Dos misiones imposibles a la vez

02/Sep/2010

Dos misiones imposibles a la vez

Dos misiones imposibles a la vez
Thomas Friedmann
The New York Times
Si por algún milagro las conversaciones de paz de esta semana terminan en una solución con la creación de dos Estados, y los sunnitas y los chiitas iraquíes logran redactar su propio contrato social para vivir juntos, podríamos imaginar un Medio Oriente liberado de la extenuante presión de las interminables guerras entre árabes e israelíes y de los autocráticos regímenes árabes.
El presidente Barack Obama se está embarcando en algo que yo nunca vi antes: dos misiones imposibles al mismo tiempo. Me refiero a un esfuerzo simultáneo destinado a resolver los dos conflictos más enconados de Medio Oriente: el enfrentamiento palestino-israelí y el conflicto entre sunnitas y chiitas en Irak. Concedámosle crédito, al hombre no le falta audacia. Yo les proporcionaré la esperanza. Pero, chicos, no intenten lo mismo en casa.
Si por algún milagro las conversaciones de paz de esta semana terminan en una solución con la creación de dos Estados, y los sunnitas y los chiitas iraquíes logran redactar su propio contrato social para vivir juntos, podríamos imaginar un Medio Oriente liberado de la extenuante presión de las interminables guerras entre árabes e israelíes y de los autocráticos regímenes árabes.
Obama merece crédito por contribuir a alentar estas oportunidades. Pero tanto él como la secretaria de Estado, Hillary Clinton; el presidente palestino, Mahmoud Abbas; el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y los líderes recientemente electos de Irak deben subir su apuesta para aprovechar este momento? porque si no lo harán sus oponentes.
Precisamente porque hay tanto en juego, las fuerzas de la intolerancia, el nacionalismo extremo y el oscurantismo religioso de todo Medio Oriente se jugarán el todo por el todo para asegurarse de que tanto el proceso de paz israelí como el iraquí vayan al fracaso. Los opositores quieren destruir la idea de una solución de dos Estados para israelíes y palestinos, para que Israel se queden empantanado en una ocupación permanente de Cisjordania, al estilo apartheid, que socava la democracia. Y quieren destruir la idea de una solución de un Estado único para los iraquíes y mantener al país fracturado, para que nunca se convierta en una coherente democracia multisectaria que podría ser un ejemplo para otras naciones.
Espero que una de mis reglas personales sobre Medio Oriente demuestre ser errónea: la que afirma que en esa región los extremistas llegan muy lejos y los moderados tienden tan sólo a irse muy lejos.
Obama estuvo bien al mantener su agenda para el retiro de las tropas de Irak. Los políticos iraquíes deben sostenerse solos. Pero es una situación difícil. El presidente no será recordado por el momento en que nos vayamos de Irak, si no por lo que ocurra después de nuestra partida. Eso queda en manos de los iraquíes, pero sigue siendo de gran importancia para nosotros.
De manera que debemos conservar allí suficientes fuerzas diplomáticas, de inteligencia y fuerzas especiales, así como unidades de entrenamiento. Porque todos los extremistas están redoblando su apuesta. La semana pasada, insurgentes alineados con Al-Qaeda se jactaron de matar a 56 iraquíes. El martes, extremistas palestinos asesinaron a cuatro colonos israelíes en Cisjordania; Hamas se atribuyó la responsabilidad con orgullo. En Israel, el rabino Ovadia Yosef, del partido ultraortodoxo Shas, dijo que esperaba que el presidente palestino y su pueblo murieran.
Créanme, eso es apenas limpiar las armas. Esperen hasta que tengamos algún acuerdo. Incluso si Israel accede a intercambiar tierras con los palestinos y consigue que el 80% de los colonos judíos de Cisjordania se queden allí, eso implicará que 60.000 colonos deberán retirarse. Israel tuvo que emplear 55.000 soldados para retirar a 8100 colonos de Gaza, que nunca fue parte de la Tierra de Israel.
Imaginen el momento en que el ejército israelí de hoy, cuyo cuerpo de oficiales está cada vez más integrado por sionistas religiosos que apoyan el movimiento de los colonos, reciba la orden de retirarlos de Cisjordania.
Nada de todo esto es un motivo válido para no seguir adelante. Es un motivo más para lograrlo. Hay mucho detestable en la guerra de Irak. Los costos nunca equivaldrán al resultado esperado, pero ese resultado sigue siendo de la mayor importancia: el esfuerzo para construir un gobierno decente y consensuado en Irak es el proyecto democrático más importante del mundo de hoy. Si los sunnitas, kurdos y chiitas logran redactar un contrato social por primera vez en la historia árabe moderna, eso significa que una democracia viable no sólo es posible en Irak sino en todas partes de la región.
“Irak es la Alemania de Medio Oriente”, dice Michael Yopung, editor de The Beirut Daily Star . “Está en el corazón de la región y afecta a todo lo que lo rodea: la población multiétnica y multisectaria del país representa a todas las comunidades de la región. En este momento, lo que ocurre en Irak representa las peores tendencias de la región, pero si se logra que el acuerdo funcione, podría representar las mejores.”
Yitzhak Rabin solía decir que procuraría hacer la paz con los palestinos como si no existiera el terrorismo y que combatiría el terrorismo como si no existiera el proceso de paz. Ese enfoque dual es el que tendrán que adoptar los iraquíes, árabes, palestinos e israelíes moderados. Mao dijo que la revolución no es una invitación a cenar, y tampoco lo es introducir un cambio revolucionario en Medio Oriente. Espero que las fuerzas de la moderación estén a la altura del desafío. Los malos no darán tregua. Saben lo que está en juego, y llegarán muy lejos.