Irán irrumpe en la campaña de Brasil

17/Ago/2010

Elección. Apoyo de Lula a Ahmadinejad perjudica la estrategia de la candidata oficialista

Irán irrumpe en la campaña de Brasil

El País 17-08-10
Elección. Apoyo de Lula a Ahmadinejad perjudica la estrategia de la candidata oficialista
Irán irrumpe en la campaña de Brasil
RIO DE JANEIRO | EL PAÍS DE MADRID
En una campaña donde las diferencias entre los principales candidatos son mínimas, el programa nuclear iraní y la condena a lapidación de Sakineh Ashtianí podrían diezmar la candidatura de Dilma Rousseff, que tiene 41% de intención de voto.
Hoy comienza la campaña televisiva de cara a las elecciones presidenciales del 3 de octubre en Brasil y, tanto el candidato socialdemócrata José Serra co-mo la ecologista Marina Silva, han hallado un flanco débil para atacar a Dilma Rousseff, la candidata del Partido de los Trabajadores y protegida del mandatario Lula da Silva que lidera las encuestas.”Todo esto tiene que ver con Derechos Humanos”, declaró Serra. El régimen iraní “apedrea a mujeres hasta la muerte, arresta a periodistas (…) y ahorca a disidentes por el simple hecho de pensar en forma diferente (…). En mi gobierno no vamos a tolerar esto”, insistió.
Marina Silva también atacó este punto: “En lo que respecta a los Derechos Humanos, Brasil está perdiendo la oportunidad de, siendo un país de tradición democrática y de cultura de paz, reafirmar esos principios en la cuestión de los presos cubanos e Irán”, comentó en un mitin en Belo Horizonte.
Aunque la campaña ha estado centrada en el tema económico y el tema del programa nuclear iraní a los brasileños en general les ha sonado lejano, la condena a lapidación por adulterio de Sakineh Ashtianí, de 43 años y madre de dos hijos, ha calado hondo en la sociedad.
“Puede que la gente no entienda a Irán, pero entiende a una mujer que será apedreada hasta la muerte”, sostuvo la analista política Maria do Socorro Souza Braga a Reuters.
Rousseff ha salido en defensa de la política de Lula hacia Teherán arguyendo que la gestión de Brasilia puede ayudar a evitar un conflicto en Oriente Próximo y ha rechazado la idea de que el presidente o ella misma simpatizaran con gobiernos autoritarios como el de Irán.
Los analistas brasileños consultados por la prensa local no creen que el tema iraní pueda costarle el fuerte liderazgo de Rousseff en las encuestas, pero ninguno se atreve a aventurar qué pasará si Ashtianí es finalmente ejecutada. Tal vez este hecho podría restarle votos a la candidata de Lula a la hora de imponerse en la primera vuelta.
Son miles los usuarios de la red social Twitter que todas las semanas publican mensajes pidiendo a Lula que interceda por la vida de la mujer azerí. También es intensa la presión de los organismos de Derechos Humanos sobre la diplomacia.
Hasta ahora Brasilia ha fracasado en su intento de salvar a la condenada y la primera reacción de Lula fue la de no interferir: “Hay que tener cuidado. Las personas tienen leyes, tienen reglas. Si empezasen a desobedecer sus leyes para escuchar las peticiones de los presidentes, en poco tiempo todo sería un caos”, comentó, y añadió que estaba “contra la pena de muerte”, pero que deseaba mantenerse “ajeno al asunto”.
El Ministerio de Exteriores aconsejó al presidente ofrecer asilo a la mujer condenada para contrarrestar las cada vez más duras críticas por no aprovechar su buena relación con el régimen de Teherán para interceder en el caso. Brasil y Turquía presentaron en mayo un plan para que Irán pudiese intercambiar uranio poco enriquecido por otro más puro y evitar así el bloqueo internacional. Finalmente no pudo y Brasilia tuvo que firmar, a regañadientes, las nuevas sanciones.
Durante un acto público a finales del mes pasado, Lula declaró: “Pido a mi amigo el señor Ahmadinejad que si esa mujer le incomoda, la envíe a Brasil”.
Pero la escritora iraní Azar Nafisi, por esas fechas presente en la Feria del Libro de Paraty, criticó a Lula: “Esa mujer no es incómoda, es el presidente Ahmadinejad quien incomoda a esa mujer matándola”, afirmó ante la ovación del público. “Lula piensa que este tipo es su amigo. Este tipo apedrea a sus ciudadanos hasta la muerte. En Brasil no hay pena de muerte. ¿Cómo él puede ser su amigo?”, concluyó la escritora Nafisi.
El gobierno de Teherán respondió que Lula “se había dejado llevar por los sentimientos y que desconocía las leyes del país”. Después, el embajador de ese país en Brasil, Mohsen Shaterzadeh, negó que Brasil hubiera oficialmente ofrecido asilo a la condenada. “No hemos recibido de forma oficial petición alguna para que esa señora sea traída a Brasil”, declaró.
El jueves pasado la televisión iraní difundió un video en el que la acusada reconocía todos los cargos, criticaba la injerencia occidental en su caso y decía desconocer a Moham-mad Mostafaei, su abogado, que ya ha buscado refugio en Noruega. La emisión de la confesión hizo saltar todas las alarmas en las ONG de Derechos Humanos que creen que la ejecución es inminente. Ese mismo día, el canciller brasileño Celso Amorim declaró que “un gesto humanitario sería muy positivo para Irán y para su imagen en el mundo”.
La política exterior de Brasil en el último año de Lula ha descolocado a más de un diplomático occidental. No entienden cómo el presidente y la candidata a sucederle, Dilma Rous-seff, que han sufrido la cárcel y hasta la tortura, no son más enérgicos a la hora de condenar las violaciones a los Derechos Humanos en países como Irán. Según Amnistía Internacional, ese país ejecutó a unas 400 personas en 2009, al menos 14 de ellas en público.