Duele que Uruguay haya apoyado una resolución absolutamente mentirosa en la ONU

03/Dic/2021

Semanario Hebreo Jai- por Ana Jerozolimski

Semanario Hebreo Jai- por Ana Jerozolimski

Las Naciones Unidas nos tienen curados de espanto hace rato. No es nada nuevo. Aprueban resoluciones mentirosas, tienen una evidente obsesión anti  israelí, y permiten a menudo que fuerzas oscuras y regímenes dictatoriales determinen el curso de los acontecimientos. Pero que Uruguay apoye resoluciones que son una absoluta distorsión de la historia, nos duele en especial. Y sinceramente, nos resulta incomprensible.

Esto sucedió este miércoles al votarse una resolución que recalca que el santuario que los musulmanes llaman Haram al-Sharif es islámico, obviando totalmente que se trata del Monte del Templo, el lugar más sagrado para el pueblo judío. No sólo que es sagrado también para los judíos sino que el Templo sagrado fue erigido allí muchísimo antes del nacimiento del Islam y de la construcción de las mezquitas en las que hoy rezan los musulmanes.

Aprobar una resolución que dice otra cosa, es distorsionar la historia. Mentir descaradamente, como sólo la ONU puede hacer.No concebimos que Uruguay lo haya apoyado.

Además de lo vergonzosa de esta votación, es especialmente lamentable ver la línea palestina de presentar continuamente propuestas de resolución sin fundamento.  Más allá del hecho que emocionalmente el tema nos subleva, me pregunto ¿qué ganan? ¿Mejoran en algo la situación del pueblo palestino al presentar a los judíos como desconectados de su tierra?¿Acaso ganan algo concreto con mentir? Es preocupante, si analizamos el encare, la guerra diplomática que libran continuamente, que no es promisoria por cierto respecto al futuro.

La verdad histórica

Hay incontables pruebas del vínculo judío con Jerusalem y el Monte del Templo. Y no nos referimos siquiera al Tanaj (la Biblia, el Antiguo Testamento) , la fuente más antigua por cierto, sino a investigaciones históricas y pruebas arqueológicas.

Recordamos una entrevista que realizamos años atrás, en el 2007, al Dr. Gaby Barkai de la Universidad de Bar Ilan. El y sus alumnos habían hurgado en grandes cantidades de “basura” que las autoridades islámicas en el monte sagrado (“Waqf”) habían tirado a un valle, sacadas del lugar en el que cavaron para la construcción de una enorme mezquita, la más grande en dicho sitio, conocida hoy como “las caballerizas del Rey Salomón”.

Barkai contó que el noviembre de 1999, el Waqf cambió de hecho el status quo que había regido en el lugar durante cientos de años en los que no se hacía excavaciones en el monte por lo delicado del lugar. “Pero ellos cavaron una fosa enorme de 12 metros de profundidad , 40 de largo y 30 de ancho, de la que sacaron cientos de camiones de  tierra y polvo que fueron tirados al valle Kidron”, nos contó. “Allí había elementos  arqueológicos sumamente importantes. Esos trabajos fueron llevados a cabo destruyendo valores culturales.”

El waqf islámico desmintió  las acusaciones israelíes  pero  el Dr Barkai insistía: no hay duda alguna que la tierra que él estaba estudiando, podía haber salido únicamente del Monte del Templo.

Y entró en detalles: “Entre los restos, de lo más interesantes, son los relacionados a las guerras libradas en el lugar. Tenemos puntas de flechas de la época de la conquista de Nabucodonosor, Rey de Babilonia, que destruyó el primer templo en el año 586 A.C.  Tenemos cabezas  de flechas de las batallas de Iehuda el Macabeo contra los seléucidas en el Monte del Templo. También tenemos bolas de acero utilizadas por el ejército seléucida en Jerusalem, así como también una punta de flecha disparada por una máquina de Tito en el primer siglo.Tenemos restos impresionantes de todos los períodos en la historia de Jerusalem y del Monte del Templo”.

El Dr. Barkai recalcó ante todo  lo ilegal de las grandes excavaciones llevadas a cabo por el Waqf islámico en el lugar, pero admitió que de hecho ello le permitió acceder, al recoger las toneladas de basura tirada en el valle Kidron, la tierra que hoy investiga y en la que ha encontrado lo que llama “tesoros arqueológicos”.

