Los ricos mundos de la Profesora Reina Pintos, Consejera en la ANEP

14/Sep/2020

Semanario Hebreo Jai- por Ana Jerozolimski

Los ricos mundos de la Profesora Reina Pintos, Consejera en la ANEP

La Profesora Reina Pintos, Consejera en el Consejo de Educación Secundaria de la ANEP, combina en esta entrevista varios amores. A su identidad uruguaya, judía y sefaradí, a su condición de educadora, al conocimiento que sigue enriqueciéndola con su diario vivir y por cierto a su trabajo actual, que va de la mano de una gran responsabilidad.
Esto ha sido un verdadero privilegio.
P: Reina, me dirigí a ti por el cargo que has asumido hace ya unos meses en el Consejo de Educación Secundaria de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), pero ansiosa por hablar también del mundo sefaradí que es parte integral de tu ser, de tu vida. Y terminamos recordando que fuimos compañeras en el ANGLO de jovencitas. Una gran alegría. Y ahora, el desafío, decidir por dónde empezar. Creo que mejor por el trabajo, por este cargo que me convocó a pedirte este reportaje. ¿Cómo te vas sintiendo en el cargo?
R: Voy para 4 meses de gestión. Así como no se nace ni hay estudios para ser madre, tampoco lo hay para Consejera. Se va haciendo camino al andar, como dice Antonio Machado. Es un trabajo de equipo donde se convive con biografías, formaciones, expectativas, marcos de encuadre y psicotipos diferentes. El aterrizaje en el cargo tiene su impacto por el rozamiento natural del contacto entre los distintos actores institucionales y sus características, pero, paradojalmente, aunque va en sentido opuesto al movimiento, sirve para andar. Aquí es donde los campos de la física y la gestión se entrelazan. Con el paso del tiempo, se van desarrollando las estrategias de abordaje de las distintas situaciones, atravesadas por el conocimiento del organismo, cabeza, horas de trabajo, intercambios, lecturas, trabajo de campo y el timón orientando el fluido hacia los objetivos, con el motor que hay disponible. En síntesis, se va transitando del modo reactivo al proactivo, en su justo equilibrio, por la salud del sistema y de las personas.
P: ¿Cómo explicar en qué consiste? ¿Qué hace la Consejera en el Consejo de Educación?
R: Si nos vamos a la etimología de la palabra de origen latino, sería aconsejar. En la práctica va mucho más allá de ello, implica: ver más allá de lo que se mira, escuchar más allá de lo que se oye, interpretar más allá de lo que se lee, tomar decisiones, gestionar, apagar incendios, proyectar, planificar, acompañar procesos, dar respuesta a las necesidades desde lo que marca la misión y la visión del organismo, desde la más humana y humanizante de las profesiones, la Educación. No se nace con el chip incorporado de ser humano ciudadano, se hace, es un proceso donde interactúan la familia, la sociedad y la educación, para el desarrollo de un ser libre, integrado, sujeto consciente de derechos y de deberes, productivo, autónomo, autorregulado, y feliz por los logros personales y su impacto en la sociedad, hoy planetaria, más que local. Volviendo a la pregunta, quizás, lo más difícil de la función sea la toma de decisiones, que debe ser contextualizada desde la mirada global y atenta al objeto de análisis, al sujeto de acción, evitando los sesgos interpretativos desde las percepciones.
P: Tu currículum profesional es vasto. ¿Cómo resumir lo esencial para presentar tu carrera?
R: Desde el punto de vista profesional tengo formación en el campo disciplinar científico en Astronomía y Química en el ámbito de Formación Docente y de la Universidad de la República, en el campo de las Ciencias de la Educación y Didáctica, tanto a nivel de grado como de posgrado, y de gestión en el ámbito de Secundaria, Formación docente y posgrado. Mi trayectoria profesional me ha permitido acceder a distintas tareas, siempre vía llamado a aspiraciones o concurso, en los que he obtenido los primeros lugares en el ámbito público y privado, a nivel de Secundaria, Formación Docente y Universidad. Es así que he adquirido, a lo largo de 40 años, una experiencia considerable en el ámbito de clase, de investigación, de supervisión, de didáctica y de gestión.
P: ¡Cuánta actividad Reina! Eso seguro tiene de fondo unas ganas muy fuertes de hacer cosas buenas.
