Entrevista al Ing. Roberto Cyjon al cese de su Presidencia en el CCIU

11/Mar/2014

Por Lic. Ruth Roizner Selanikio

Entrevista al Ing. Roberto Cyjon al cese de su Presidencia en el CCIU

A horas de cesar el periodo como Presidente del Comité Central Israelita, conversamos con el Ing. Roberto Cyjon acerca de la tarea ejercida por las autoridades, las enseñanzas de este ejercicio y el camino que queda por recorrer.Próximamente culminas el periodo como Presidente del Comité Central Israelita del Uruguay, ¿qué balance puedes realizar sobre tu gestión?Más que balance, fue una oportunidad de generar una muy rica serie de experiencias y amistades, en el marco de una sensación de “tarea cumplida”. La institución es tan exigente en su concepto central: representar a la colectividad judía del Uruguay, que implica metas muy elevadas. Exige una constante actuación y preocupación por temas diversos sumamente interesantes.De ahí que no es menor sentirnos, todo el Ejecutivo en pleno, satisfechos con la tranquilidad de haber realizado el máximo esfuerzo por lograrlo. El Comité no es una institución con marquesinas, por ello, la mayoría de las veces la recompensa es la satisfacción íntima y probablemente sea lo mejor que nos podemos llevar. En cuanto a las amistades, fue un placer superlativo trabajar con los compañeros y compañeras de Mesa con quienes forjamos y reforzamos un cariño entrañable. Lo mismo se puede decir de funcionarios, cooperadores honorarios, gente que nos apoyó porque creyó en nosotros; tantas y tantas personas públicas y de colaboración menos visible que se merecen el mayor reconocimiento. Equivale a una amistad de las verdaderas, la de resolver temas complejos y disfrutar logros celebrándolos mediante guiños a la distancia.De todos los asuntos tratados ¿cuál considera su mayor logro como Presidente?Hay que partir de la mayor humildad: lo importante es comenzar la obra, no culminarla. No se culmina nunca. En tal sentido, el mayor logro es siempre recibir el legado y traspasarlo. Por otra parte, los logros son fruto de la sumatoria de varias acciones no siempre lineales, sino interconectadas a través de gestiones de muchas personas e hilvanadas parcialmente; eslabones a los cuales hay que seguir añadiéndoles otros o reforzarlos.Citaría como ejemplo los avances logrados en el largo intento de varias administraciones previas del Comité, por incorporar la enseñanza de la Shoá en la currícula nacional. Falta un trecho por recorrer, pero nuestro país es hoy Miembro Observador de la I.A.H.R. (International Asociation for Holocaust Remembrance), a partir del 2013 y es un avance significativo en dicho sentido. Se deberá trabajar sin pausa para integrarnos a los países Miembros Activos y disponemos de varios avances de Proyectos Educativos, todos presentados a las autoridades nacionales. De ahí podría surgir mediante herramientas tan variadas como el Plan Ceibal, visitas al Museo de la Shoá en la Comunidad Israelita, encuentros con supervivientes, formación de docentes, cooperación con instituciones internacionales y apoyos locales- que todo está en marcha- el “Proyecto Uruguayo” para integrar esa selecta nómina de más de 40 países de dicha institución sueca, respaldada por las Naciones Unidas.¿Ha quedado algún tema relevante a resolver por las próximas autoridades? Si así fuera, ¿cuál?Claro que sí. A título de meros ejemplos. Estrechar vínculos con la Confraternidad Judeo Cristiana. La asunción del nuevo Obispo de Montevideo Monseñor Daniel Sturla el domingo pasado, fue un hecho sumamente relevante. Su saludo fraterno a nuestra colectividad en una Catedral desbordante de fieles y autoridades, que ovacionó sus palabras en un fuerte y cálido aplauso, nos conmovió profundamente. Lo mismo sentimos cuando en el 2012 representamos a la colectividad judía del Uruguay ante el Pontífice Benedicto XVI en el