Elián Stolarsky: “Hacer la obra que uno necesita, es lo importante”

20/Abr/2018

Medium- Fundación Itaú

Elián Stolarsky: “Hacer la obra que uno necesita, es lo importante”

A los 27 años Elián Stolarsky tiene un amplio
camino artístico recorrido y su obra una densidad que descansa en el trazo
firme y en la repetición de las formas. El mundo de Elián es leve y profundo a
la vez, como las mínimas líneas de sus grabados que al sumarse se vuelven
hondas.
El próximo 26 de abril, la joven artista
uruguaya inaugura en el Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV) “Y todos los
otros”, una exposición individual que parte de imágenes de guerra del siglo XX
y se interroga acerca de “qué hacer con la información traumática que uno
recibe, que viene de una historia que no vivió y sin embargo se sigue
transmitiendo de generación en generación”
¿Cuáles son tus motivaciones para crear?
En mí la creación es más un tema de necesidad
que de otra cosa. Necesito seguir un proceso intuitivo, donde me voy metiendo
más y más y donde siguen surgiendo ideas. Es una búsqueda que no se termina,
porque a medida que uno va encontrando cosas se siguen abriendo más puertas y
aparece la necesidad de entrar en ellas. Siempre la realidad te sorprende con
nuevas formas.
¿Por qué el retrato te interesa tanto?
Es una fascinación intuitiva que se dio en el
hacer. Uno a veces tiene esa posibilidad de abstraerse y de ir más a la forma
que al contenido. Después a medida que fui trabajando más y armando una obra me
fui concentrando en el contenido. Y te preguntas ¿por qué mi cara se parece a
la de mis familiares anteriores? Y entonces empecé a jugar con las
transparencias, las comparaciones y la superposición de los rostros. Después
todo eso fue tomando forma y derivando en un trabajo con fotografías. Y luego
apareció algo que puedo reconocer como un discurso, un núcleo o tema central de
trabajo. Tiene que ver con todo aquello que uno hereda en tanto información
cultural y tradición. Con repetir y dibujar una y otra vez las caras.
¿Cómo es el momento antes de la creación?
¿Cómo es esa búsqueda en las fotografías familiares?
En mi familia siempre hubo muchas fotos. Fue
algo que llegó. Ese proceso si bien es una búsqueda, es reconocer el valor de
las cosas que ya están ahí. El camino te va llevando. Una de mis motivaciones
era trabajar con ese material a partir de una fotografía del año mil
ochocientos y pico de mi familia en Polonia. Esa fotografía en sí es una
belleza y no se me hacía difícil trabajar a partir de ella.
Dijiste en una entrevista que “si hay
sinceridad en lo que uno hace, hay algo que se mantiene. Identidad tal vez”.
Claro, es esa verdadera necesidad. Creo que es
ahí donde se genera el momento. Hacer la obra que uno necesita hacer, es lo
importante.
No quiere decir que no seas influido o que no
busques referencias afuera. Eso es fundamental y también es parte del proceso.
Pasa por un tema de que yo ahora necesito hacer esto y lo hago. La sinceridad
va por ahí.
La investigación es algo muy presente en tu
forma de trabajar, sumado a que últimamente has viajado mucho ¿Qué cosas
aprendiste o descubriste en los viajes?
En los últimos cinco años mi vida ha sido puro
viaje, de una residencia a otra, de un estudio de trabajo a otro. En este
tiempo descubrí un montón de cosas. Por ejemplo la perspectiva de que hay algo
muy uruguayo en mi obra, que yo nunca había notado. Vas teniendo una
perspectiva que te permite seguir formando tu identidad o entender también por
dónde va. Otra cosa importante fue descubrir qué capacidad de trabajo tenía y
si podía vivir del arte dedicándome ocho horas por día a hacer esto. Me di
cuenta que sí y que definitivamente era lo que quería hacer. Necesité moverme
nueve mil kilómetros para entender cosas. Te van bajando fichas.
¿Qué artistas uruguayos te conmueven?
Solari (Luis Alberto Solari), sus grabados y
sobre todo el imaginario que crea. La densidad de la luz que tiene Solari. Creo
que es por él que me gusta tanto el grabado, porque te permite crear esa
atmosférica que no ofrecen tanto otras técnicas.
Saéz
(Carlos Federico Sáez) es impresionante también. Es una gran admiración que
tengo desde chica por él. Cuando se hizo hace poco la muestra grande, creo que
la mitad del medio artístico uruguayo la estaba esperando. Esa muestra nos hizo
felices a todos los uruguayos que estamos en las artes plásticas.
¿Qué vamos a ver en “Y todos los otros”?
La muestra parte de dibujos que hice a partir
de fotografías de guerra del siglo veinte muy variadas. Está divida en tres
partes. Por un lado están los textiles, por el otro los dibujos y por último
las animaciones y una instalación de grabado. Son tres formas visuales que
ahondan en estos mismos temas. Es decir qué hacer con toda esta información
traumática que uno recibe, que viene de una historia que no vivió y sin embargo
se sigue transmitiendo de generación en generación. La pregunta es qué hacer
con eso.
¿Cómo ves el desarrollo del arte en Uruguay a
través del aporte de las nuevas generaciones?
Creo que hay mucha gente haciendo cosas muy
buenas en Uruguay. Hay mucha investigación. Falta más, pero para lo chico que
es el país hay muy buen material, buena búsqueda. El uruguayo es medio
camaleónico. Somos pocos pero sin embargo cuando el uruguayo se propone ser
deportista es muy bueno, cuando se propone ser músico es muy bueno. Tenemos esa
capacidad de investigar y decir ‘bueno si no tengo nada para perder’. Las cosas
suelen ser en un principio por amor al arte, porque la mayoría de la gente que
hace arte, sabe que vivir de eso va a ser muy difícil. Ahora hay más gente
joven trabajando y eso para mí está buenísimo. Es energía nueva en todos los
circuitos que descontractura mucho.
¿Y en relación al público, se dio una
renovación?
No. En general son artistas o gente vinculada
al arte la que va a las exposiciones. Sigue siendo un problema y un desafío
cómo atraer a un público nuevo.