R: No he sobrevolado por la vida, “confieso que he vivido”, diría el poeta, por lo que las situaciones a las que me he enfrentado a nivel profesional y personal, me han permitido construir saberes social y profesionalmente productivos.
Raíces y visión de vida
P: Y como ser humano, como ciudadana, uruguaya, judía, sefaradí… ¿cómo se amplía la presentación de quién es Reina Pintos?
R: En líneas generales, me identifico con la canción de Drexler, de origen judío, que dice “Soy un moro judío que vive con los cristianos. No hay una piedra en el mundo que valga lo que una vida… No hay muerto que no me duela. No hay un bando ganador… La guerra es muy mala escuela. Vale más cualquier quimera que un trozo de tela triste”. Por mis venas corre sangre e historia de Al Ándalus, de la época de esplendor de convivencia judeo-cristiana-musulmuna, con gran desarrollo de la Ciencia, la Cultura, la Economía, la libertad de culto, y también de Pogrom por la fe judaica en Portugal y España (Sefarad), el “otro Holocausto de la Inquisición”, la Grecia y Turquía otomanas, resto de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. Provengo de una familia de clase media uruguaya, en la que siempre se promovieron los valores de la familia, el estudio y el trabajo, bajo un marco de tolerancia, empatía, discusión formativa, afecto, cultura, respeto y honor. Valores que me guiaron en mi formación personal y profesional, y que promuevo en ambos ámbitos.
P: En tu asunción-recuerdo que en ese momento miré por internet todo su discurso- mencionaste algún proverbio sefaradí, si la memoria no me falla. Y sé que participas de algunas actividades comunitarias. ¿Es una cuestión de identidad?
R: Si, siempre manifiesto que de razas de rancia estirpe soy heredera. Circunstancialmente ocupo un cargo, pero nunca dejaré de ser “Reinika, bat Perlá, la Gannona”, de prender las velas de Shabat con mi hija, de emocionarme cuando escucho los “kantigos en ladino ke me kantaba mi abuelika, Reiná (Malka), la Levía”, cuyo nombre llevo, y me marca desde el nacimiento, así como un fado portugués, un flamenco español o el “Hatikva”, de disfrutar una “kumidika turka o grega: boyos, borekitas,bamyas, kafesiko kon una baklavá”. Forman parte de mi templo, mi universo interno.
P: Hermoso Reina…
R: El proverbio decía: “Anio ke no ai cerezas, se panian cestos”, aplicado a este contexto, sería, a no desanimarse cuando las situaciones sean difíciles y prepararse para cuando las cosas vuelvan a la normalidad
P: Buen momento para ese consejo por cierto. Por todo esto, siento que vives con mucha intensidad su identidad judía y sefaradí ¿verdad?
R: Como te comentaba en la pregunta anterior, hay cosas que forman parte de la impronta personal, parafraseando a Sting en “I’m an englishman in NY”, sos judío en cualquier parte del mundo, lo expresó muy bien Ben Gurión, cuando fue a visitar a Eisenhower, en respuesta a una chanza del Secretario de Estado John Fuster Dulles. Es un sentimiento entretejido por la religión, la moral y las costumbres: en la forma de pensar, de actuar, de vivir los hitos de la historia del pueblo Judío, asociar la luna nueva con el “Rosh Jodesh”, el ejercicio de la maternidad, la lectura de la Torah, y la búsqueda de la verdad a través de la Kábala, la sabiduría y la actitud. Víctor Frankl (judío vienés) decía, “Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que lo afrontes”. La lectura del Talmud te sorprende con sus conceptos modernos, de vanguardia, cuando dice por ejemplo: “Cuídate mucho de hacer llorar a una mujer, pues Dios cuenta todas sus lágrimas. La mujer salió de la costilla del hombre, no de los pies para ser pisoteada, ni de la cabeza para ser superior, sino del lado para ser igual, debajo del brazo para ser protegida y al lado del corazón para ser amada.”
P: Impresionante…No sabía que eso está en el Talmud. Qué sabiduría…y como bien ha dicho, qué moderno. O mejor dicho, qué actual.
R: Así es. Volviendo a Sting, cuando te cuestionan mucho, “Be yourself no matter what they say”. Lo sefaradí, como te decía: en el habla, el cante, el baile, los ojos negros, otrora almendrados, los gustos mediterráneos. Un día, en un negocio, en Buenos Aires, sin conocerme, se me acerca alguien y me dice: “Perdoná, pero tenes una cara de turquita”, ¿qué más se puede decir?”