Vaticano. Debo reconocer y disculparme por mencionarlo en singular, pero me sentí un uruguayo judío “representando a los uruguayos”, incluso los amigos católicos que previo al viaje se acercaron a solicitarnos que le transmitiésemos al Papa una bendición para sus dificultades personales. Fue un hito en lo personal, y el honor que me confirieron tanto la colectividad como dichos amigos, me marcaron fuertes emociones por siempre.Asimismo, es imprescindible continuar esclareciendo permanentemente los valores judíos universales, el hecho de sentirnos legítimamente sionistas amantes de Israel, en la misma medida del enorme y natural orgullo de ser uruguayos. Esos aspectos de nuestro judaísmo no siempre son comprendidos en su cabal magnitud, a veces llevan a descalificaciones o burdo antisemitismo. No lo podemos permitir. El trabajo didáctico y argumental es muy intenso y no debemos ceder el más mínimo espacio ni al antisemitismo, ni a ningún otro tipo de discriminación.Luego de esta intensa gestión ¿piensa seguir conectado con la comunidad?Mi conexión con la colectividad es fruto de una tradición familiar. Mi querido padre, ya fallecido pero siempre presente, bajó de un barco sin idioma ni recursos, con tan solo una prima hermana en un “desembarco” anticipado a la “remota” Castillos- Rocha- de los años 30 y una preeminente cultura universal europea. Con dicho bagaje tan pragmático en la imperiosa necesidad de reciclar la vida por delante de un joven veinteañero, como nostálgico y romántico en su arnés cargado de sueños por un mundo mejor, más la angustia de traer a sus familiares lo antes posible del horror nazi…no solo lo logró, sino que junto a otros grandes inmigrantes que el Uruguay “rescató” al cobijarlos, fue dos veces Presidente de la Comunidad Israelita del Uruguay- Kehilá-. También mis hijos recorrieron el camino de la militancia comunitaria. Por ello me alejo, como corresponde y lo expliqué anteriormente- hay que recibir y transmitir este legado- pero seguiremos abocados a otros proyectos de vida sin alejarnos en forma absoluta de la comunidad.¿Qué experiencia y aprendizajes te llevas?Un aprendizaje mayúsculo es el que pude aprehender al leer a Michel Foucalt en su obra: El poder, una bestia magnífica. Siglo XXI Editores, Argentina 2012, editado por primera vez en 1994, simultáneamente al trabajo en el Comité Central Israelita. El “poder” no es homogéneo cuanto menos lineal, está distribuido y disgregado en nichos a veces increíblemente “estancos”. Uniéndolos se puede -con esfuerzo y no siempre- delinear apenas un dibujo a su vez difuso y complejo de la realidad política y social.Es por lo tanto una experiencia realmente fantástica en las diversas acepciones de la palabra, recorrer dichos vericuetos en los diferentes escenarios políticos, de la sociedad civil, de personas, prensa, cuerpo diplomático, e instituciones diversas con exposiciones más o menos visibles, para lograr un objetivo tan audaz como representar una colectividad dentro de las demás diversidades. Da una dimensión de la importancia de los pequeños logros, de la imposibilidad de pretender éxitos absolutos y por sobre todo, no subestimar nunca qué puerta golpear, qué camino tomar en el laberinto sociológico del cual somos tanto estructura fija como móvil.Esta experiencia de liderar junto a un grupo inteligente y unido “cuerpo a cuerpo” en el Ejecutivo de este Comité, en que hicimos el intento sin claudicar, es lo más importante que me llevo como ciudadano. Gran país nuestro Uruguay, que nos permite entrar y salir de tamaña aventura con la frente en alto, pletóricos por una convivencia pacífica y llenos de nuevas amistades.¿Algo más que desees agregar?Desearles al querido Sergio Gorzy y su nuevo Ejecutivo que pueda disfrutar al igual que nosotros su nuevo y complejo cargo, que seguramente logrará.Muchas graciasGracias a ti.