HECHO DEL DÍA 3-2-2011
Los violentos enfrentamientos entre partidarios del presidente Hosni Mubarak y la oposición en El Cairo marcaron un punto de inflexión en la crisis política en la que está inmerso el país desde hace 10 días. El estallido de violencia sumió a la ciudad en el caos absoluto, cuando partidarios del presidente irrumpieron entre los manifestantes, montados a caballos y camellos, portando barretas de hierro y arrojando cócteles molotov, bajo la mirada pasiva de los militares apostados en los tanques y la ausencia total de policías, que estos días limitan sus funciones a dirigir el tráfico y custodiar algunas embajadas.
Más allá de las víctimas fatales y heridos que se siguen sumando a la tragedia, el episodio de ayer fue una señal de los partidarios del régimen de su respaldo al acosado mandatario, cuyo gesto del día anterior de renunciar a la reelección no apaciguó los ánimos ni las demandas opositoras. Tampoco desminuyó la presión internacional. Al contrario, desde Estados Unidos hasta Europa, los presidentes Barack Obama, Nicolás Sarkozy, la Unión Europea y otros hablaron de que llegó la hora de iniciar la recta final de la transición.
Para los analistas, el presidente Mubarak y sus partidarios juegan las últimas cartas procurando controlar la revuelta y ganar tiempo para una salida del poder ordenada y hasta condicionada. La oposición toma sus propias iniciativas y con el aliento de los pronunciamientos de la comunidad internacional llama a otra multitudinaria manifestación para mañana. La vía de los hechos no da paso a la política y la diplomacia lo que redundará necesariamente en una dilación de la solución a la crisis del gigante del mundo árabe y, lamentablemente, la demora solo depara desencuentros y violencia.
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