P: Genial…gran elogio. Reina, imagino que eso pasa también por el hogar en el que creciste. ¿Me podés contar sobre la historia de tu familia en Uruguay? Tanto los Pintos como los Ganón.
R: La rama de mamá viene de España y los Balcanes, la de papá, de Portugal. En el momento de la vida que todos nos preguntamos de dónde venimos, para explicar por qué nos comportamos y pensamos como lo hacemos, busqué los árboles genealógicos. Hasta donde pude llegar de la rama paterna, eran judíos de España, que luego de la Inquisición en España pasaron a Portugal y con la persecución de las casa reales unidas se fueron escapando y llegaron a Brasil. El apellido era Pinto. Mi tatarabuelo luchó junto a Pedro II, Emperador de Brasil, en Río Grande do Sul en la segunda mitad del siglo XIX, ganando un título honorífico, que después se perdió en las sucesivas generaciones, y finalmente se quedó allí, nació mi bisabuelo, siguieron avanzando hacia el sur y desde mi abuelo en adelante, desde fines del siglo XIX, ya son todo uruguayos, del viejo San Eugenio del Cuareim (Artigas) hacia Montevideo, y el apellido de mi rama quedó Pintos. Por el lado materno, de España partieron hacia el Imperio Otomano en los barcos que el Sultán Bayaceto II, abuelo de Suleyman el Magnífico, envió para acogerlos en su imperio. Se asentaron durante varios sultanatos y antes de la Primera Guerra Mundial partieron con distintos rumbos desde Izmir y desde Atenas. La familia de mi abuelo tenía empresa de barcos en el Pireo y la de mi abuela comercio en Izmir. El primero en venir fue mi abuelo, a principios del siglo XX, primero pasó por Inglaterra, luego Argentina y finalmente Salto, luego vino mi abuela y el resto de la familia, se afincaron allí y luego en Montevideo.
P: Interesante, da para un libro ¿Y qué te llevaste contigo para siempre del hogar en el que creciste?
R: Mis padres, “Ganeden bueno ke tengan”, siempre me brindaron apoyo, contención, amor, y estímulo para estudiar y salir adelante. En mi casa siempre tuve quien me esperara con un plato de comida caliente, un cuarto acogedor, una buena biblioteca y alguien con quien conversar. Más allá de la educación, el cuidado, dedicación y amor recibidos, viví rodeada de sabiduría y respeto. El respeto al conocimiento y al accionar de los mayores, es la base de de las civilizaciones y sociedades destacadas. El culto y la promoción de la sabiduría también, hay que vivirla y desarrollarla, no se aprende. Hermann Hesse en el libro Siddharta, decía: ” El que realmente quiere encontrar, y por ello busca, no puede aceptar ninguna doctrina. El saber es comunicable, pero la sabiduría, no. Se la puede vivir, pero nunca explicar ni enseñar.”
Educación, un recuerdo personal
P: Reina, antes de ser Consejera en el CES, sos educadora. Me atrevo a imaginar que eso va de la mano de recuerdos de cuando tú misma eras niña e ibas a la escuela. ¿Cómo fue tu pasaje por la educación nacional?
R: Fui a escuela pública, y luego a un liceo privado laico, entré un poco más chica de lo común al liceo y mis padres así lo prefirieron, eran los 70’s. Siempre me gustó aprender cosas nuevas, idiomas y leer, me adelantaba a lo que tenía que estudiar. En casa había, y sigue habiendo, libros de ciencias duras, sociales, arte, literatura, filosofía, psicología, jurisprudencia, muy amplia y diversa. Todavía me mantengo así. Mis compañeros del liceo me decían “el libro gordo de Petete”, era como una enciclopedia de aquella época, 20 años después, mis hijos me preguntaban cómo podía saber de todo cada vez que los acompañaba en los deberes, les respondía que todo lo que aprendí en la vida, me ha servido. Tuve una infancia y adolescencia normal: amigos, bailes, reuniones, cine, teatro, conciertos, ejercicio físico, flirteos, el primer amor, las actividades y salidas con los javerim de la Tnuá, luego llegué a ser Maskirá y Madrijá.
Educación, una responsabilidad nacional
P: Hace ya muchos años que se habla de la seria crisis en la educación. ¿Las ves? ¿La sientes en la vida diaria del país?
