Matemático Jorge Lewowicz: Doctor Honoris Causa

22/Ago/2012

La Onda Digital (tomado de web de Udelar)

Matemático Jorge Lewowicz: Doctor Honoris Causa

El miércoles 15 de agosto con el Paraninfo universitario desbordado la UDELAR le entregó al matemático Jorge Lewowicz el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de la República.

El acto presidido por el rector Rodrigo Arocena, contó con numeroso público, ex alumnos, docentes e integrantes de la escuela matemática uruguaya. El doctor Martín Sambarino se encargó de trazar una semblanza profesional y humana de Lewowicz, recordando una anécdota que muestra el perfil de este destacado matemático en su relación con sus estudiantes, señaló que; “una tarde Lewowicz encontró en el buzón de su casa el título de Doctor en Matemática de José Vieytes -que había sido su alumno-, con una dedicatoria en el reverso: “Al maestro con cariño”.

Jorge Lewowicz (1937) es ingeniero y doctor en matemática. Titular del Instituto de Matemáticas y Estadística (IMERL) de la Facultad de Ingeniería, donde desarrolló la mayor parte de su carrera científica en el área de los Sistemas Dinámicos.
En el marco de esta destacada distinción el Portal de la Universidad de la República le realizo a Jorge Lewowicz la siguiente entrevista.
– ¿Cómo surgió su interés por la matemática?
– Siendo estudiante de la facultad, un compañero de clase me avisó de que había un llamado para docente interino del Instituto de Matemática. Déjenme contarles que Instituto de Matemática (hoy IMERL) tenía ya una tradición científica importante, y era considerado por nosotros los estudiantes de ingeniería, una cosa fabulosa. Entonces la propuesta de este compañero me pareció un disparate, y en ese momento hablé con el director que era Laguardia y me dijo “las notas que tiene no son muy buenas, pero pruebe… presentate”, y me presenté y salí. Mi interés real por la matemática nació después.

Trabajaba contento en el Instituto, pero hubo un factor desencadenante. (José Luis) Massera, que era profesor de la facultad, tenía un alumno brasilero, Nelson Onuchic, que trabajaba con él y que dio un curso. Oyendo ese curso logré generalizar algunos trabajos, y eso fue considerado un trabajo de investigación. Yo quedé pasmado de tener esa capacidad, y mi interés fuerte, mi compromiso mayor, tal vez nació de estas circunstancias, ahí fue el salto cualitativo. Antes era la fama o el presunto prestigio.

– ¿Cómo relaciona la matemática con su vida diaria? ¿Y con la vida de los países?
– Voy a hablar francamente. Uno podría decir que se aplica a muchas cosas y disciplinas, pero siendo franco, lo que más me relaciona con la matemática es la posibilidad de encontrar placer. La matemática me mostró la armonía de las cosas de la vida. entonces, más allá de las aplicaciones, de la utilidad social, que no menosprecio y que son también valores de la matemática, lo más significativo es que me enseñó a disfrutar, me acercó al placer, encontré más armonía de la que esperaba, en muchas cosas, en el pensamiento matemático y fuera de él. Me enseño que la vida escondía muchos placeres más que los que hasta el momento había disfrutado.
– ¿Qué diferencias nota en la actividad académica y científica, y en el ambiente universitario, si compara el periodo en que ingresó y el periodo en que se retiró de la Universidad?
– Los estudiantes estaban mucho más comprometidos y sabían más de la vida académica, y le dedicaban mucho tiempo. Eso era un elemento de impulso muy importante y es una diferencia con el ahora. Era una época en que el IMERL estaba empujando para crecer, y ese ambiente que se creó en torno al crecimiento del Instituto transmitía el impulso, y se acompañaba de un compromiso social muy importante fuera de la disciplina, que señalaba rumbos para la existencia. Esto se veía mucho más en aquellos tiempos que lo que ahora se ve en el grupo de académicos, de matemáticos. No digo que no haya personas hoy con un compromiso social equivalente; antes era algo mucho más amplio y compartido, más colectivo.

– ¿Cómo ha evolucionado el IMERL luego de la dictadura?
– Objetivamente, hubo matemáticos que volvieron del extranjero que estaban más formados que el resto de la gente, y encontraron aquí un panorama lindo desde el punto de vista del trabajo y de las relaciones humanas, y pobre académicamente. El impulso de muchos de los que volvimos fue en el plano académico, y hubo momentos complejos, difíciles. Hubo que sacar algunas clases – dábamos clases de más- para tener el tiempo que hacía falta para formarse (los docentes). Esto provocó líos y controversias, pero fue una linda lucha a brazo partido que logró algunos éxitos. Había una receptividad de la gente hacia el IMERL muy grande, en parte por la tradición del Instituto, por los logros académicos obtenidos antes. Entonces encontramos gente sacrificada, con promesas de nada, lo cual permitió hacer crecer la matemáticas por lo menos en algunas ramas.

