Llamado al orden

23/May/2011

El País, Que Pasa, Sebastián Cabrera

Llamado al orden

21-05-11 El origen blanco, el pasaje al socialismo y la militancia en el MPP se mezclan con misiones en Irán y China para conformar el perfil de Luis Almagro, el canciller que enojó al presidente.
Sebastián Cabrera
El presidente José Mujica sonríe, con la banda presidencial en el hombro. Al costado está Tabaré Vázquez, con igual pose, la misma banda y una sonrisa parecida. Los dos cuadros, junto al de José Artigas, presiden el despacho del canciller Luis Leonardo Almagro en el último piso del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Almagro es uno de los hombres del momento: impulsor del proyecto interpretativo que busca anular los efectos de la ley de Caducidad, hace solo unos días fue desautorizado públicamente por Mujica, ese que desde el cuadro lo mira sonriente cada mañana. El presidente dijo en La República que la Cancillería “lamentablemente se escapó” en el tema ley de Caducidad y que, cuando se quiso acordar, debió “llamar al orden” al ministro, del que tiene “el mejor concepto”.
En julio de 2010, mientras una comisión del Frente Amplio (FA) consensuaba la iniciativa para anular la ley de Caducidad, Almagro se adelantó y anunció al semanario Búsqueda que la Cancillería enviaría un proyecto al Parlamento para “dejar sin efecto” los artículos 1, 2, 3 y 4 de la ley, ante la posible condena al Estado uruguayo por el caso de María Claudia García de Gelman.
De hecho, en 2010 Almagro desfiló varias veces por el Parlamento explicando a los legisladores las bondades del polémico proyecto. La última vez fue a fines de octubre, cuando se reunió con la bancada de senadores del FA para opinar sobre los últimos retoques al texto. Pero ahora no quiere hablar del tema.
Casi todo el país conoció al canciller el 1° de marzo de 2005 aunque desde fines de la década anterior asesoraba a Mujica en temas internacionales; mucho antes de eso militó en el Movimiento Nacional de Rocha (MNR), de Carlos Julio Pereyra, y tuvo un primer destino en el exterior (aunque no como embajador) en Irán, que lo marcó a fuego. La oposición y también la colectividad judía lo cuestiona por su acercamiento al régimen de Mahmoud Ahmadinejad, pero Almagro se ríe y dice que los gobiernos de todos los partidos se han relacionado con ese país, tradicional comprador de arroz.
“La impronta del canciller es la del hombre que viene de Cerro Chato en Paysandú y que ha hecho un largo camino hasta acá”, dice Almagro en su despacho, con el tradicional tono amable y pausado de los diplomáticos. “Todos los destinos fueron importantes en mi carrera. Lo fue Irán, pero también Alemania y China, el último”. Su juvenil mochila, que lleva a todos lados, está en el piso y Almagro recurre a ella cada vez que busca un papel o un documento.
De su juventud en Paysandú, donde nació hace 47 años, se sabe que le gustaba correr y que participaba en competencias en el litoral. Y que, mientras estudiaba abogacía al final de la dictadura, inició su militancia política en el Partido Nacional, que siguió hasta fines de los años 90.
A la distancia, hoy encuentra similitudes entre el MNR (donde militó desde 1989 hasta 1998) y el Movimiento de Participación Popular (MPP), aunque dice que su presente es “tan fuerte” que no se puede siquiera comparar con la militancia nacionalista.
“El MNR tenía ideas muy fuertes de justicia social, con las cuales después me moví al MPP. Y esos componentes se transformaron en una visión socialista, vinculada al posicionamiento latinoamericanista y nacionalista del país. Fue una evolución natural”, afirma el cuarto canciller desde que la izquierda llegó al poder.
Su carrera en Cancillería comenzó en 1987. Y cuatro años después se radicó en Irán, donde ocupó el cargo de cónsul y encargado de negocios de la embajada hasta 1996. Allí tuvo un hijo, Leandro, con su primera esposa.
-¿Qué recuerda de la experiencia de vivir en Irán?
-Es una vida distinta. Fue la primera prueba de si yo era capaz de insertarme en un destino con parámetros culturales tan distintos a los nuestros; si era capaz de ser transcultural y a la vez poder rendir en el trabajo. Fue una experiencia fuerte, de mucho aprendizaje.
-Lo han criticado por la relación del gobierno con Irán. ¿Qué dice?
-Escúcheme, deberían haber criticado a todos los gobiernos desde la salida democrática. Uruguay ha mantenido una linealidad absoluta en término de votaciones de Naciones Unidas y en la relación comercial con Irán. Creo que es una de las pocas relaciones bilaterales donde la continuidad del trabajo ha sido total.