R: La educación siempre ha estado en crisis y de ella tiene que salir para crecer y tener otra crisis, porque crisis, palabra de raíz griega implica análisis y reflexión para la toma de decisiones. Las crisis nos llevan a la evolución, al crecimiento, mientras que el equilibrio es la meseta de la muerte. Harari en un artículo para la UNESCO manifiesta: “Toda crisis, ofrece también una oportunidad”. No me asusta la crisis.
P: Pero eso no quita que haya serios problemas que requieren solución. ¿Consideras que es algo que un gobierno, con tal o cual política, puede solucionar o requiere mucho más que eso?
R: Lo importante hoy es tener política educativa al servicio de todos los ciudadanos independientemente del quinquenio en que estemos, donde los intereses nacionales e institucionales estén por encima de los individuales y corporativos. Las instituciones trascienden a las personas. Hay que tener claros los objetivos y finalidades que perseguimos. Como decía Lucio Anneo Séneca, “no hay viento favorable para el que no sabe a dónde va”.
P: ¿Cuáles son los principales desafíos con los que tienes que lidiar como profesional de la educación? Y, por supuesto, el país en general.
R: Garantizar una educación de calidad en todos los niveles a partir de la igualdad de oportunidades y la efectiva inclusión, promoviendo la formación del individuo desde lo ético, lo estético y lo científico, para propiciar el desarrollo de ciudadanos del mundo que convivan como sujetos de derecho y de deberes, con sana autoestima, autonomía, participativos, autorregulados, empáticos, solidarios, con cultura de trabajo, estudio, económicamente independientes por su trabajo y superación, proactivos para la felicidad y el bienestar propio y colectivo, con buena integración social activa, afectiva y productiva.
P: ¿Qué significa tener éxito en un cargo como el tuyo?
R: Primero mucho trabajo, no hay éxito sin trabajo; estar en contacto con las instituciones y sus actores, las comunidades educativas, decodificar las necesidades y expectativas y dar respuesta a las mismas en forma justa, con calidad y eficiencia.
P: ¿Consideras que el alumno que quiere salir adelante siempre podrá hacerlo o hay problemas en el sistema que le pueden complicar las cosas?
R: Cuando hay voluntad y se sabe que se quiere, se puede. Se precisan pocas cosas: tener un proyecto, poder verbalizarlo y alguien que te escuche. Como judío, es algo natural, somos una nación resiliente por naturaleza, ha superado y se sigue superando individual y colectivamente en condiciones adversas. Hay que cambiar el No, por el a ver cómo podemos.
P: Para eso ayudan los sueños. ¿Tú también tienes los tuyos?
R: Se puede concretar sueños, y tener nuevos, es muy dinámico, cambian en el contexto, con la edad. Lo importante es tenerlos, si son compartidos, mejor. Como siempre le digo a los estudiantes, más que tener un proyecto de vida, vale tener una vida con proyectos.
Agradecimiento
P: ¿Algo más que te parezca oportuno contar, que yo no haya sabido preguntarte?
R: No se te ha escapado nada, eres una mujer profesional, muy inteligente y perceptiva. Me llevaste por los rincones de la niñez (mi “chiquez” en ladino), adolescencia y juventud hasta la madurez de la actualidad, como un viaje a través del tiempo, atravesado por emociones, introspecciones, análisis racionales, valoración de raíces, proyección personal, profesional, ciudadana.
P: Gracias por tus palabras Reina.
R: Esta entrevista me retrotrajo a la época de las clases de inglés donde fuimos compañeras junto a tu prima Fanny, hace ya por cierto más de 40 años, y disfruté de este espacio de reencuentro donde el paréntesis de los años y la distancia en kilómetros, no desdibuja la historia compartida, el Universo es el lugar de las interacciones físicas, sociales y emocionales. Te agradezco la entrevista por lo sagaz, estimulante, removedora, humana, afectuosa, lo suficientemente incisiva como para saber lo que se quiere, pero alejada del trillo común de las entrevistas.
P: Mil gracias. Me has enriquecido Reina. ¿Algún deseo especial para Rosh Hashana que ya está llegando?
R: Un lejaim para el nuevo año que comienza con el novilunio de setiembre, por la paz del mundo y la saludable convivencia de la humanidad, por “kaminos de leche i miel”, anyada buena i klara ke tengamos. Amén