– ¿Cuál ha sido su papel en la formación del grupo de Sistemas Dinámicos de Montevideo y cuáles son los asuntos que despiertan más interés en los investigadores de este grupo?
– Al comienzo, trabajando en sistemas dinámicos estábamos Massera, que estaba comenzando a retirarse de la actividad académica, Markarian, que estaba haciendo su tesis de maestría, y yo, de quien Markarian y Massera creían que venía presuntamente con más conocimientos. Se hizo un seminario y empezamos a trabajar; recuerdo las primeras experiencias de investigación de algunos, y fue creciendo hasta que se formó un grupo en sistemas dinámicos muy grande. Si comparamos internacionalmente, era asombroso que hubiera en Uruguay un grupo tan numeroso. La influencia de Massera en todo esto es innegable. Entre los temas que se cultivan, por hablar de cosas más conocidas, puedo nombrar estabilidad estructural – personalmente trabajo en sistemas dinámicos expansivos – todo lo vinculado con situaciones caóticas. El caos es un tema central en este asunto. De todas las subáreas que hay dentro de los sistemas dinámicos, el caos está en todas.

– ¿La idea de sistemas dinámicos está entonces detrás de la teoría del caos?
– Sí, está detrás. Sistemas dinámicos es la expresión académica que se usa para formular la teoría del caos.

– ¿Y si tuviéramos que explicarle a alguien ajeno al tema en qué consisten los sistemas dinámicos o la teoría del caos?
– La matemáticas tiene paradigmas desde hace siglos, es decir metas que considera verdades. Una de ellas era la posibilidad de predecir -no ahora, en todo caso más tarde- todo el movimiento, un paradigma que sostiene que todo será predecible. Por ejemplo, uno tira una moneda y no sabe cómo va a caer, pero más adelante, si afina la medida de cómo es la moneda y demás, podrá decir «cae así». La teoría del caos demuestra que eso es falso. Ahora se sabe que hay cosas que no son predecibles, ni ahora ni nunca, y eso es un impacto muy grande que abrió nuevos problemas, nuevas cosas a estudiar, qué es lo que sí podemos describir, qué es lo que hay de rico en eso, cómo son los distintos sistemas. Se abrió un campo nuevo.

– ¿Y eso tiene también connotaciones filosóficas? Que el mundo no sea predecible, en última instancia termina poniendo en cuestión la existencia de Dios, para algunas perspectivas. Hay muchos que han buscado la prueba matemática de la existencia de Dios.
– Ah, para algunas perspectivas sí. Algunos hablaban de eso, pero otros hablan de que el tema de la existencia de Dios es un tema de fe. Es un tema que nosotros no abordamos, tratamos con un conocimiento racional, en lo posible objetivo. La fe es un asunto que nos trasciende. Pero es cierto que el hecho de que muchas cosas no sean científicamente predecibles es algo que conmovió mucho realmente.

– Da la impresión de que podría haber más gente en nuestro país que se dedicara, no solo a las matemáticas sino a las carreras científico técnicas, si en la enseñanza media no fuera tan difícil de atravesar ese trance del estudio de las matemáticas. ¿Qué se puede hacer – si es que se puede hacer algo y no es una dificultad intrínseca de la disciplina- para que la matemática sea una materia atractiva para los estudiantes de enseñanza media?
– Creo que es un problema difícil, no solo acá en Uruguay sino en el mundo. No tengo certeza de lo que se puede hacer, o de lo que conviene hacer, pero tengo la certeza de que “hay que hacer”. Porque este asunto de la enseñanza media, y no solo de la matemática, es un asunto que tiene que ver con la base cultural de la sociedad; es extraordinariamente relevante cuidar mucho esto. No puedo dejar de pensar en estos temas y creo que el emprendimiento debería ser fortísimo, del gobierno, para divulgar toda la problemática de la enseñanza, para que se haga carne en la gente la importancia social del conocimiento, mucho más que hasta ahora, mucho más que diciendo que el conocimiento es importante, como ha dicho el presidente. Educando, es decir limitando lo que los medios exponen para hacerlo más acompasado con el crecer científico, con las opiniones científicas, con las opiniones sociales, y hasta morales, porque debe destacarse el tema del interés colectivo. Uno ve en los canales de televisión cómo crecer significa hacer más dinero, cómo el crecimiento que se plantea es crecer uno. Todas cosas que moralmente, políticamente y culturalmente no son aceptables. Creo que tiene que ser una campaña muy fuerte en este sentido, dedicar años a cambiar la mentalidad de la gente, a realzar la importancia de la educación.Junto con esto hay otros hechos que tienen que ver con la formación de los profesores. Creo que entre los profesores de enseñanza media hay mucha gente claramente vocacional y muy bien intencionada, pero que tiene una formación escasa. Déjeme explicar un poco más. Yo no sé cómo se hace para que el estudiante se ponga a estudiar matemática, pero hay que darle un sentido de placer al estudio. Si me dicen “estudiá matemática porque es útil”, puede ser que lo haga, pero me parece que no es muy convincente.
Así como el botija juega al ajedrez porque le gusta y le da placer el desafío, no porque le sea útil para resolver algún problema de la vida, lo mismo con la matemática. Para eso es muy importante que el propio profesor sienta placer, sino es muy difícil que logre despertar en el alumno placer al hacer matemática. Y la formación de los profesores tiene que ver con esto. En muchos casos, la escasa formación de los profesores no les permite acceder (al placer).

Uno disfruta del ajedrez cuando ya sabe un poquito más que mover las piezas, cuando se le ocurre alguna idea rica para el juego. Sería muy bueno que los profesores tuvieran una mejor formación que les permita disfrutar más de la matemática, y consecuentemente, al enseñarla transmitir más de ese placer a quienes están tratando de aprender. La formación de los profesores es uno de los grandes temas, pero la política del gobierno es fundamental.

Tiene que haber una valorización social, un reconocimiento de este tipo de cosas, sino nadie va a querer estudiar matemáticas.