¿Está Siria al borde de la guerra civil?*

12/Ago/2011

Aurora, Jonathan Spyer

¿Está Siria al borde de la guerra civil?*

11/08/2011 OPINIÓN
La elite alauita lucha por su supervivencia
Autor: Jonathan Spyer
El asalto del régimen del presidente Assad a la ciudad de Hama debe servir para disipar cualquier idea de que la lucha en Siria está llegando a su fin, o que el régimen ha aceptado su destino.
La dirección general de las revueltas en el mundo árabe sugiere, en este momento, que los peores dictadores de la región tienen todavía una probabilidad de supervivencia, a condición de que no tengan reparos en ir a la guerra contra sus propios pueblos. El presidente sirio parece haber aprendido la lección.
Hoy en día, los teóricos militares se dividen en cuanto al papel de los tanques de guerra en el campo de batalla del futuro. Assad ha demostrado que sea cual sea el resultado de este debate, el papel de los tanques como un instrumento bélico contra la población civil sigue siendo altamente relevante en Oriente Medio.
La Cuarta División Blindada de Assad probablemente no duraría mucho tiempo frente a la Séptima Brigada del Ejército de Israel en los Altos del Golán.
Sin embargo, contra los manifestantes civiles de Hama, ha demostrado ser un instrumento muy eficaz. La cifra de muertos durante el sometimiento de Hama, se ubicaba en alrededor de 140. Hay cientos de heridos.
Se informa que la maquinaria militar de Assad desciende sobre Deir-Zour. El barrio de Al-Joura de dicha ciudad ha sido bombardeado, según fuentes de la oposición. Hay persistentes informes de grandes deserciones del Ejército en la zona de Deir-Zour.
Las protestas en apoyo de Hama han comenzado en Dera, la cuna de la revuelta contra el régimen que domina Siria. Nuevas protestas en los alrededores de Damasco, también están teniendo lugar.
La respuesta de Occidente a los eventos en Hama ha sido otra cuota adicional de retórica.
En Estados Unidos, el presidente Obama está “horrorizado” por los acontecimientos en Siria.
El ministro de Relaciones Exteriores británico, William Hague, por su parte, se manifestó “consternado” por los últimos informes.
Tanto el Gobierno de Alemania como el de Italia han pedido un debate urgente sobre el tema en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Es poco probable que Assad esté demasiado alarmado por esta posibilidad. La comunidad internacional sigue dividida sobre Siria. Rusia, un aliado cercano de los Assad, desde hace mucho tiempo ha sido crítico con las tácticas de régimen, pero es probable que vetará cualquier intento de dar una respuesta eficaz a través de la ONU. El propio Occidente también es tibio.
No hay entusiasmo en el público occidental para embrollarse aún más en los asuntos de Medio Oriente. Hague ha descartado explícitamente una acción militar inmediata.
En las pequeñas manifestaciones frente a las Embajadas de Siria en Europa participan solamente los expatriados sirios. Aquellos que predijeron una ola de democratización en la región hace seis meses ahora parecen desesperadamente ingenuos.
En consecuencia, Obama y los países europeos aún no han pedido ni siquiera la dimisión de Assad. Y las sanciones actuales en su contra son mucho menos de lo que se requiere para forzar realmente un cambio de política.
Y, sin embargo, a pesar de todo esto, al régimen le ha resultado imposible sofocar la revuelta. Desde mediados de abril, que está en un estado de guerra más o menos abierta contra su propio pueblo. El último aumento de la represión fue planeado para reafirmar el control sobre áreas de apoyo a los rebeldes, particularmente antes del inicio del Ramadán. El viernes, el día musulmán de oración, ha sido el principal foco de las protestas.
El régimen, sin duda, calculó correctamente que con el inicio del Ramadán, las multitudes volátiles que han conducido las manifestaciones estarán a diario en las calles. Por lo tanto, era imprescindible volver a ejercer el control en las zonas rebeldes. En Hama, el Ejército sirio acató esta misión con extremo vigor. Pero si el régimen pensaba que esto le permitiría comenzar a contener los disturbios, está equivocado.
La pregunta crucial ahora es a dónde conduce todo esto. La fuerza irresistible de la insurrección ha colisionado contra el objeto inamovible que es del régimen de Assad. ¿Cuál es el pronóstico? La respuesta parece ser una intensificación de los esfuerzos de ambas partes. Los esfuerzos del régimen para aplastar la revuelta están tomando un carácter abiertamente más sectario.
La élite gobernante alauita es la que está luchando por su supervivencia.
Las unidades militares alauitas y las milicias alauitas (el Shabiha) son los instrumentos que les quedan a los Assad. Los asesinatos sectarios en venganza contra los hombres de la Shabiha por sirios sunitas en Homs, a principios de este mes, puede ser un presagio del comienzo de un nuevo capítulo, mucho más desagradable. La cuestión clave sigue siendo si las fuerzas de seguridad se mantendrán unidas.
Hay informes persistentes, difíciles de verificar de deserciones en números considerables. Un coronel del Ejército, Riad al-Asaad, ha surgido en los últimos días, afirmando ser el líder de un “Ejército Sirio” en la frontera con Turquía. Pronto quedará claro si hay algo de cierto en esta afirmación.
Pero como ninguno de los dos bandos está dispuesto a dar marcha atrás, el aumento de la violencia bien puede ser la única dirección lógica que tomen los acontecimientos. Assad ha congregado al núcleo de su régimen alauita, a su alrededor, para luchar hasta el final. Por otra parte, hay cada vez más rebeldes, sobre todo después de los últimos acontecimientos en Hama, que estarán determinados a encontrarse con él frente a frente. El resultado: Siria hoy está al borde de deslizarse hacia una guerra civil sectaria.
•El artículo fue redactado antes que el Consejo de Seguridad de la ONU condenara tibiamente al régimen sirio por la feroz represión contra la población civil.