“Los franceses fueron crueles con los judíos”

23/May/2011

El País

“Los franceses fueron crueles con los judíos”

21-5-2011 Réplica. Von Trier habló con un grupo de periodistas después de su expulsión de Cannes
GUILLERMO ZAPIOLA
Pidió disculpas pero también aumentó la apuesta. A algunos franceses no les van a hacer mucha gracia las declaraciones del director danés Lars von Trier luego de que el festival de Cannes cuestionara sus actitudes “pronazis”.
Menos de media hora después de que las autoridades del festival declararan a von Trier “persona no grata” por sus exabruptos acerca de Hitler, los judíos y el Estado de Israel, y más allá del comunicado en el que se disculpó por algunas de sus expresiones y afirmó que habían sido “una broma”, el cineasta volvió a exhibir sus garras y emitió algunas ironías amargas en un encuentro con un grupo de representantes de la prensa llevado a cabo en un balneario cercano a Cannes. No es difícil sospechar que el hombre ha decidido quedarse a esperar qué va pasar con su película Melancholia en la inminente entrega de premios del festival. Por supuesto, sería hasta divertido que le dieran un premio y no pudiera ir a recibirlo.
Por un lado, von Trier afirmó que le había caído “muy bien” ese asunto de ser “no grato”. Hasta dijo que se sentía orgulloso. “Nunca antes había sido nada parecido en mi vida. Y me hace sentirme feliz”. La salida es una obvia tomada de pelo a quienes lo cuestionaron, aunque se curó en salud agregando que eso no quería decir que no respetara al festival de Cannes. “Me ha ayudado muchísimo en mi carrera y tengo grandes amigos aquí que ahora están muy enfadados conmigo”, dijo también el director.
El autor de Los idiotas y Bailarina en la oscuridad reivindicó igualmente su particular vínculo con el pueblo judío. “Cualquiera que me conozca sabe que probablemente soy el hombre con el nombre judío más famoso de Dinamarca”, aseguró. “Todos mis hijos tienen nombres judíos, y he pasado la mitad de mi vida investigando mi posible pasado judío”, añadió también.
En cierto momento del encuentro, von Trier se puso a jugar la carta del “provocador civilizado”, señalando que todo el mundo sabe que le gustan las provocaciones, pero solamente “cuando sirven para un propósito”. Von Trier pudo incluso rezongar que el festival lo había tratado “como si fuera Mel Gibson”, lo cual podría tener efectos secundarios. Gibson está en Cannes (acompañó a Jodie Foster en la presentación de su película The beaver), sus tendencias a la violencia y el mal humor son legendarias, y bien puede estar en este momento subiéndose a un auto para ir hasta donde está von Trier y pelearse con él. También puede ocurrir que vaya a felicitarlo por lo que dijo sobre Israel y los judíos. De cualquier manera, el realizador se encargó de matizar sus posturas con respecto al nazismo. “No creo que haga falta que reconozca que estoy convencido de que el Holocausto es el mayor crimen conocido de la humanidad”, insistió von Trier. Hay que recordar que por lo menos Hutton Gibson, el padre de Mel, es un público negador del Holocausto.
A cierta altura el director danés debió reconocer que fue acaso “demasiado naif” al creer que, con todos los problemas que tiene hoy la humanidad, nadie iba a tomarse en serio sus palabras. “Fue equivocado y estúpido lo que dije y pido disculpas a todos a los que he molestado”, agregó.
Aclarado el punto se puso de inmediato a molestar a otros. Su frase siguiente fue: “De todos modos, creo que aquí, en Francia, es un tema tan sensible porque los franceses fueron extremadamente crueles con los judíos en la Segunda Guerra Mundial”.
Para entender la afirmación conviene ponerla en su contexto histórico, y hasta tiene cierto sentido que provenga precisamente de un danés. Claramente, Dinamarca tiene un prontuario mucho más decente que Francia con respecto a la forma en que (al menos una parte de su población) trató a los judíos durante la ocupación nazi. El gobierno de Vichy, su policía y su sistema de ferrocarriles fueron mayoritariamente (en contra de lo sostenido en una hermosa fantasía dirigida por René Clément en 1947 llamada La batalla del riel) cómplices del Holocausto. El rey de Dinamarca, en cambio, cosió en sus ropas una estrella de David cuando los nazis obligaron a su población judía a usarla, y la sociedad civil fue muy activa (y exitosa) en el operativo de poner a salvo a las potenciales víctimas cuando la persecución arreció. No siempre los nazis están donde se espera encontrarlos a primera vista.
Entre tanto, von Trier tiene toda la intención de no alejarse demasiado de Cannes. “Me encantaría volverme a casa, pero me he comprometido a promocionar mi película y así lo haré. Por mi parte, no voy a ser yo el que retire la película de competición”. El final toque de humor de toda esta comedia patética sería una Palma de Oro para Melancholia. En el mundo del cine pasan cosas muy raras.