Dos pintores, dos judíos, dos amigos.

13/Dic/2017

Milim Cultural Nº 268

Dos pintores, dos judíos, dos amigos.

Uno era un italiano, oscuro y apuesto,
sociable, aunque con una tendencia a excederse con el alcohol, las drogas y las
mujeres. El otro vino de la provincia de Minsk, era conocido por sus modales
groseros y por su poca higiene personal. Ambos eran judíos y, en los primeros
años del siglo XX, ambos se mudaron a París, que era en gran medida el centro
del mundo del arte, con el fin de avanzar en sus carreras artísticas.
Allí se conocieron y se hicieron buenos
amigos. Ahora, las obras del artista italiano Amedeo Modigliani, y del lituano
Chaim Soutine se pueden ver en dos exposiciones diferentes en Londres.
Modigliani había nacido en Livorno en 1884
en una familia judía de clase media que recientemente se había declarado en
bancarrota, se mudó en 1906 a París, donde vivió hasta su muerte a la
trágicamente joven edad de 35 años de meningitis tuberculosa. La exposición
reúne cerca de cien obras de su autoría, incluyendo una serie de esculturas que
realizó al principio de su carrera antes de que su mala salud y la falta de
recursos financieros le hicieran imposible continuar tallando en piedra.
Lo más destacado de
la exhibición será la inclusión de diez de sus famosos y provocativos desnudos.
Modigliani pintó a sus hermosas modelos que demuestran hallarse completamente a
gusto con su desnudez y en poses particularmente sensuales. Estas obras
causaron gran indignación cuando se mostraron en 1917, probablemente debido a
su vello corporal, tanto que la policía censuró la exhibición por indecencia.
Las reacciones hoy en día son muy diferentes. Una de estas series se vendió por
113 millones de libras en una subasta en 2015, convirtiéndola en una de las
obras de arte más caras del mundo. Según la curadora de la exposición,
“Modigliani es un artista muy popular, muy querido por el público en
general. Pero su trabajo merece ser estudiado y revisitado. No ha habido una
exhibición importante de su trabajo aquí, en Londres, desde 1963. Es oportuno
que el público en general vuelva a ver el trabajo y lo observe con una nueva
mirada”.
La exposición contará con varios retratos
de Modigliani de otros artistas que vivían en París y que eran amigos suyos. La
mayoría eran extranjeros, entre ellos el mexicano,Diego Rivera y el español,
Pablo Picasso, algunos eran judíos, como el escultorJacques Lipchitz y el
pintor Moise Kisling. Muchos artistas judíos de Europa del Este se mudaron a
París para escapar del antisemitismo en sus países de origen. Modigliani
mantuvo estrechas amistades con muchos de ellos. “Estaba muy orgulloso de
su judaísmo al que proclamaba públicamente. Fue parte de la comunidad artística
judía pero también se sentía un poco diferente ya que fue la primera vez, en
París, donde experimentó el existente sentimiento antijudío” dice
Fraquelli.
Chaïm Soutine era el mejor amigo de
Modigliani. Algunos encontraron esta amistad sorprendente, ya que provenían de
entornos tan distintos y tenían personalidades muy diferentes. Soutine fue el
décimo de los once hijos de un sastre profundamente religioso y creció en la
aldea predominantemente judía de Smilovitchi. Se metió en problemas cuando
dibujó el retrato de un anciano religioso. Cuando los hijos del hombre se enojaron
por haber reproducido su imagen y lo golpearon, su madre exigió y recibió, una
compensación.
Con los rublos adquiridos, Soutine dejó su
lugar de nacimiento para estudiar arte en otro lugar, primero en Minsk, luego
en Vilna, y finalmente llegó a París en 1913. Hay muchas historias sobre el mal
genio de Soutine y su escasa higiene personal, entre ellas, la que cuenta que
se descubrió que el severo dolor de oídos que padecía era causado por una
chinche que se había alojado en su oreja y que un médico tuvo que extraerle.
Quizás sus obras más famosas son las pinturas de reses muertas de 1925. La
carne que usaba como modelo comenzó a atraer a las moscas y sus vecinos se
quejaron a las autoridades sanitarias sobre el fuerte olor existente. Cuando
visitaron el estudio de Soutine, este logró convencer a las autoridades para
que le permitieran conservar sus modelos en su casa, pero le enseñaron a