“El polvo sacado del monte del templo fue sacado por razones políticas, como algo que no se precisaba, pero de hecho está repleto de historia. Y lo que para uno es basura, para otro puede ser como perlas y oro, para armar el cuadro histórico tan apasionante de la historia de Jerusalem”.

Sacaron del lugar en camiones unas 12.000 toneladas de tierra que fueron tiradas en el basurero municipal  y luego investigadas detalladamente por el equipo del ya citado Barkai.

Consultamos en su momento también a la arqueóloga Dra. Eilat Mazar, hoy lamentablemente fallecida. “También estudiosos musulmanes, en distintas épocas, eran conscientes de la historia de Jerusalem y la reconocían. Esta no comenzó en el siglo VII cuando llegó el Islam ni cientos de años antes de ello, sino milenios”, nos dijo Mazar. “Inclusive el “waqf”, el Consejo Musulmán Supremo, publicó en los años 30 una guía del “Haram al-Sharif”, el Monte del Templo.  Allí hablan del “Templo de Salomón” y se refleja plena conciencia de la historia del lugar y del hecho que el lugar de Haram al Sharif es donde estaba antes del Templo de Salomón y luego el Segundo Templo”.

Es más: fue precisamente por la conciencia acerca del lugar en el que había estado el Templo judío sagrado, que los musulmanes construyeron allí las mezquitas: porque el lugar ya era sagrado.

Preguntamos a Mazar qué opinión le merece el intento de desconocer el vínculo judío con Jerusalem. “Si uno quiere hacer provocaciones, puede decirlo, pero es inconcebible, es como cerrar los ojos”, respondió.” El vínculo es histórico y muy fundamentado, acompañado de numerosas pruebas arqueológicas”. Y Mazar agrega que del lado judío, jamás oyó que algún experto intente minimizar el vínculo musulmán con Jerusalem.

El problema central de fondo es que  los árabes en general y los palestinos en particular, intentan borrar el vínculo histórico judío con la Tierra de Israel y con la propia Jerusalem , y tienen  el tupé de usar a la comunidad internacional para ello, aprovechando las mayorías automáticas en sus foros.

Desconocen increíblemente (sabiendo que con ello mienten), las numerosas constancias arqueológicas de ese vínculo milenario, pruebas concretas halladas en el terreno en excavaciones profesionales. Desde piedras con inscripciones hebreas del siglo IX AC halladas ya años atrás, hasta el sello bíblico del rey Ezequías , descendiente del Rey David, que gobernó desde Jerusalem en el siglo VIII AC . Eso es exactamente 15 siglos antes del nacimiento del Islam.  Y muchos, muchos más. Este sello aquí mencionado fue hallado en las excavaciones del Ophel, cerca del Monte del Templo, unas de las varias que los musulmanes exigen, a través de la UNESCO, que Israel detenga.

¿Por qué lo exigen? Porque saben que si continúan, seguirán hallándose constancias claras de la milenaria presencia judía en Jerusalem, muchísimo antes de la construcción allí de las mezquitas, muchísimo tiempo antes, inclusive, del nacimiento del Islam.

Probablemente la prueba más contundente de la existencia histórica del Templo en la antigüedad y de la presencia judía que el imperio Romano intentó destruir en Judea, tal como se le llamaba entonces (la tierra de los judíos, era su significado), es la que dieron los propios romanos. Tras destruir el Templo Sagrado en el año 70, los romanos se llevaron a Roma los tesoros del templo .Entre ellos se destacó la propia Menora, el conocido candelabro, que estaba dentro del santuario judío. La sacaron del Templo y la llevaron a Roma, como señal de la victoria romana sobre los judíos.

La representación de ello se la puede ver también hoy, en la Via Sacra en Roma, al sureste del Foro Romano, en el  así llamado Arco de Tito. En realidad, fue construido por el  Emperador Domiciano tras la muerte de su hermano mayor Titus, para conmemorar las victorias de Titus y en especial el Sitio de Jerusalem en el año 70.

Y ahora nos preguntamos si acaso  la Autoridad Palestina llegará a considerar  que amerita demandar a Italia por tener en su capital una prueba histórica de algo que ellos alegan nunca existió: el Templo judío de Jerusalem.