando su
supervivencia.
Israel
sabe que el conflicto con los palestinos debe resolverse. ¿Acaso hay en vista
un gobierno que se anime a ceder territorios para intentar lograrlo, cuando
alrededor ocurre lo que todos vemos? ¿Y cómo alienta a hacerlo lo declarado
esta semana por el Canciller palestino Riad el Malki que dijo que los
palestinos no negociaran jamás directamente con Israel?
Los
desafíos son numerosos y con ninguno se puede lidiar con facilidad. La gran
pregunta es cuál encierra menos peligros.
En
momentos así, cuando lo planteamos, sentimos el claro alivio de poder poner el
tema sobre la mesa, sabiendo que otros, con la responsabilidad de gobierno
sobre sus hombros, serán los que lo tengan que resolver.