Herzl se atrevió a soñar lo imposible

17/Feb/2021

Ynet Español- por Reuven Rivlin (adaptado por Rubén Pereyra)

Con motivo del 125 aniversario de la publicación del libro de Theodor Herzl ‘El Estado judío’, el presidente Reuven Rivlin insta al pueblo de Israel a inspirarse durante la crisis actual en el ejemplo que nos dejó el padre del sionismo moderno. “Herzl tuvo la audacia, la terquedad, el descaro y el coraje para soñar en grande”. Foto: El presidente Reuven Rivlin y un actor que personificó a Theodor Herzl. (Noam Rivkin-Fenton)

El sueño que imaginó Theodor Herzl se basó en una idea antigua, como él mismo afirmó en el prólogo de su libro El Estado judío, pero también partió de una nueva, emocionante y sorprendente visión.

Fue un sueño viejo-nuevo que cambió el destino de nuestra gente para siempre, y es gracias a esto que estamos hoy aquí.

El padre del estado judío fue lo suficientemente valiente como para atreverse a soñar lo imposible. Herzl tuvo la audacia, la terquedad, el descaro y el coraje para soñar en grande.

Pero, como nos muestra la historia, Herzl creía que la materia de los sueños podía convertirse en realidad.

Herzl despertó al pueblo judío de su letargo. Se aferró a su sueño y, como previó, un pueblo perseguido estableció su tierra natal en su antiguo suelo en unas pocas décadas.

No debemos asociar el legado de Herzl con una forma de gobierno u otra, o exclusivamente con los valores de la derecha o la izquierda.

De hecho, el legado de Herzl se puede resumir en la capacidad de soñar.

El sueño de Herzl era unir a judíos de diversas comunidades y denominaciones de todo el mundo en una fuerza nacional tremenda: un pueblo que sobrevivió a los incendios del Holocausto y creó el moderno Estado de Israel.

El sueño de Herzl encantó al pueblo judío. Admiraron su visión y eligieron cumplirla a su manera, siguiendo un camino que a veces se desviaba del esquema de Herzl.

Israel hoy se enfrenta a crisis de salud, económicas y sociales. Pero mientras nos mantengamos con la determinación de Herzl en nuestro sueño compartido de Sión, uno basado en el valor de la responsabilidad mutua que ha guiado a nuestro pueblo durante milenios, creo sinceramente que no hay desafío que no podamos superar.

Si somos lo suficientemente sabios para tender la mano y consolarnos unos a otros, como hemos demostrado antes, podemos mantener vivo nuestro sueño en la realidad.

La creencia de Herzl en el pueblo judío y en su derecho a un estado es una creencia de que debemos dejarnos guiar aun hoy.

Nosotros, los discípulos de Herzl, sabemos que nada es imposible. Vivimos en un país que es el epítome de lo imposible, y nuestra misma existencia es el cumplimiento de una visión que muchos descartaron rápidamente como desesperada.

Estamos armados con la firme convicción de que con suficiente visión y fuerza de voluntad un desierto puede transformarse en un país floreciente, y un país pequeño puede transformarse en una nación emergente.

A veces parece que los desacuerdos entre los diferentes grupos y tribus que componen la sociedad israelí y las tensiones entre las identidades judía y democrática del país son demasiado grandes.

Pero no debemos rendirnos. Continuaremos construyendo este Estado judío y democrático de Israel, un estado de muchos sectores, desde laicos a religiosos y ortodoxos y de judíos a árabes, porque no tenemos otra tierra y no tenemos otras personas.

* Reuven ‘Ruvi’ Rivlin es el presidente del Estado de Israel.