La defensa selectiva de los Derechos Humanos

10/Mar/2011

Lic. Rafael Winter (Rufo), CCIU

La defensa selectiva de los Derechos Humanos

10-3-2011 Por. Lic Rafael Winter (Rufo)
Libia. Guerra civil. Hace algunos días parecía que Khadafi tenía las horas contadas. Al momento de escribir este artículo parecería que esto ya no es así. No sabemos a ciencia cierta lo que allí está sucediendo. Sí se sabe que lo que está pasando – aún desconociéndose las cifras exactas nunca mencionadas – es una violenta represión contra los rebeldes, es decir contra buena parte de la población civil. Y que la cantidad de víctimas excede ampliamente – hay constantes bombardeos aéreos- el número de víctimas que el gobierno libio le informa al mundo. Sin olvidar además los cientos de miles de refugiados libios y otros que han tenido que abandonar el país.
El dictador de Libia se ha mantenido tanto tiempo en el poder debido, entre otros factores, a la complicidad de países, particularmente de occidente, aunque no solamente europeos. Los cuales, petróleo mediante nunca demostraron demasiado interés en modificar dicho status quo.
Pero las cosas han cambiado. Hoy día, el “efecto dominó” que comenzó en Túnez, continuó en Egipto, afecta a parte del mundo árabe y ahora tiene su epicentro en Libia, hoy sí – más vale tarde que nunca – buena parte del mundo civilizado desea el derrocamiento del Khadafi.
Pero quisiera enfocar otro aspecto del tema. Khadafi, notoriamente está violando los derechos humanos en su propio país. ¿De que lado se encuentran los entusiastas defensores de los derechos humanos en el mundo? ¿Dónde están? ¿Y determinados intelectuales? ¿Por qué no proclaman? ¿Por qué no protestan?
¿Y la Liga Árabe? ¿Dónde está? ¿Es que la misma protesta y condena solamente cuando árabes son víctimas de “otros”? ¿Y cuando árabes masacran a árabes? ¿Es solo un problema interno de ellos?
Aquellos que se rasgan las vestiduras cuando Israel, en aras de su supervivencia y legítima defensa, en ocasiones excediéndose en sus procedimientos, hace un operativo contra terroristas (en prevención o represalia); quienes no condenan a las organizaciones terroristas las cuales quieren y lo proclaman abiertamente destruir a Israel; quienes no condenan a Irán, donde además de proclamar la destrucción de Israel y negar el Holocausto se violan los derechos humanos (¿es solo un problema interno iraní?); quienes en cambio sí condenan a Israel con premura sin siquiera preguntar o saber exactamente cual fue el móvil que lo impulsó a actuar; quienes manifiestan contra Israel emitiendo proclamas de todo tipo (y allí no se observa ninguna diferencia entre anti-israelismo y anti-semitismo). Todos ellos: ¿ahora donde están?
¿Por qué no manifiestan frente a la embajada Libia? ¿Por qué no condenan a Khadafi y a su gobierno? ¿Por su “ideología” política si es que la tiene? ¿Es por el “camarada” Khadafi?  ¿Porque lo consideran “revolucionario”? ¿Eso es ser revolucionario? ¡Por Dios!
Extraña dualidad de criterio.
Como así también, si de dualidades estamos hablando y salvando las distancias, es el caso de lo ocurrido hace poco en Pakistán. Recientemente asesinaron allí al único miembro cristiano del gabinete, Shahbaz Bhatti, de 42 años. Se señaló como responsables a los talibanes pakistaníes. Aunque algunos líderes del gobierno de Pakistán, justo es decirlo, condenaron el hecho, hubo pocas voces de condena en el mundo.
Apenas vi, sentí, leí o escuché voces de gobiernos, organizaciones o instituciones en general, y/o específicamente cristianas en particular que hayan condenado el hecho. Tampoco las oí demasiado cuando cristianos coptos fueron asesinados hace meses en Egipto. O cuando cristianos han sido víctimas en el Líbano. O cuando en Sudán también fueron masacrados por musulmanes.
Algunas organizaciones o consejos religiosos cristianos a nivel mundial dejan de lado, llamativamente, todo tipo de neutralidad y objetividad en lo concerniente a Israel y se apresuran a condenarlo cuando la situación así lo “amerita” (sin importar la causa que pudo haber motivado la acción de Israel). Pero, extrañamente, no han manifestado ni condenado con la misma rapidez en la mayoría de los casos arriba mencionados, en los cuales sus correligionarios han sido víctimas. Y esa dualidad de criterio ¿Por qué?
Volviendo a Libia. Esperemos que no sea derramada más sangre. Que el dictador sea derrocado lo antes posible. Que la paz y tranquilidad – democracia sería mucho pedir, quizás algún día – imperen dentro de las fronteras de ese país. Que no haya necesidad de intervención militar foránea de ningún tipo.
Pero si se siguen asesinando civiles impunemente ¿No habrá llegado el momento, de una vez por todas, de hacer algo? No por el oro negro. Sí por las vidas, por los derechos humanos de la sufrida población civil libia. Derechos humanos que no deben ser, no son ni de derecha ni de izquierda: son simplemente HUMANOS.