Las baldosas flojas

27/May/2021

El País, Editorial

El País, Editorial

La tregua alcanzada en Medio Oriente, tras una semana de violencia, debería servir para reflexionar un poco. Sobre todo ante la avalancha de comentarios, análisis flechados y pronunciamientos cargados de prejuicio e ignorancia que, como cada vez que estalla allí un nuevo ciclo de violencia, debemos padecer en nuestro país.

Lejos de dar opiniones contundentes, en un tema que es extremadamente complejo, solo buscamos aportar algunas recomendaciones para que si habla del tema, no pise alguna de las baldosas flojas que abundan en ese camino.

El primer consejo tiene que ver con la perspectiva. Una cosa que es clave para no hacer papelones al hablar de Medio Oriente es no analizar, y menos juzgar, con sensibilidad occidental siglo XXI, a una región que vive en guerra desde hace 2 mil años. Y donde muchos de sus actores, sobre todo los extremistas religiosos (de ambos lados), miran todo con perspectiva de siglos. De hecho, muchos palestinos están convencidos que a la larga prevalecerán porque simplemente nacen más árabes que judíos en esa zona. Para nosotros es una locura, allá… no tanto.

El segundo consejo es tener ojo con los mapas. ¡Y las fechas! En este conflicto, cambia mucho la visión, según en qué año empezamos a analizar. ¿Desde la diáspora judía de tiempos romanos? ¿Desde el derrumbe del imperio otomano y el surgimiento del sionismo? ¿Desde el nacimiento de Israel en el 48? ¿O las sucesivas invasiones y derrotas árabes que siguieron? Eso cambia bastante cualquier mirada al respecto.

Ahora bien, en este tema no puede haber dos lecturas. Desde 1948 para acá, el que siempre estuvo dispuesto a vivir en paz junto a un estado palestino fue Israel, los que siempre se negaron y apelaron a la guerra, fueron los árabes. Y en cada guerra, perdieron tierras. ¿De quién es la culpa? Países árabes que, hay que aclararlo, en su mayoría eran (y son) millonarios en petrodólares, no pobres campesinos con hondas.

El tercer punto es muy sensible, porque hablamos de las fuentes de información. ¿Cómo sabemos lo que está pasando en Medio Oriente desde Uruguay? Bueno, en la mayoría de los casos, nos nutrimos de agencias internacionales. Por ejemplo en caso de El País, hoy tenemos la agencia española EFE, la francesa AFP, servicios de El País de España, del New York Times, y alguna cosa más. ¿Qué pasa? Tanto España como Francia son países con un antisemitismo muy difundido. Hay complejos motivos históricos que lo explican (no justifican), y está también el tema de su población musulmana…

Pero lo que es importante tener en claro es que la mirada de un español o un francés en ese tema, va a estar medida por aspectos culturales y religiosos, que inciden en la perspectiva del asunto. Y que desde Uruguay deberíamos extirpar para ser mínimamente ecuánimes.

Acá ingresamos en lo que tal vez sea el tema más importante a tener en cuenta a la hora de analizar lo que pasa entre Israel y los árabes. Hablamos del aspecto ideológico. Hay una cantidad de gente, desde “viudas de la Guerra Fría”, hasta el neomarxismo sensible posmoderno, que no se tragan a Israel. Porque siempre fue apoyado por EE.UU., porque se convirtió en un país rico y poderoso, porque asocian a los judíos con las elites financieras que odian en sus propios países. Esto es una estupidez por motivos que no daría este editorial para explicar. Desde que Israel se creó casi como un país socialista (se dieron cuenta a tiempo que eso no andaba), hasta que los enemigos hoy de Israel son grupos y países radicales religiosos, donde las ideas progre/inclusivas/diversas son receta infalible para terminar colgando de una grúa por el pescuezo.

Como cada vez que hay conflicto entre Israel y los palestinos, abundan en nuestro país las caricaturas y la liviandad, por no hablar de la desinformación maliciosa.

Y la “Guerra fría” está tan enterrada en la zona, que el “ogro” Netanyahu se lleva bárbaro con Putin y con los chinos. Un detalle, los mismos que antes decían “no soy antisemita, soy antisionista”, ahora dicen “no soy antisionista, soy anti Netanyahu”. Muy cool, muy “tupita con Iphone” de José Ignacio todo. La pregunta es ¿por qué un país como Israel donde la izquierda siempre fue una fuerza arrolladora, elige a Netanyahu una y otra vez? Póngase a investigar…

Para terminar, volvemos al tema del inicio. Lo de las perspectivas, el valor de la vida, y de una cantidad de cosas que para una “cabeza” occidental del siglo XXI son inaceptables, pero que para muchos actores de esa zona, son armas legítimas en un conflicto que esperan dure generaciones. Entones, la próxima vez que lea que cayó un misil o explotó un kamikaze en un casamiento, antes de dictar sentencia, es bueno reflexionar, ver el contexto, para no pasar vergüenza.