-Hace menos de un mes usted estuvo en Teherán y en enero hubo una visita de parlamentarios uruguayos. ¿Se sacó algún provecho comercial de esas visitas?
-Todos los vínculos que se generan, todas las posibilidades comerciales, redundan en beneficio del país. Es eso.
-Usted dijo al Semanario Hebreo que nunca vio al gobierno iraní diciendo “apoyamos al terrorismo”. Pero las denuncias en materia de derechos humanos también tocan a China, donde fue embajador entre 2007 y 2010. ¿Cómo hace para mantenerse por fuera de eso?
-Es que yo como diplomático debo defender el principio de la no injerencia en los asuntos de otros Estados ni juzgar su sistema político. Uno como diplomático se concentra en las cosas positivas, las significativas para los intereses del país. Es eso y nada más. La vida de uno es funcional a esa misión, uno vive de la mejor manera en cada lugar.
Al regreso de Irán, Almagro trabajó varios meses en la secretaría del ex canciller nacionalista Álvaro Ramos y desde 1998 a 2003 tuvo un nuevo destino: la embajada alemana, donde conoció a una funcionaria sudafricana del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, con quién se casó. Entre los dos matrimonios, tiene siete hijos.
Ya en Alemania el hoy canciller estaba integrado definitivamente al MPP: militaba y asesoraba en temas internacionales. Con el primer gobierno del Frente Amplio tuvo su primer (y hasta ahora único) destino de embajador, en China.
-¿Y qué impronta quiere dejar?
-La Cancillería se construye entre gobierno y oposición, la política exterior de un país resume los intereses nacionales. Uno recibe un trabajo y lo continúa. Tenemos la idea de una Cancillería abierta y funcional a los intereses de Uruguay.
-Este gobierno puso especial atención en la región.
-Sí, se concretaron resultados importantes en la primera visita de Mujica a Brasil, vinculados por ejemplo a las licencias de importación, que significaron mejores posibilidades para la colocación de carne, pescado, lácteos y arroz.
-A Mujica se lo ha visto más preocupado que a Vázquez por la región.
– Es que con Argentina Mujica también tuvo sus resultados positivos, con una administración conjunta del fallo de la Corte Internacional de Justicia, soluciones para el monitoreo integral del río Uruguay y del bloqueo del puente. Y la agenda Mercosur se consolidó en estos tiempos. Hay que ir poniendo bloques y la Cancillería siempre ha transmitido la imagen de un país serio y respetado, que es lo que somos hoy en la arena internacional.
Almagro charla con Qué Pasa horas antes de partir rumbo a Israel. De telón de fondo están los cuestionamientos de la comunidad judía al reconocimiento uruguayo al Estado Palestino y por los vínculos con Irán, cuyo presidente ha dado entender que el Holocausto nunca existió. “Se le busca la quinta pata al gato. Las relaciones con Israel arrojan más comercio y cooperación que antes de que asumiéramos”, comenta el canciller.
Pero Almagro, el viejo militante blanco que un día se “transformó” al socialismo y que ahora fue cuestionado por el presidente por alentar un proyecto que casi todo el Frente Amplio quiere, tiene una frase para todo: “No hay que poner muchos huevos en una sola canasta”, afirma con una sonrisa. Por eso, esta semana su cabeza está puesta en Tel Aviv.
El gobierno abre nuevas embajadas
En el segundo semestre la Cancillería abrirá una embajada en Vietnam, que se sumará a China, la otra sede en esa región. La resolución ya está firmada. El canciller Luis Almagro dijo a Qué Pasa que también se “intentará fortalecer” la presencia en Medio Oriente por las posibilidades comerciales. Así, es “muy posible” que se abra embajada en Kuwait. Y también habrá cambios en Europa: en 2012 se creará una embajada en Finlandia y habrá “reasignación de recursos” en otras. La Ley de Presupuesto prevé una embajada nueva en África y una más en Asia, pero eso no es seguro. Y no está previsto cerrar embajadas, porque “le sale caro al país”.
Negocios con Irán e Israel
En 2010 Uruguay exportó 79,5 millones de dólares a Israel, 27% más que en 2009. Fue el segundo mejor año en el comercio con ese país en la última década. “Y ya en el primer cuatrimestre de 2011 se exportó la mitad de esa cifra, creo que puede llegar a ser récord absoluto”, adelanta el canciller Luis Almagro, que esta semana viajó a Tel Aviv. El comercio con Irán no es tan alentador: el año pasado se exportó 42,5 millones de dólares.