El Séder de Pésaj: Tiempo de hablar y transmitir.

11/Abr/2025

 Por Rabino Aarón Gulman, de la Comunidad Israelita del Uruguay (Kehilá), para CCIU

Jag Hapésaj está ya con nosotros. Llegan sus mensajes, sus ideas, sus símbolos, sus cánticos, sus aromas. Una combinación de elementos, que convierte a este jag en un acontecimiento único de la vida familiar de nuestro pueblo.

Es un momento en el cual nadie debe estar solo. Al iniciar la lectura de la Hagadá, proclamamos a viva voz que todo aquél que tiene dificultades para celebrar el Séder o no tiene con quien estar, que venga y comparta nuestro Séder. Todos y cada uno debemos preocuparnos, para que nadie quede fuera de esta experiencia familiar y comunitaria.

Una noche donde hablaremos. La palabra Pésaj está conformada de dos vocablos: Pé y Saj: una boca que habla. Una noche en la cual no podemos guardar silencio, sino que deberemos hablar. Hablar para transmitir, para enseñar, para reforzar nuestra identidad.

Y son tantos los temas que esta noche nos presenta, que su riqueza es infinita.

Recordaremos que hace 3337 salimos de la esclavitud hacia la libertad. Cada familia se unió a la otra, y juntas comenzaron la gloriosa historia de nuestro pueblo.

Y hoy también familias se sientan alrededor de una mesa festiva a la espera de gratos manjares, recordando previamente la aflicción y penuria de nuestros antepasados. Esto nos permitirá ser conscientes, que también hoy, miembros de nuestro pueblo sufren situaciones similares. Hermanos nuestros se encuentran sumidos en la oscuridad y desesperación, esperando su pronta liberación. Otros, se encuentran pasando momentos de fragilidad económica y preocupaciones sin fin.

Quizás nos demos cuenta que la pobreza no sólo se manifiesta en el aspecto material. Muchos son pobres en amistades, en valores, en conocimientos. Si “rico es aquél que se contenta con lo que tiene”, podemos imaginar cuantos “pobres” hay a doquier. A todos ellos, debo intentar ayudar.

Se nos indica en la Hagadá que todos debemos vernos a nosotros mismos, como si nosotros mismos hubiésemos salido de Egipto; como si cada uno de nosotros hubiese vivido esa esclavitud y logró conseguir su libertad. Aún hoy existe la esclavitud. Todavía hay farones que someten a su población a través regímenes autoritarios y totalitarios, sin permitir a sus súbditos. gozar de la libertad que todo ser humano merece.

Quizás también nos demos cuenta, que podemos ser esclavos de nuestras pasiones, de nuestros vicios, de nuestro trabajo. Con nuestras propias manos, coartamos muchas veces, nuestra propia libertad.

Pésaj nos enseña también a aceptar la diferencia que existe entre cada uno de nosotros. Podemos imaginar equivocadamente la salida de Egipto, como una masa de personas, donde no hay nombres, ni ideas propias ni sentimientos personales. Pero esto no es así. Cada uno era diferente al otro, y juntos, vivenciaron el gran milagro de salir de Egipto.

Así lo planteará la Hagadá de Pésaj al referirse a los cuatro hijos que pueden estar en la mesa del Séder. Cada uno distinto al otro; cada uno participando del mismo evento, pero con diferente actitud y motivación. A pesar de eso, todos están juntos sentados en la misma mesa, manteniendo su identidad única y esperando un tratamiento diferencial y particular, de parte de sus padres.

Cuatro hijos diferentes están en nuestra mesa y debemos aprender con cada de uno de ellos, a cumplir el precepto de Vehigadeta Lebinjá: y le contarás a tu hijo. Ésa es nuestra obligación y ellos esperan que lo hagamos. Quieren un mensaje claro y coherente. Un mensaje adulto y responsable. El futuro de ellos, dependerá en gran medida, de llevar a cabo adecuadamente el gran desafío de educar y de transmitir a la siguiente generación, aquello que recibimos desde hace más de tres milenios.

Pésaj seguirá siempre con nosotros. Es nuestro punto de origen. Es nuestro ancla. El recuerdo constante de aquella salida, nos recuerda quiénes somos, dónde estamos y a dónde vamos. Es por esto, que Pésaj se celebra en familia, en la célula vital de nuestro pueblo. Una célula que debemos mantener siempre sana, a fin de no afectar a las demás.

Vehigádeta Levinjá: y le contarás a tu hijo. Cumplamos con seriedad y dedicación este mandato y el futuro de nuestro pueblo, estará garantizado.

Que tengamos todos: Jag Kasher Vesaméaj.