La ausencia de una sociedad plural

05/Oct/2011

La Nación, Aldo Donzis

La ausencia de una sociedad plural

5-10-11
Opinión Por Aldo Donzis | Para LA NACION
Los informes sobre Antisemitismo en la Argentina, del Centro de Estudios Sociales de la DAIA y del Instituto Gino Germani, de la UBA, son complementarios entre sí y no hacen más que reflejar una realidad por demás dura e insoslayable.
Sus resultados tienen la fuerza y la crudeza de una verdad para muchos solapada. A nosotros, sin embargo, nos confirma la percepción que teníamos respecto de las situaciones y actitudes discriminatorias que padece nuestra comunidad. Ello nos alienta a ahondar en nuestra misión institucional, que no es otra que la de combatir el antisemitismo y la discriminación.
Nos hubiera gustado que otros hubieran sido los resultados.
Al ahondar en la encuesta de opinión resulta inexorable preguntarse qué nos pasa como sociedad, ya que de allí surgen datos e indicios por demás preocupantes: el 30 por ciento de la población -nada más ni nada menos que una proyección de 12 millones de argentinos- dice preferir no vivir cerca de un judío. La preferencia por evitar esa cercanía resulta extremadamente fuerte.
Siempre detrás de los miedos y de las diferencias que no quieren ser comprendidas o aceptadas asoman los actos discriminatorios. Y es, justamente, en esa percepción intolerante de ver al otro como muy otro , donde la noción de una sociedad plural pero mancomunada aparece como completamente ausente.
Percibir al otro, no como un semejante, con sus creencias u orígenes diversos a los de uno, sino como un ser diferente significa cerrarse a la riqueza del pluralismo, donde cada individuo, desde su identidad, aporta algo de su cultura.
Los datos recabados nos obligan a reconocer que, como sociedad, tenemos un problema. Y ello constituye el primer paso para poder encontrar las soluciones.
Frente a esta realidad pedimos a todas las organizaciones y a cada uno de los que formamos parte de la sociedad argentina contribuir con nuestro granito de arena y prestar atención a todas las actitudes discriminatorias.
Porque los jóvenes y los niños están aprendiendo de nuestras actitudes y nuestras acciones. Lo que debemos es tratar de que en las próximas generaciones esté absolutamente erradicada la discriminación. Sin excluir otras vías de transmisión, en estos casos siempre lo fundamental es la educación y el compromiso para ser una comunidad mejor.
El autor es presidente de la DAIA.