La democracia israelí frente al terrorismo

07/May/2025

La Prensa de Panamá- por Alberto Jabiles Schwartz*

Dice Alberto Jábiles: “Quienes defendemos la verdad tenemos la obligación de refutar las acusaciones que pretenden engañar a la opinión pública de buena fe”, por ello escribe esta nota en respuesta a una serie de acusaciones falsas que entiende deben ser aclaradas, a fin de evitar que las mismas sean un agente de desinformación con afirmaciones cuyo origen se encuentra en la maquinaria propagandística del grupo terrorista Hamás y de aquellos que, como Irán, buscan la destrucción del Estado de Israel, la única democracia del Medio Oriente.

Yendo paso a paso, recordemos que Israel evacuó total y unilateralmente toda la Franja de Gaza en 2005, brindando a los palestinos la oportunidad de autogobernarse en paz. Al año siguiente, en 2006, se celebraron elecciones legislativas locales en las que Hamás obtuvo la mayoría. Este resultado reflejaba los anhelos de una parte de la población local, a pesar de que dicha organización sostiene abiertamente que el Estado de Israel debe ser destruido y reemplazado por un Estado islámico regido por su interpretación particular de la sharia (ley islámica), que impone con violencia.

En 2007, Hamás derrocó violentamente al gobierno gazatí, entonces en manos de la Autoridad Palestina, mediante una cruenta guerra civil entre palestinos, durante la cual fueron asesinados cerca de 200 funcionarios leales a Mahmud Abbas. Desde entonces, Hamás ha convertido Gaza en una base de operaciones desde la cual ha atacado reiteradamente a Israel, lanzando más de 12,000 misiles contra su territorio. Estas agresiones han derivado en cruentos enfrentamientos, que lamentablemente no han logrado impedir nuevos ataques.

En el ataque genocida perpetrado por Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, los atacantes violaron, secuestraron y asesinaron de las formas más crueles e inimaginables a todas las personas que encontraron a su paso, escondiéndose entre la población civil y operando desde túneles subterráneos para evitar confrontación directa.

Mientras tanto. Israel advierte a los civiles para que evacúen zonas donde se anticipan enfrentamientos, una vez detectados combatientes. Hamás, en cambio, impide dichas evacuaciones y dispara contra quienes intentan salir.

Israel ha facilitado el ingreso de ayuda humanitaria, permitiendo la entrada de miles de camiones con suministros. Sin embargo, Hamás los intercepta, vende los productos a precios exorbitantes y los reparte entre sus militantes para mantenerse en el poder.

Hamás viola sistemáticamente las leyes de la guerra, utilizando hospitales, mezquitas, escuelas, ambulancias e incluso cementerios como plataformas de ataque. Según el derecho internacional, esto convierte a esos lugares en objetivos militares.

Las cifras de víctimas provistas por el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás, no distinguen entre civiles y combatientes. En esta guerra trágica, muchos inocentes han muerto, usados como escudos humanos. Incluso organismos de las Naciones Unidas —pese a su sesgo contra Israel— han reconocido que las cifras no son confiables.

No existen campos de exterminio en Gaza ni en ninguna otra zona bajo control israelí. Comparar esta guerra con el Holocausto banaliza el genocidio y ofende la memoria de sus seis millones de víctimas. No olvidemos que Haj Amin al-Husseini, gran muftí de Jerusalén y figura destacada del nacionalismo árabe palestino, fue aliado de Adolf Hitler y participó en crímenes de guerra contra serbios, gitanos y judíos en los Balcanes. Hay evidencia histórica y fotográfica de ello.

Dice Alberto Jábiles: “Quienes defendemos la verdad tenemos la obligación de refutar las acusaciones que pretenden engañar a la opinión pública de buena fe”.

Desde el 7 de octubre de 2023, Israel libra una guerra cuyo objetivo es garantizar que Hamás —organización armada y financiada, entre otros, por la República Islámica de Irán— no vuelva a representar una amenaza para su existencia.

Recordemos que Israel lucha por la supervivencia de sus diez millones de habitantes, entre ellos judíos, musulmanes, cristianos, drusos, arameos, circasianos y otras minorías, todos con los mismos derechos ante la ley.

El autor es licenciado en Educación e Historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Esta nota es en respuesta a una publicada en un medio escrito en su país, pero los conceptos son utilizables para combatir la falsa narrativa impuesta contra Israel