inyectar la carne con formaldehído para detener la descomposición.
Soutine fue presentado a Modigliani en 1915
y Modigliani animó a su marchand 
Zborowski para que apoyara a su nuevo amigo. Barnaby Wright, curador de
la exposición Soutine dice que esa amistad “fue absolutamente vital en un
momento en que Soutine necesitaba un amigo. Pocas personas creían en él cuando
llegó a París. Y, es muy conocido que
Modigliani en su lecho de muerte, le dijo a Zborowski: ‘No te preocupes, con
Soutine te dejo un genio’ “.
La exposición en la Galería Courtauld se
centra en los retratos que Soutine pintó de hombres jóvenes que trabajaban en
los hoteles y restaurantes. Es la primera vez que estos trabajos han sido el
eje de una gran exposición y la primera en Gran Bretaña dedicada al artista
durante 35 años. Wright sugiere el motivo porque se sentía tan atraído por
estos temas.”Tal vez porque se identificó con muchos de ellos, ya que
eran, como él, inmigrantes tratando de abrirse paso en la sociedad francesa.
“Creo que fueron un desafío pictórico para él, tanto por sus personajes y
los colores de sus uniformes, como por el desafío básico que existe en un
retrato para encontrar y representar a cada personalidad individualmente, por resistirse a pintarlos
simplemente como tipos genéricos”.
Mientras que la muestra es más pequeña que
la exposición Tate con 21 obras, cada pintura es absolutamente magnífica, el
uso del color y textura de Soutine crea imágenes de jóvenes que parecen viejos
antes de tiempo, lo que sugiere hasta cierto punto el envejecimiento prematuro
que trae el trabajo duro. Algunos parecen nerviosos mientras que otros
“despliegan” sus piernas, llenando con confianza el lienzo. El
trabajo de Soutine fue muy influyente en la
siguiente generación de artistas judíos que pintaba en Londres. Lucian
Freud, Leon Kossoff y Frank Auerbach,todos mencionan a Soutine como una
influencia clave.
Una de estas pinturas sacó a Soutine de la
pobreza en la que vivió durante la primera década de su estada en París. En
1923, el coleccionista estadounidense Albert C. Barnes vio una de las pinturas
al pastel de Soutine y quiso ver más producciones del artista. Compró unas 50
obras en el acto, creando así una reputación de la noche a la mañana para
Soutinea. Con su riqueza recién obtenida, Soutine pudo quedarse en los hoteles
y comer en los restaurantes donde encontró nuevos modelos para sus pinturas.
Desafortunadamente, el estilo de Soutine
provocó fuertes sentimientos xenófobos, como explica Wright. “La gente en
Francia identificó muy rápidamente a Soutine como a un judío marginal, en tano
que, para sus admiradores eso fue algo muy emocionante. Era la visión  de alguien que realmente podía inspirarse en
la tradición francesa para cuestionarla desde la perspectiva de un marginal, y
que por lo tanto no observaba la cómoda posición de mantenerse dentro de los
patrones establecidos. Para sus detractores era imposible asimilar su trabajo
dentro de la tradición francesa. Las críticas a Soutine, los ataques que
recibía eran precisamente por ser un extranjero, judío nada menos, sostenían
que su arte era feo y monstruoso”.
Interrogados los curadores de las dos
exposiciones sobre la posibilidad de que ambos artistas se hayan influido
mutuamente,  Fraquelli menciona que,
antes de que Soutine comenzara sus pinturas, “Modigliani ya pintaba a
jóvenes como El Joven Campesinoincluido en la exposición y Soutine pudo haber
estado influido por esas imágenes cuando comenzó más tarde a pintar sus
retratos de cocineros y trabajadores de hoteles. Pero Soutine estaba pintando
paisajes en el sur de Francia y Modigliani, por un breve momento, pintó
paisajes también, aunque solo conocemos a cuatro de ellos”.
Entonces, en ese caso, existe la
posibilidad de que Modigliani fuera influido por Soutine. Wright agrega que
“a primera vista”, su trabajo es muy diferente.
Soutine es muy expresivo, Modigliani es más
monumental y estilizado, pero ambos artistas muestran un profundo compromiso
con sus modelos y su disposición a distorsionar la figura; en el caso de
Modigliani alarga y estira las caras inspirado quizás por la escultura africana
y Soutine se obsesiona con cosas tales como las características y los rasgos de
una oreja y enfocándose solo en eso”.