Esta película ya la vimos

28/Mar/2011

Esta película ya la vimos

27-3-2011
DE LINCOLN MAIZTEGUI CASAS PARA EDUARDO ESPINA Es un conflicto interno que los libios deben resolver en su estilo y a su manera
Estimado Eduardo: ¿Qué opina sobre la intervención internacional en el conflicto interno de Libia? Su opinión, siempre docta y sensata (salvo cuando habla de fútbol, por supuesto) me interesa mucho. En principio, yo sostengo una postura abiertamente contraria a la misma. Tengo la impresión de que las consecuencias van a ser tremendamente negativas. Lo que se ha producido en Libia es un alzamiento, más o menos espontáneo (tengo dudas sobre dicha espontaneidad, pero vamos a aceptar que sea tal, como hipótesis de trabajo), contra un régimen dictatorial que lleva más de cuatro décadas en el poder. Es un conflicto interno, que los libios deben resolver en su estilo y a su manera. Por lo menos, es lo que debe inferirse del tan manido principio de no intervención. El pretexto de la tercería es la masacre que se está produciendo sobre el pueblo libio. Y uno se pregunta: si se va a aplicar el mismo citerio siempre que en un país exista un enfrentamiento intestino entre un régimen y sus enemigos, ¿a qué se ve reducida la no intervención? ¿Por qué no se adoptan medidas similares en casos como el de Turquía y los kurdos, o en de los rusos y los chechenos? No quiero que estas reflexiones se entiendan como una defensa del régimen de Muammar Gadafi; nada más lejos de mi intención. Pero identificar a los alzados contra el mismo como defensores de las libertades y de la democracia me parece, por lo menos, discutible. La simultaneidad de todos los movimientos surgidos en los países árabes me hace sospechosa la intencionalidad de los mismos, más allá de que en las filas revolucionarias actúe una mayoría de personas de buena fe. No me haría ninguna gracia -y creo que a nadie sensato debería hacerle gracia- que en vez de la dictadura de Gadafi se instalase un régimen teocrático como el de Irán o el de los talibanes de Afganistán. Esa película -el derrocamiento de una dictadura sanguinaria por un movimiento popular que termina sustituida por los adalides del fanatismo religioso más retrógrado- ya la vimos, y sabemos como termina. No se me ocurre, entonces, otra actitud más prudente que la de desensillar hasta que aclare y abstenerse de intervenir. Se trata de pueblos muy antiguos, que tienen sus valores y sus tradiciones, por cierto muy alejados de los occidentales. Y hay que dejar que arreglen sus conflictos a su manera. Dice Chávez -vea a quién le estoy citando- que la razón última de una intervención que, más allá de lo declarativo, no persigue otra cosa que la caída del régimen de Gadafi, es la apetencia sobre el petróleo libio. Nunca creí en estas teorías, ya que parece mucho más barato y menos comprometido pagar el petróleo al precio que le ponga el país productor que iniciar una guerra de consecuencias imprevisibles. Pero en este caso, no se explicar por qué se interviene en Libia y no en otros países que tienen dictaduras tanto o más largas y represivas. Temo las consecuencias, Eduardo. Gadafi promete el Apocalipsis para Europa, y yo no me atrevería a echar en saco roto estas amenazas.
linmaica@hotmail.com